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:ritus conversaban con las desnudas brujas. Brotaba

de la inmensa y fecunda m.atriz natural un rico y ex– traño simbolismo. y el artista autóctono, al influjo del sol y de la ti1erra. labraba los esbozos de llas crea– ciones imaginativas. las máscaras de las rudas divini– dades. El primitivo arte de América 59 da la mano con el japonés por el dragón y el sapo, por las qui– méricas bocas dentadas y los gestos monstruosos: con el egipcio, por sus momias y sepulcros: con el asirio, por las grandes. fantásticas bestias formadas en la piedra bruta, con el griego y el eausco, por sus án–

foras esbeltas, 'Sus !iSleros vasos. las curvas y redon– deces de su cerámica, con el galo. por sus hachas de cobre; con el indio oriental. por las múltiples y ag1,o. meradas florescencias de piedra de sus torres y mO– numentos.

La serpiente toca el prístino sentido estético con

IoU escamosa. brillante y coloreada armadura y SU irr-e– sistible influencia de animal mágico. Es la et~rna fi– gura de ]¡a eterna Poesía fatal. En el Génesis encar– na al demonio y es maldecida por el Eterno Padre. símbolo del infinito Bien. En el ciclo poético de Gre– cia Ee acerca a la cuna de Herakles y es desp1dazada por el robusto dios. esto es, por la poderosa Fuerza. En el mi'Siicismo cristiano destroza su cabeza re. reina Maria. la divina Virgen. :esto es. el Ideal. En fa trs– dición americana. sobre el cactus espinoso, a los' ojos de una vigorosa casia, es destrozada POT el águila. o sea por la Libertad. El cocodrilo es también alimaña ornamental. con su ferocidad canada, sus dientes agudos y las férreas conchas de su capata.zón: tiene de la serpiente. ~a la tortuga y de la roca, dulces ojos húmedos y llanto. Asimismo la iguana, tan seme– jante en su forma a la flera de las aguB'5, figure. en las asas de los jarrones o en las cubierta.s o tapas de los ca.charros.

La zoolatría primero y la astrolatría después. constituyen la religión. Hay para los dioses cánticos

y sacrificios. Las artes están rcepresentadas por perso– najes sagrados como entre los griegos, Entre los ame· tIcanos. 'la poesía se encama en Ahkinxooc: Xocbillm es la musa del canto y Pizlimtec la de la música. La marimba manifiesta el sentimiento de la armonía eufónica en el indio. En ese rudo instrumento están todos los tristes ecos de la montaña., las candones de la choza primitiva. la suavidad del campo en el buen tiempo. o el gritO' del amor indómito y el lamento de las más hondas amarguras. La marimba parece ser inventada por aEgún fo.rmidabte y salvaje Pan det-mun do de Occidente, errante conoc!!dor de las tristezas. ansias. duelos y victorias de las tribus, padre de la nativa americana poesía. El tepanahuaste de la Amé– rica Central -teponaxtli de los mexicanos. túnduli de las tribus del Ecuador- es el tímpano del bosque: al golpe de la mano del indígena da nacimiento a la ca– dencia. al compás, acompaña las danza'S. El pito de barro. con dulces voces de ocarina, daba vida al cán– tico. y el cántaro gemebundo de los peruanos atraía los siniestros genios de la muerte y del espanto.

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En tierra de Nicaragua, después del tiempo en que los hombres erraban, cazadores y pescadores, sin :rumbo fijo ni civilización alguna;. apal'ece el comienzo de una era d~ progreso. Es la influencia del indio del Norte. la cultura de los votánides qUe llega. Las tri. bus invasoras traen sus cultos. sus rituales. sus artes

y su' lengua. Antes los nicaraguas, o nicaragüenses, ha.. bían invadido las costas orientales y "habían barrido la vieja cultura de Quitigua, Copam y Pa}¡smke", A

DU vez la civilización llegó y levantó su templo en el

país de los mangues.

La luz de un culto la llevaron los votánides, hijos de Tepanaguaste. "el señor del: árbol seco".

El cholotegano o mangue recibió la influencia meca y nahoB. Los: nahoas introducen sus costumbres. sus ritos, su poesía, sus jerogUficos, sus músicas, sus danza'S, el libro de pergamino y la urna cineraria.

Bovallius, eJ sabio sueco, en una reducción que presenta en la Exposición H~stót¡co·Americana, ha re. construido un, templo nicaraguB., en vista de los restos que de las antiguas construcciolb3s Squier y él encon. traron en las islas del gran lago de Nicaragua. Es el templo elípUco. y su techo está sostenido por miste. riosas cariátides s'Sdentes. Ellas son la representación de sobrenaturales 'Seres. /esculpida toscamente en obs. curos monolitos basátticos. pOI la mano del fe':tichis– tao Los grandes ídolos tienen el aire de los orientales dioses de piedra, en uno haIlaréis como una vaga re'– minisoancia del sonoro Meml,lóm en otro algo de lo asirio o de lo fenicio; en todos el hieratismo de las es– cul1uras rituales de los nahuas.

Los viejos indios, como sus desc~ndiente,s de hoy, amaban los pájaros. las resinas y plantas bien olientes que perfumaban sus incensarios, lss flore5 de aqUell1as pródigas y lujosas campiñas. Tenían la noción de la gracia. y en cuanto a la fuerza, son de noiar sus es. peciales gimnásticas. como aquellas de que habla el transparente Oviedo.. con CJU.3 celebraban los idóla– tras las fiestas de su Cares salvaje. el dios del cacao, o las maneras con qUe domaban las más feroces ali– mañas de sus montes y selvas. o las bregas ouerpo a cuerpo en que descollaba algún violento y forzudo

tapaJiui,

Tinta roja y negra era la empleada por los nica. :raguas para escribir en sus libros de piel con su pin–

10~esco modo figurativo. Los mismos colores adornan su a1fare~ia, en símbolos, jeroglíficos y meandros. H3 dicho antes de la fiesta religiosa al dios del cacao. Los otros productos de la 1íel'fa tenían asimismo sus divinidades y a ellas se dedicaban. en los regocijos bulliciosos, locas saturnales. celebraciones semejaotas a la!. clá&icas y pomposas. que en honor de Ceres y

Dionisia c8'lebraban los paganos en G~ecia y Roma.

En la ornamentación personal empleaban los ta– tuajes de vivos matices, sobl'lesaliendo el color negro del tiel, que dejaba su estigma imborrable donde el

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