This is a SEO version of RC_1967_09_10_N84_85. Click here to view full version
« Previous Page Table of Contents Next Page »te, O sea: las INDIAS.
"Se decía que era cosa divina, más que hu– mana el hallar esta ruta desconocida para ir a O·
riente".
refiere el joven Sebastián Cabot, después famoso navegante, que se encontraba, por entonces. en Lan·
dres con su padre, y, añade:
"No se hablaba de otra cosa en la corte de In· glaterra"•
En realidad podríamos afirmar, que al hecho mismo del alumbramiento de un nuevo continente, le gana en importancia histórica la noticia oficiosa.. mente difundida de su descubrimiento. Cierto es, que m~chos otros pudieron preceder a la expedición colombina y posar planta en el hemisferio Deciden'– tal, aunque como no dejaron constancia de sus na–
vegacio~esJ para el resto del mundo quedaron igno–
rado~ los resultadQs prósperos o adversos de Su for tuna.
Más a~, se han do~umentado diversas expedi– ciones que llegaron a tocar tierra del nuevo con– tinente. antes del 1492, pero COmo la intención de los navegantes era exclusivamente la de beneficiar– se cOn el ejercicio de la pesca, y en todo caso de influencja, meram~nte part.icular, las circunstancias en que se desarrollaron tales expediciones no tras– pasaron el límite de los intereses particulares de los protagonistas, sin que movieran el interés de los pueblos.
Otra cosa fué la empresa que capitaneara Co– lón en nombre y mandato de sus altezas los Reyes Católicos de España. Mucho antes de que la Plilta. la Niña y la Santa María lucieran las galas de sus velámenes bordeando las costas del mar de las An– tillns, se habia negociado y capitulado formalmen– te entre los Soberanos de España y el futuro Pri– mer Almhante de la Mar O"éana, quien recababa la ayuda de los Monarcas para realizar sus proyec– tos de navegar el mar Atlántico en dirección Oeste, donde ya había descubierto, y pensaba descubrir grandes islas; llegar finalmente á los reinos del Gran Can, y establecer relaciones COD este imperio.
Don Cristóbal Colón en virtud de las Capitula– ciones firmadas en la villa de Sarita Fe de la vega de Granada el 17 de abril de 1492, se amparaba en la soberanía de los Reyes de España, para que la proyectada expedicion ultramarina gozara de las prerrogativas de una empresa nacional, y sus resul– tados fueran respetados por todas las demás nacio– Des que comprendían la Cristiandad. Así lo expre– sa el A.lmirante en su "CARTA", cuando ex~lama
en los preliminares de la relación:
u ••• pasé a las Indias con la armada que los
ilIustrisimos Rey é Reyna NUESTROS sno.
RES me dieron. . ."
es decir, que se incluye él mismo l.omo súbdito de los Monarcas de España y actúa seguidamente como mandatario de los mismos:
H ••• y dellas todas he tomado posesión por sus AlR tezas con pregon y vandera lleal extendida y non me fué contradicho..•"
Al difundirse el comunkado que informa a la Cristiandad el hallazgo de grandes Islas y nUevos te– rritorios en el hemisferio occidental, y su toma de posesión formal por los Reyes de España, adquiere carácter efectivo y público el acto simbólico, aun– que real, que tuvo Jugar en las playas de la prime– ra isla encontrada, y como la cont"faiUcción· postuR lada en el mensaje no ha levantado en su contra nin– guna voz autori~ada, sino genelal asentimiento y oonfirmación por la suprema autoridad del Romano Pontífice. la anexión histórica pOl" España de aquella parte del mundo quedó para siempre protocolada ante el derecho público de las naciones, qne justo es d~cir, jamás se han opuesto a lo que el AlmIran– te de las Indias, daba por consUmado en aquella memorable ocasión, a la que pone genial colofón en su Carta con estas proféticas palabras:
...no solamente la España slno todos los cristianos tendrán aquí tefrigerio y ganancia..,"
•••
La "CARTA DE COLON" en su forma impresa, publicada y difundida a los cuatro vientos, constitu– ye, no solamente como pudiel a creers~ el testimo– nio fidedigno de un hecho hJstórico trascendentalísi~
mo, sino el AGENTE MISMO o ACTO EN SI, que provoca el ciclo histórico que envuelve toda la era moderna, en la que nos tooa vivir.
No es de extrañar, pues, que sobre esta HCAR– TA" se haya escrito tanto (1a bibliografía de la "CARTA DE COLON" cuenta con centenares de tta bajos) durante el siglo XIX y lo que va transcu– rrido del XX, por los americanistas de mayor re– putaoión, que prestan a sus investigaciones un ca– ráoter tan rigurosamente científico, como exige el estudio y valoración de cada palabra y cada cir
w
constancia del mensaje, eual si este equivaliera. a un ACTA levantada entre las dignidades notariales de varios paíse,s. que negociaran un asunto de íntl0· le capital para los pueblos.
La uCARTA DE COLON" a pesar de su estilo oficioso y necesariamente grave, tiene un carácter eminentemente popular, y aún diríamos sin disimuR lar el énfasis: MULTITUDINARIO. El Almirante se dirige intencionalmente a toda la Cristiandad, que "debe tomar alegría y facer ~ grandes fiest~s",
(103)
This is a SEO version of RC_1967_09_10_N84_85. Click here to view full version
« Previous Page Table of Contents Next Page »