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Y dónde está
nes que explicon el hecho porque, a pesar de ciertos esfuerzos, fa literatura nica es, según recién
lo dijo Cotcioli, una literatura que el mundo ignora
Estas páginas nacieron de una serie de preguntas que, en Nicaragua, nos fueron hechas por los escritores locales, y, en el extranjero, tanto en la América Latina como en los Estados Uni–
dos, por extranjeros, y, no en último !ugar¡ debido a las preguntas que nQs hacíamos nosotros
mismos Este libro, pues, es hecho con el fin de que explique, por lo menos parcialmente, a
los nicaragüenses, de fuera para dentro, y para los demás, de dentro para fuera, por qué las
cosas son así como son, y por qué la líteratura del pals centroamericano es actualmente una de las más importantes del Contiennte
Rubén Daría no nació en Bolivia, o en Paraguay, o en Cuba, simplemente porque sólo
podría haber nacido en Nicaragua, es la voz inconfundible de su tierra, y habla como solamente
un nicaragüense puede hablar Lo mismo sucede con los autores de la generación posterior ISalomón de la Selvd, Azarías H Pallais, Alfonso Cortés), como también con las generaciones que
vinieron después¡ hasta las más nuevas y novísimas
Alguien dijo cierta vez, como chiste, que ciertos poetas nicaragüenses Imuy buenos mas
no de primera categoría) si hubieran nacido en otro país, habrían sido genios. El hecho no es un chiste, y, Dora comprenderlo mejor, basta ver, por ejemplo, el caso de Honduras, cuyo único
poeta de hoy, de real valor, Raúl Elvir Isi erramOs en el número, tal vez habrán, al máximo, uno
o dos más), escribe y vive hace mucho tiempo, casi como nicaragüense, en León
¿Dónde está el gran poeta de hoy en Bo/ivia? ¿Dónde el del Paraguay?
el gran poeta de hoy en el Perú, después de José María Eguren y César Vallejo? el gran poeta de hoy en Santo Domingo, después de Manuel del Cabraf?
Continuando el raciocinio y las preguntn', por qué, después de Daría, Salomón, Azarías
y Alfonso? Y, después de ellos, por qué Joaquín Pasos, José Corpnel Urtecho, Pablo Antonio Cuadra, y después de ellos, por qué, Ernesto Cardenal, Carlos Martlnez Rivas y Ernesto Mejía Sánchez, y, después de e/los, por qué Ernesto G utiérrez y Fernando Silva, y después de ellos,
.001 qué Horacio Peña, Octavio RabIeta, y, en seguida, pOr qué, Beltrán Morales, y otr"s, y siem–
pre otros?
Siguiendo el mismo raciocinio ¿cuál otro país, a no ser Nicaragua, se puede dar el lujo de poseer entre sus últimos I siempre en la halO en que escribimos ), gente como Paul Lehman
y Michele Najlis? Entre sus más -grandes, un vanguardista tan noble, tan fuerte, tan humana,
('amo el muy poco conocido Juan Francisco Gutiérrez, cuyo libro La libertad y el amor, pasó casi bajo silencio, cuando contiene poesías que <1M cualquier otro poís hubieran hecho de él un poeta
de enorme prestigió, lo que Juan Francisto es _entre varios otros.
De todas estas preguntas, y de algunas otras, nacieron estas páginas, que no tienen .ore·
tensión alguna más que la de ser un diario de viaje, mezcla de diario de bordó, notas de lectura,
y aserrín caído de las herramientas con las cuales trabajamos para elaborar una Imagen más clara de esta fiteratura ignorada
No se trata, queremos dejarlo dicho bien claro, de libro de crítica, ni de ensayo Mas gustaríamos que algunos de los pensamientos que aquí van, para otros o para nosotros, puedan servir mañana de materia prima para un fibro de interpretación crítica, que la gran literatura
merece
Claro está¡ que, con ojos nicaragüenses, muchas cosas podrían ser vistas mejor, y aquí
queda la sugerencia para gente como Julio Ycaza Tigerino o Jorge Eduardo Arellano, los más inclinados para trabajos de esta índole, mas también los más silenciosos, cuando se trata de decir
cosas nicaragüenses
Se acostumbra a decir que los países tienen los Presidentes, los maridos las mujeres, y
las mujeres los maridos que se merecen
Lo mismo, o casi, se puede aplicar a la literatura yola cultura de cada pals. tienen el criticó o el intérprete que se merecen
Bien sé que Nicaragua merece vot mejor que fa de este rumano-brasileño-hawaiiano,
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