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« Previous Page Table of Contents Next Page »finamente trozadas En general, carecen de instruc–
ción, aunque difícilmente se lo advertiría, salvo que abrieron lo boca en presencia de quienes los superan intelectualmente, cosa de la que se cuidan muy bien
Se esmeran en su apariencia a tono con los requisitos
de la etiqueta, pero no más de eso Se oponen al tra– bajo manual, pues su conformación física no lo admi–
tilÍo
r
prefieren flobajos ligeros como "manejar cartas
o dados", o bien, si algún otro se hace responsable del daño, "apartar los espíritus alcohólicos de la mirada de los hombres groseros". En torno de las mesas festivas, no tienen quien los iguale en verbosidad y, especialmente, en seguir las huellos de sus árboles genealógicos No falta quien remonte el suyo a la época de Guillermo el Taciturno y lo acompañe con 18 Fulanos de Tal poro demostrar cuán ilustre es su li– naje Lo suegro de su bisabuelo ero lo marquesa Fulana de Tal, y su padre, el ex-presidente de la Corte Suprema, Chastity, de Carolina del Sur o de algún otro Estado sureño de antecedentes poligámicos
No carece de significación el hecho de que estos
mulatos ,de IJtrodición dócil" fueron episcopalianos,
presbi.terianos y congregacionistas, mientras que las masas negras ero.n miembros de las Iglesias "comu. nes"
r como la bautista y la metqdistq . . los servicios
de los Iglesias mencionadas en primer término eran de
UII orden mucho más "elevado", lo que significa, en
realidad, mucho menos excitante Los negros de es–
tos Iglesias "elevados" se aportaban de los masas de su mismo color y no admitían la necesidad de huir de lo realidad, ni aceptaban el mandato de cambiar eso real idad En esto precisamente pensaba el reverendo Thoms Lomax, mi abuelo, antorcho de la Iglesio Bau– tista de fines del siglo XIX y comienzos del XX, cuan–
do afirmaba ingeniosamente "Si ve usted un negro
que no 'sea bautista o metodista, algún blanco estuvo
entrometiéndose en su religión"
Los masas negras que crearon los spiritua/s y
fOl moran lo médula de la tribu negro se centraron en el Sur, su estilo folklórico inmediatamente discernible giraba en torno de lo iglesia y de los sociedades fúne– bres Fue en lo Iglesia donde los mosas negros hallo– ron o lo vez un sentido de lo vida y un escape de lo realidad. De hecho, esto es lo que significan los
spiritua/s uno quejumbrasa reafirmación de lo digni– dad del olmo individual, junto con uno enérgico de– nuncia de los formas de este mundo
"Pronto dejaré los trabajos del mundo"
"Wlécete suavemente, dulce carruaje
r
al venir a
{llevarme o mi morada"
"Oh, Señor, quiero dos alas poro cubrir mi rostro, dos
{alas paro echarme a volar" "Vete furtivamente, vete furtivamente 01 encuentro
(de Jesús" "Desciende, Moisés, a tierras de Egipto, dile 01 viejo
(Faraón que deje partir o mi pueblo"
ESto ero una letanía de refirmación y de huido Aunque pocos de ellos lo advertían, si se escudriñaba lo mente de estos negros, aparecía un faraón con un aspecto sospechosamente parecido 01 de un blanco
sureño Los sociedades fúnebres, por otra parte, eran organizaciones que procuraban cierta ayudo eco–
nómico en tiempos de enfermedad y mortandad Die– ron también o los masas negros otro oportunidad de reunirse, hacer sociedad y profesor el culto
La Iglesia negro nació porque 01 sacerdote negro se le negó el derecho de oficiar y predicar, en generol,
en los iglesias "blancos" (en realidad integradas, pero
controladas por los blancos) Los Iglesias Bautista y Metodista negros son el resultado de una abierto dis– criminación Bosta con examinar lo Iglesia Episcopal Metodista Afr,icana, la Iglesia Episcopal Metodista Africano de Sión y lo Iglesia Episcopal Metodista de Color, paro captor el sentido de su existencia Ahora bien -'-y este es el punto de 'visto histórico que no fue tenido en cuenta-, si los Iglesias negros fueron crea– dos por cristianos negros irritados o rcií7: de los' abusos del hombre' blanco, ero inevitable que, con el tiempo, esos Iglesias produjeran los belicosos opositores o la estructuro de, poder de los' blancos
El dinero, sin embargo, constituyó lá desventaja inicial de lo Iglesia negro. Los feligreses, en Su ma– yor porte, 'eran domésticos y' podían disponer de muy
poco para limosnas Pero inclusive esto circunstan–
cia fue un ,presagio de lo que habría de suceder Ló– gica y económicamente,' uno vez que los feligerses negros pudieron finóncior sus propios empresas reli– giosos, producirían uno clase libre de ministros negros ":""como' lo 'atestiguo el doctor Martin Luther King– dispuestos o morir por su rozo
Toda' '!ez qu~ un pueblo se encuentro aislado -por propio elección o por lá fuerz\], en grado limi– tado o totdl- desarrollo un estilo folklórico. En términos culturo les clásicos, no existe diferencio entre la Iglesia Bautista Negra y lo Iglesia Bautista propia– mente dicha En términos folklóricos, sin embargo, lo hoy No solo tenemos nosotros los negros bautis– tas un modo de predicar y de contar, sino que nuestra imaginería posee un significado que nos es peculiar Después de todo, uno teologia es el resultado del an– dar a tientos del hombre, frente a los poderes adversos - conocidos y desconocidos, visibles e invisibles-, y la función de un evangelio es hablar o las frustracio– nes del pueblo que abrazó su fe Estos eran los sor– dos rumores que no se acollaban nunca en el pecho de los masas negros en aquellos difíciles días que su– cedieron o lo esclavitud
En el mundo del negro sureño, lo posición de lo Iglesia ero aun superior o la de los escuelas Al es– cuchar y responder con fervor o lo puro poesía del predicador negro, los masas adquirían un sentido de lo historio y uno determinado filosofía moral. Hoy algo increíblemente informativo en el hecho de sen–
tarse domingo tras domingo, año tras añ<;" a escuchar
a un predicador que narro lo historio de los judíos, desde el día en que Dios escupió los siete mores hasta 'el tiempo en que Juan el Revelador cerró la Biblia y dijo qu toda lo verdad había sido revelado Aun aquellos de los nuestros que mi sabían leer llegaron o concebir lo historia como algo 'móvil y cambiante; no se nos permitió nunca poner en dudo que el hombre, como criatura, tuviese uno finalidad y que nosotros
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