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« Previous Page Table of Contents Next Page »!Ícono publicalO algo sable su obra Oltística Desafortu– nadamente, Bolívar iba completamente desilusionado, y
al posar de Washington o Nuevo YOlk hizo el gran viaie
de los suicidas ingiriendo una fuerte dosis de cianUIO de
potasio, en la capital de lo grandioso y lo descomunal,
que le lecoldora a Daría las implesiones tenidas pOI Oe
Quincey y SlJS drogas famosas
Daría en CANTOS DE VIDA Y ESPERANZA, recue. dCI también o Bolívor, el desdichado pinto. colombiano,
que en situaciones similares d las suyas·· no tuvo ·como
él la fortuna de. enconhar ~n Me~~nas que 10 favOIecie– se, que lo lanzara confidadméflté' a la: lütCi de lbS éxitos, como fue el caso de su entrevista' C:Qn~ un ex~presidente
colombiano, Rafael Núñez, que eh 1893 le nombro Cón– sul General de Colombia en Buenos Aires, un país que
prácticamente no se sostenía ninguna clase de activida– des comelciales con Argentina, y en cuya c.apital, ape– nas existía uno que otro ciudadano colombiano
Glacias o lo ayudo dada por Colombia en lo per–
sona de Núñez, Daría en la Argentina logra encausal
01.:,
denamente su inspitación y su vida altística:
"Rubén encontró en la Argentina el país q",e ne– cecistaba su ideal revolucionario. Vivió en Buenos Aires algún tiempo. Completó su personalidad. Paris no le dló personalidad. En cambio, cuando salió de la Argentina, para su segundo viaje a
Europa, ya Iba siendo un gran poeta. Europa no lo hizo. El fue a Europa hecho ya bajo el sol de América" \11 \
Quizás a Irecordar este episodio que le abriera IcIS
puertos <le la popularidad o Daría, cuando su almo
se encontraba destrozada a raíz de la muerte de su
Stella,. y ser el sabio conseja de Rafael Núñez, el que
le obner~ un derrotero definitivo al poeta joven; pensa–
la en BollVOI y resolviese ayudarle en sus crónicas Aho·
la en 1905, vuelve a evocar su memoria, esta vez, con características angustiosas. Hay aquí un léxico de on..–
gustia: "ciego. voy sin lumbo", "bajo tempestades y
tOlmentas", ciego y loco" "espinas sanglientas", "mun–
do amargo", "agonía", "33 penas" como bien lo po– de,m?s vel en este ritmo constante de este soneto poli– metnco, que va a cerral el libro con un grito de ongus–
tio en lO FATAL
MELANCOLIA
(A Domingo Bolívar)
Hermano, tú que tienes la luz, dame la mía Soy como un ciego. Voy sin rumbo .y ando a tientas
Voy bajo tempestades y tormentas ciego de ensueño y loco de armonía.
Ese es mi mal. Soñar. La poesía
en la camisa férrea de mil puntas cruentas que llevo sobre el alma. Las espinas sangrientas dejan caer las gotas de mi melancolía.
y así, voy, ciego y loco, por elte mundo amargo;
11) Rodríguez~Demorizi: op Demorizi: op. cit., pág 148.
70
o veces me parece que el camino es muy largo,
y a veces que es muy corfo...
y en este titubeo de alionto y agonía, cargo lleno de penas lo que apenas soporto
¿No oyes caer las gofas de mi melencolía?
Si comparamos los dos poemas pi incipaels de este estudio (1 eda y Melancolía!, observamos dos vivencias, dos modos de sentir distintos, dos amistades diferentes evocaciones diversas: leda, dedicado a Francisco Valien~
te, señala una ev?cación de, tiempos bellos para DalÍo,
01 lado de al 1110lel que mas estim6 en su vida, de la
Stalla que recordara al pisar tierra neoyorkina haciéndo–
lo compañero de lo otla gran amiga del bardo nOlte–
amelicano, Poe, la Leonora Aquí encontramos a Daría
en pleno juventud, 24 años, rodeado de mujeres bellos.
de s~ espo,~a y de buenqs amj~os POI ello este poema
e~cola en e} sectol de la poesla sensualista y neoheré– n!cCl de Dono, y nos ofrecen al cisne en función da
amollte de leda" (l2)
El soneto Melancolía, es una especie de polo opues–
to de lo personalidad de Darío, de tono desesperado y
lleno de angustio, como lO FATAL El verso "a veces me
pOlece que el camino es muy lorgo" recuerda unos líneas
de la primera corto de Bolívar "Qué diablo de vida que
ya no .sé do~de me~élmela" y segUlamente que el 91011
vate n1cClraguense piensa al eSCl ibir e~te soneto en otros omigos suyos, que en una noche tardío, pusieron fin al destino ue
su melancolía, como fueron el Plesidente
B.~lmaceda ~e Chile" el cole~,a eminente de su generct– clan model nlsta, Jase Asunclon Silva, y el pobre pintol Domingo S Bolívar, que frocasó al no tener la suerte de encontrw una sombra protectol a que lo orientase en 1" dura y cruel lucho por lo vida
Finalmente conviene notar la presencia de Colombia en el libro mós importante de Darío, Cantos de Vida y Espe.ranza, en el cual hay tles poemas, que indican tles estados' de ánimo del gran bardo nicaragüense 01
lecold~r ~ sus amigos colombianos Al descomponer esta tnloglo. tenemos que hubo en lo vida amistosa de Darío; un
I
Pa€c Valiente que le recordaba la atmósfelo Clgradable y sensual de su vigorosa juventud que disflu–
tar~ en San José con su Stella adorada y sus buenos amlgoSj segundo, que su breve amistad con Domingo
Bolí~ar, el pintor que no pudo encontrar lo brújula de su Vida explot~ndo, en la gran Cosmópolis, lo asociaba
con aquellos anos. de desesperación después de la pér–
dida de su buena esposo Rafael Contrareas y de ne–
fasta política en su pah ia¡ y tercero, en la persona de Rafael N~ñez, ya muerto, vió el poeta al angel tutelOl, que gracias a su ayuda oportuna, lo salvó posiblemente de un gfOn desastre, para que viviera eternamente en el mundo poético de América Latina, como el más gran– de enfle los grandes renovadores de !idioma español
POI eso a la memoria de Núñez, encontramos también un poema, especie de última ofrenda floral ante la tum~
ba de su gran benefactor Suromericano
12) PedlO Salinas, L1teU\tUla espufioln siglo XX. l\Iéxi.
co, 1949, ·pág·s. 62-53.
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