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Nicaragua' "¡Cardenal SI, Ginsberg No", pues son estos los polos entre los cuales se desenvuel– ve el proceso.

LA LIBERTAD CUBANA Y LA DICTADURA EN EL BRASIL

Algunos incidentes ocurridos despUés de pronunciar una conferencia en la Universidad Centroame, icana de Managua, organizada por los Jesuítas, creo que pueden probar una vez más el modo irracional, automático, instintivo, con que un gran número de jóvenes de hoy día acostumbra, en la América Latina a enfrentar problemas, que pueden y deben ser l/evadas al

plano de la discusión concreta

El tema sobre el cual fui convidado a hablar, seleccionado de una lista de cuatro títulos, fue Poesía y Revolución en la América Latina

Mi punto de vista, en mi opinión bastante cercana a la verdad, fue el siguiente' mien– tras ciertos poetas-burócratas escriben siguiendo lemas y doctrinas, siendo falsos poetas revolu– cionarios, aquel/os que expresan las ansias y las inquietudes populares, sin seguir directrices de ninguna parte, son los auténticos poetas de la revolución

En la .01 imera categoría, apoyado por textos, mencioné los nombres de Pablo Neruda y

Nicolás Guillén, sin, claro está, dejar de recordar el ensayo en que Juan Jiménez juzgaba a Ne– ruda

En la segunda categoría, y también con ejemplos, mencioné los nombres de Pablo An– tonio Cuadra, Manuel del Cabral, Carlos Drummof!d de Andrade, Juan Liscano, Mario Cajinq Vega, Ernesto Cardenal.

Fue suficiente para que, terminada la conferencia, oída en silencio, se produjese un ver~

dadero pandemonio

El estudiante que se ofreció poro actuar como moderador nada consiguió hacer, de ma–

nera que tuve que "defenderme" sólo.

He aqul, sin comentarios, algunos de estos "arguméntos"

Hablando de Martl, ejemplo de poeta révólucionario auténtico, que murió de cara al sol,

tuve que mencionar la lucha de Fidel Castro, con su rifle de mira telescópica, mencionando tam– bién que, en recientes publicaciones revolucionarias se decia que Castro nunca luchó en las ba_ tallas

~ojo de rabia, Uf'

estudiante se levantó, y se aproximó al lugar de donde yo hablaba, gritando casi en mi cara: "¿Ud no vio las pelícu las en las cuales el Dr Castro caminaba siempre en primera fila en todas las batallas?".

Al preguntar si sabía como se hacia una película, en la cual, por ejemplo un actor cae del décimo píso, o un avíón cae de las nubes, el joven se retiró rabioso, mientras docenas de eS–

tudiantes rompieron a reir sin poder porar

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Naturalmente, se habló también del Brasil.

Como argumento supremo de la falta de libertad intelectual, me fueron servidos los si·

guientes ejemplos' cese de los derechos políticos de Juscelino Kubitschek, exilio de Celso Furtado, llamado por algunos ilustre escritor y del gran científico Josué de Castro.

Evidentemente, a tales "argumentos ll no se puede responder con otros, aun si mencioná~

ramos los libros de Antonio Callado, Mario Lago, Jararaca, Carlos Heitor Cony, publicados en Río de Janeiro y las columnas del Correo de la Mañana, donde se imprime día a día una pro– paganda que de ninguna manera puede ser llamada democrática

Aquel/os que trabajan tras Doña Niomar del Dr Alceu Amoroso Lima saben muy bien porque y para que trabajan en realidad Esto se percibe hasta en Managua

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A cierta altura, cuando se habló de la poesía de Manuel del Cabral, colocada, literaria e

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