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blica. El aspecto que llevaba aquello parecía justificar el paso en fedso dado por Ortiz y demostrar que 6 Ze– laya le habia salido el tiro por la culata. La estrella de Ortiz brillaba y la de Zelaya se apagaba. .Los corte– sanos buscaban al vice-Presidente, 105 aspir~~les se diri.. gían á ~, y casi nadie locaba ya para nada con el Pre– sidenle. De he~ho, Zelaya había cesado de reinar. IQué de te",pestades encadenadas habrla en su almal La si– tuación e,o 110 podía pro!ongars~, la posición de Zela– ya era rayana en el ridículo; tenía que haber un choque y

ORTlZ CAE VICTIMA

. l~ cuerda, ~omo siempr~, se rompió por lo más delgadQ. Comenz6 á romperla el Comandante de Managua, "aherego" de Zelay~. La ",an,ra fué muy sencill", se neg6 obedecer I"s órden,s del Minis– tro de la Guerra y declar6 qlJe s610 obedecerla las del Comandante General El Ministro no podio to– lerar ese acto de in~ubordinación y 9curri6 al Prltsi– dente para restablecer el ()rd~n; pero nada o~tuvo, por s\lpuesto. Aqu~1 desQrde" era ya el ord~n. lo que hq–

cia ~I Comandante de Managua, segui,íal) haciéndolo los demás y la autoridad del Ministr~ se rEtduciría á nada No tardó en suceder lo que se esperaba. El Comandan– te de Co.rinto no hizo Caso de un po.saporte extendido por el MI,.lstro é Impidi6, de orelen superior, la salida de quien lo llevaba. No había ya manera de equivo– carse lo hecho no era provocación, sino el comienzo de las hostilidad.es. Ortiz renunció, no volvió al des– pac.ho, fué Clc~ptqda s~ renuncio y todos le consideraron un caido y le vieron perdido si inmediatamente no ha– bía a'gQ !,xtraprdinario. Y ef"ctivamente estab.a perdi– do. .En ~I P~lacio d~cíqn qUf¡! no podían mandar efo" que Ortiz querí~ h(Jcerlo todo, que ~ra muy pretencl~~o,

que disponia de todo como ,¡ él mandara y que era preciso concluir f=on oquel modo dt:! s~r. En Le6n tenia Ortiz m~c"os amigos, perQ los jefes del cuartel no le eran adictos: eran los mismos q,,~ se pronunciaron el 11

de Julio, eran hechuras ~e ZelaYQ, $~guían á es'e y mira– ban mal al otro por Ser de sumifmo pueblo y haberlo

visto y tratado antes de 51,1 el~vtlci6n. Esos sus c.ompañe– ros de armas, lejos de secundarle ni qyudarle, sentían placer con su caida y no .ardaron en probarlo.

EL ~STRO SE HUNPE ~N EL OCASO

Se aproximaba el 11 de Julio. Le6~· se preparaba á celebrar con gron pompa ~I pri",er aniv~rsario d~ ~(J

y en la estación se encontrp con Orfiz, que salía. para una s'! finca, situada ~n ~I departamento de Chinande– go. Se saludaron como buenos amigos y antiguos cº–

PO$. Algunos creyeron que estaban reconciliados Los fiestas no t~vieron Iq onimaciqn que $e esperaba Se conocta qve Le6n no estaba satisfecho y q~e oigo le foltoba. En la tarde, numero~os amigos de Or~iz le yi– vaban r~cor.rien~o las calles y olgunos tomaron el tren para ir á fest!!jarle á sv r.,iro. Esa manifestación de simpatías fué considerQd~ como síntorna de rebel,étn; ,pe– ro nada podfa legalm~nte hacerse contra ~I que era ob– jeto de esas simpatias por las inm~nidade5 de que goza– ba como vic.-Presid""te de la Rep6blica. Había que allanar el camino y lo allanaron. Las cosas se desho– cen, se 4ii~rQn, de la misma ma,,~ra· que se hqc~n. Or–

ti~ f~é nQml:pr(J~o vice-Presicfente P'i'r la A$ambl~a, pu., que la Asamblea lo deshaga, sin qu" el Presidente de la RepúbliCa aparezca arrpjando del Qllmpo á SU com– pañero y amigo. Un diputado de León, de Ips cpmpa– ñeros de Ortiz, fué quien hi~o la moción para que se clerog"ra el decreto de U de Setiembre en la parte re– ferente (11 nombramient.p de vlce-Pr'ldente. La Asamble" estaba preparada, a(ept6 la mocló,. y decret6 la desti~

tuci6n de Ortiz. Al s'!ber éste lo que ocurrl", (ampren– dl6 que comenzab"n las hostilidades "riamente y se

fu~ ccm olg",no~ amigos porq C;orlnto con o~ieto de sa– lir del país, según dHeron, ~p~ro ollí supusieron qu~

conspiraba y que (legaba con el prop6sito ele tomar .e.1 puerto parp ciar comienzQ " una revolvci6n. E~o bastp para prend",lp y remitirlp custQdiado á la capital d" la República El a~tro se eclips6 en pocos días, el colo.so se desplomó y se prob6 una vez más que del Capitolio á la Roca T orpeya no hqy más que un paso.

esto es, izar la bandera al aman~cer Y bajarla al ano– checer, disparen cañonazos cada media hora durante Io–

do el dia, reunirse en el CQbil~o ó en el cuartel para tomar algún refre,co, hacer un paseo por las calle$, ~on

música y garrafones de aguardiente, parándose en al– gunos puntos dominantes para pronunciar discursos, y, exitando al vecindario para que ponga banderas en 105

hay enlusiasmo, sacan por las calles ci~rtos bailes na– cionales, llamados inditas, ,oro-tigre, toro venado, chi– negrito, manludos, diablitos y yegüita. Los de cada baile forman una cuadrilla, á la que se agregan los muchachos, los desocupados y los curiosos. la buena sociedad tiene saraos y banquetes. De esta manera s610

era de ,,110 la contrarrevolución de Julio Fuera de la metrópoli, las fi~$las ~e limitaban á lo de caió", " d~:

cir, á lo oficial, á lo q~e hacían los autoridades con sus circulitos de p~rás¡tos. en e$te aniversario hubo algo más, porqu~ se inauguró el régimen de lo ulibérri– moti. Ya he dicho que '0 Con~tituci6n de Nicaraguo e5 quizá la más liberal del mundo, pero está escrita, sola– mente y bien guardada para que no se ensucie y pase

á los futuras generociones como elocuente lestimonio de lo que fué la "gloriosa tt

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SARCASMO PE PEMOCRACIA

Lo que rige es la Uley de orden público", el reverso de aquella, la constltucl6n del despotismo más grosero, más escandaloso, más repugnante, por– que tiene la hipocresía de cubrir con el manto de

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