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« Previous Page Table of Contents Next Page »fuésemos también, por cierto, parte de esa finalidad Todo lo que contábamos, en la iglesia como en la es– cuela, tenía el mismo singificado. "Las aguas del Jordón eran fríos y heladas", y mientras cantábamos nos aprontábamos poro la gron travesía En verdad, subíamos lo escolero de Jocob y prácticamente no ha– bía coso de un negro que no tuviera lo figuro de Booker T Washington en lo actitud de quitar el velo de lo ignorancia o su pueblo Los abanicos que usá– bamos en lo iglesia los proporcionaba lo coso de pom– pos fúnebres del lugar; también en ellos se veía lo figuro de Washington
No pocos veces los blancos acudían o nuestros iglesias Les dábamos los primeros asientos, y allí disfrutaban de los palobros de nuestro predicador so– bre cómo Moisés se había servido de su varo poro por– tir los aguas del Mor Rojo. Más de uno vez el postor se aventuraba o sugerir que existían algunos "Moisés negros" en formación, y yo me preguntaba aun enton– ces si los blancos sabion de qué estábamos hablando en realidad Después de todo Moisés devolvió lo libertad o su pueblo, yeso no sucedió sino después que el pueblo y Dios enviaron plagas a la estructuro de poder egipcia
Nos dirigíamos trabajosamente o lo escuela y aprendíamos el abecé Mientras lefamos las aven– turas de "El negrito Samba" y "Ned", famoso perso– naje de las primeros lecturas y que era, por supuesto, blanco De hecho, cuando yo osistí'O o lo escuela primaria, siempre podíamos animar una jornada que de otro modo hubiera resultado aburrido, diciéndole a algún estudiante que se parecía al Ned de las prime– ros lecturas Este era nuestro modo de insultar o alguien --esto es, llamarlo blanco--, que provocaba siempre uno peleo o puñetazo limpio. Estábamos obligados o utilizar los libros de texto aprobados por el consejo de educación de los blancos, yesos volúme– nes se hollaban llenos de menosprecio paro los negros y su ambiente africano Nuestros maestros no tenfan otro remedio que enseñarnos con esos libros. Pero también nos enseñaban lo historio negra Lo historio negra nos resultaba 'casi folklore. No teníamos libros de texto sobre eso historio, y lo herencia de nuestro pueblo se trasmitía oralmente de generación o gene–
raci6n
La exposición pública de la historio negro tenío lugar anualmente el primero de enero. Ese ero el Día de lo Emancipación y motivaba grondes discursos .y celebraciones Los servicios del Día de la Emanci– pación eran algo gigantesco Observaban el orden de los servicios religiosos' un negro muy respetado en la localidad lera la Proclamación, exactamente como lo había hecho el presidente Lincoln. Luego el coro -habitualmente el de lo escueJa- cantaba. Otro ciudadano de lo localidad, casi siempre uno maestro, leía el texto de lo emancipación; en realidad, lo histo– rio de lo roza negro Allí es donde oímos hablar de Crispus Attucks, Paul Laurence Dunbar, Frederick Douglass, Phillis Wheatley y Booker T. Washington El texto era nuestro "Arca de la Alianza" y año tras año pasaba de un lector a otro Todos los años aña– dían o lo listo los negros que habían logrado desto– carse. El clímax de la celebración consistía en el dis-
curso principal, pronunciado siempre por algún foras– tero distinguido Con el correr de los años, próctico– mente los presidentes de todos los colleges negros importantes vinieron o nuestro pueblo -=-Valdosta (Georgiol- como oradores invitados. Después del discurso principal -yen lugar de lo doxologío-' nos poníamos todos de pie reverentemente y cantóbamos el Himno Nocional de los Negros Uitimamente no está ya de moda llamar a eso conción Himno Nocional de los Negros, se lo llamo más bien por su primer verso "Elevad todos los voces y contad"
ELEVAD TODAS LAS VOCES Y CANTAD
(Himno Nocional de los Negros) Elevad todas las voces y cantad Has que cielo y tierra retumben
Que se escuchen las armonías de la libertad, Que se eleve nuestro goce
Hasta los alturas de los cielQs atentos, Que retumbe fuerte como el mar tumultuoso.
Cantad un canto transido de la fe que nos enseñó el
(oscuro pasado,
Cantad un canto transido de la esperanza que el
(presente nos trajo Frente al sol naciente del comienzo de nuestro nuevo
(día,
Marchemos hasta ganar la victoria
Pedregoso es el comino qUe andamos, Amargo el lótigo sobre las espaldas
En aquellos días de la esperanza muerta antes de nacer,
y si nembargo, con firme comp6s, ¿No llegaron nuestros pies fatigados Al lugar que nuestros padres anhelaban?
Vinimos por un camino regado con nuestras lágrimas,
Vinimos abriéndonos paso a través de la sangre de los
(degollados, Desde el siniestro pasado, Hasta encontrarnos ahora por fin
En el lugar que alumbra el rayo blanco de nuestra
(brillante estrella
Dios de nuestros años fatigados, Dios de nuestras 16grimas silenciosas, Tú que nos trajiste de tan lejos, Tú que con tu poder Nos condujiste a la luz,
Te rogamos que nOS mantengas siempre en Ja senda¡
No sea que nuestros pies extravíen el lugar donde te
(hallamos, Dios nuestro, No sea que nuestro corazón, ebrio del vino del mundo,
(te olvide
A la sombre de Tu mano, Podamos por siempre estar, Fieles a nuestro Dios,
Fieles a nuestra tierra nativa.
Letra de JAMESE WELDON JOHNSON Música de ROSAMOND JOHNSON
El cambio sobrevino cuando ciertos negros repre– sentativos señalaron que no podíamos exigir integror-
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