Page 109 - RC_1967_09_10_N84_85

This is a SEO version of RC_1967_09_10_N84_85. Click here to view full version

« Previous Page Table of Contents Next Page »

DESCUBRIMIENTO

DE CENTROAMERICA

FRAGMENTOS DE LA CUARTA CARTA DE COLON

12 SEPTIEMBRE' 6 FEBRERO - 1502-1503

DE ALLI CUANTO PUDE NAVEGUE A LA TIERRA FIBME, ADONDE ME SA– LlO EL VIENTO Y CORRIENTE TERRIBLE AL APOSITO; COMBATl CON ELLOS SESENTA DlAS. y EN FIN NO LE PUDE GANAR MAS DE SETENTA LEGUAS. EN TODO ESTE TIEMPO NO ENTRE EN PUERTO, NI PUDE NI ME DEJO TOR– MENTA DEL CIELO, AGUA Y TROMBONES Y RELAMPAGOS DE CONTINUO, QUE PARECIA EL FIN DEL MUNDO. LLEGUE AL CABO GRACIAS A DIOS, Y DE ALLI ME DIO NUESTRO SEROR PROSPERO EL VIENTO Y CORRIENTE. ES– TO FUE A 12 DE SEPTIEMBRE. OCHENTA Y OCHO DlAS HABlA QUE NO ME HABlA DEJADO ÉSPANTABLE TORMENTA, ATANDO QUE NO VIDE EL SOL NI ESTRELLAS POR MAR: QUE A LOS NAVIOS TENIA YO ABIERTOS, A LAS VELAS ROTAS Y PERDIDAS ANCLAS Y JARCIA, CABLES, CON LAS BARCAS Y MU– CHOS BASTlMENTOS, LA GENTE IlIUY ENFERI\IA Y TODOS CONTRITOS Y MU– CHOS CON PROMESAS DE RELIGlON y NO NINGUNO SIN OTROS VOTOS NI ROMERIAS. MUCHAS VECES HABlAN LLEGADO A SE CONFESAR LOS UNOS A LOS OTROS. OTRAS TORMENTAS SE HAN VISTO, MAS NO DURAR TANTO NI CON TANTO ESPANTO. MUCHOS ESMOREClERON, HARTO Y HARTAS VE· CES, QUE TENIAMOS POR ESFORZADOS. EL DOLOR DEL FIJO QUE YO TENIA ALLI ME ARRANCABA EL ANIMA, Y MAS POR VERLE DE TAN NUEVA EDAD DE TRECE AROS EN TANTA FATIGA Y DURAR EN ELLA TANTO. NUESTRO SEROR LE DIO TAL ESFUERZO QUE EL AVIVABA A LOS OTROS Y EN LAS OBRAS HACIA EL COMO SI HUBIERA NAVEGADO OCHENTA AROS, Y EL ME CONSOLABA.

Llegué a tierra de Carlay, adonde me detuve a remediar los navíos y bastimentos y dar aliento a la gente, que venía muy e

muchas veces a la muerte, allí supe de las minas del oro de la provinoia de Ciamba, que yo buscaba. Dos indIos me llevaron a Carambaru, adonde la gente anda desnuda y al cuello un espejo de oro, mas no le querían vender ni dar a trueque. Nombráron· me muchos Jugares en la costa de la mar, adonde decían que había oro y minasj el pos·

trero era Veragua, y lejos de allí obra de veinticinco leguas. Partí con intención de

los tentar a todos, y, llegado ya el medio, supe que había minas a dos jornadas de au· dadura. Acordé de inviarlas a ver víspera de San Simón y Judas, que había de ser la partida. En esa noche se levantó tanta mar y viento que fue necesario de correr

haci~ adonde él quiso; y el indio adalid de las minas siempre conmigo.

En todos estos lugares adonde yo había estado fallé verdad todo lo que yo había oído: esto me certifioó que es así de la provincia de Ciguare, que según ellos es des– crita nueve jornadas de andadura por tierra al Poniente: allí dicen que hay infinito oro y que traen cOlales en las cabezas, manillas a los pies y a los brazos de ello y bien gordas, y de él, sillas, arcas y mesas las guarnecen y enforran. También dijeroD que las mujeres de allí traian collares colgados de la cabeza a las espaldas. En esto que yo digo, la gente toda de estos lugares conoiertan en ello, y dicen tanto que yo sería contento con el diezmo. También todos conocieron la pimienta. En Ciguare usan tratar en ferias y mercaderías: esta getne así lo cuentan, y me amostraban el modo y forma que tienen en la barata. Otrosí dicen que las naos traen bombardas, ar· cos y flechas, espadas y corazas, y andas vestidos, y en la tierra hay caballos, y usan la guerra, y traen ricas vestiduras y tienen buenas cosas. También dicen que ]a mar boja a Ciguare, y de allí a diez jornadas es el río de Cangues. Parece que estas tie· rras están con Veragua como Tortosa con Fuentcrrabía o Pisa con Venecia. Cuando yo partí de Caramburu y llegué a esos lugares que dije, fallé la gente en aquel mis mo uso, salvo que los espejos del oro quien los tenía los daba por tres cascabeles de gavilán por el uno, bien que pasaSen diez o quince ducados de peso. En todos sus u· sos son como los de ]a Española. El oro cogen con otras artes, bien que todos son nada con Jos de los cristianos. de la mar y del cielo: allí acordé de no volver atrás 8

las miDas y; dejéJas ya por ganadas. Partí, por seguir mi viaje, lloviendo; llegué a puerto de Bastiiilentos

J

adonde entré y no de grado. La tormenta y gran corriente

(105)

Page 109 - RC_1967_09_10_N84_85

This is a SEO version of RC_1967_09_10_N84_85. Click here to view full version

« Previous Page Table of Contents Next Page »