This is a SEO version of RC_1967_06_N81. Click here to view full version
« Previous Page Table of Contents Next Page »que, con corazón de poeta y mente de crítico, trata de dedicarle lo que tiene de mejor, dándose, casi siempre, cuenta, de que este mejor está por debajo de lo que, en la realidad, debiera.
Si, conscientes de esta realidad, somos persistentes, nuestra persistencia se debe --antes que nada- al hecho de que nos damos cuenta de que, si nuestra voz no se hace oir, si nuestra letra no puede ser leída, la ignorancia de la cual habla Carla Coccioli duraría, por lo menos, el doble ¡
Si no somos críticos ni comentaristas de altura, tenemos por lo menos el consuelo de haber sido indicadores del rumbo que lleva al camino del país cuyos kilómetros cuadrados tienen
el mayor número de buenos poetas del mundo Un indicador, quiero decir, un símbolo con– trario a aquellos mapas donde se dice hic sunt leones
HOMBRES Y SOMBRAS
LA VOZ DE CORINTO
Pocos han sido los poetas a los cuales, durante toda mi vida, me quedé debiendo tantas satisfacciones, como al Padre Azarías H Pallais
Descubriéndolo par primera vez alrededor de 1950 o 1951, en la Antología de Ernesto Cardenal y Odando Cuadra Downing, me dí cuenta de que, colocado en un nivel continental, es–
to es, separado del medio estrictamente nicaragüense, el autor de las Piraterías era uno de los más originales paetas de la lengua castellana
y fue en una serie de artículos en, el Brasil, tal vez los primeros dedicados a lo poesía nicaragüense post-tubendariana y de vanguardia, que analicé esta poesía en la cual la lengua y
la música se unían tan extraña y fascinodoramente, que, después de su muerte, el Padre Pallais
se singulariza todavla más en el panorama poetlco continental
Mas no fue apenas en el Brasil que, usando mis modestas posiciones de dIvulgador ll¡ In–
térprete, presenté la lirica del Padre; en ,evistas editadas en todas partes del mundo por exila– dos rumanos (Río de laneiro, París, Madrid, Albany-USA, Lisboa), como también en Suiza y en Alemania, dí a conocer esta poesÍ'O, presentando, a veces, traducciones al lado de los comen–
tarios
Siguiendo este camino consecuentemente¡ después de la muert" del Padre Pallals, fui el primero en publicar, en 1956, en Río de lanelro, el ensayo Poesía, vida y muerte de Azarías H.
Pallais, limitado no sólo gráficamente (par causas comerciale.s), sino también como medio de in– formación. PrImero, porque el ensayo salia pocos meses. después de la muerte del paeta, en
un país donde su obra era hasta entonces,totalmente desconocida y donde nadie hablo oldo ha– blar de su nombre, segundo, porque en todos portes de lo América Latino era difícil (sino Impo– sIble) obtener dotas completos sobre un escritor como éste, teniendo en cuenta el número limita– do de las ediciones, casI todos agotados por completo Así mIsmo, mI contribución, a pesar de los oriticas que le fueron hechas, pOr razones que, frecuentemente, soy el primero en reconocer, abrió un camino Mas por increíble que pueda parecer, nadie lo continuó hasta hoy, ni en Ni– caragua, ni en ningún otro país de la América Central, por no hablar de España, donde, por mo– tivos obvios, sería normal que, diez años después de lo muerte del poeta, se dijese algo digno de su obra, que tonta honra le dio a lo lengua castellana
Luchando y escribiendo, siempre sigo con mi Padrecito Pallais Lo llevo o todas partes,
como, recientemente, conseguí "amar sobre él la atención 01 gran poeta norteamericano, el mon–
je Thomas Merton, que, después de recibir de Trigueros de León la Antología editada en el
Salvador, me escribió una carta, diciendo que descubría un "Fray Angélico de la Selva" -segu–
ramente una de las más acertados definiciones de la poesía de este gran poeta cristiano.
Era normal, pues, que durante mi visita a Nicaragua, alg¿n momento fuese dedicado a
4
This is a SEO version of RC_1967_06_N81. Click here to view full version
« Previous Page Table of Contents Next Page »