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« Previous Page Table of Contents Next Page »te tenía mús campo pena abusar, quedaba sin el control del otro empleado y cesaba la saludable rivalida.d que morigeraba á los dos. Se formó una "trinca" entro el Co– mandante, el Mayor y el Administrador de rentasí se en– cubrían y apoyaban; especulab9n y oprimían. Verdad es que esto mismo sucedía en todas partes, sin necesidad de ulr;nco". Yo oí un día á Zelaya y Orfiz queiarse de la corrupción que había en casi todos Jos emplea– dos. Tienen 1(1 tendencia, decían, de apropiarse 105
fondos que coen en sus manos. Donde menos se pien– sa, salta lo liebre. El contrabClndo es un cáncer que
devora las rentas y los emple~dos consuman la obra con operaciones turbias ó las cuentas del Gran Capitón. Las quejas de 'os principales héroes de la IIgloriosa", eran fundadadas; en lo que andaban descaminados era en suponar que la corrupción procedía únicamente del Gobierno corrompido y corruptor de Sacasa.
CUERVOS SOBRE EL TESORO I'UBLlCO Es cierto que el mol tomó incremento en eso período de desgobierno en que los famélicos providenciales caye– ron sobre el tesoro público y las rentas nacionales como bandada d~ cuervos sobre un cadáver; pero también lo es que la contrarrevolución de Julio no significaba en el fondo otra cose que la vuelta al cmtiguo régimen, oumen· tado con los recién llegados, que se creían con perfectí– simo derecho para sacar su tripa de mal año. La fersa liberal no tenia ideales politicos y ~I lazo de unión en– tre liberales y providenciales tenía;que ser la especul~
ción. Quitado eso, la "gloriosa" $e des hacia. ~ Lo que sucedía era natural y lógico. Del pantano salíelO ,"iCls– mas morIlleros, como del lobo, ~alen lobeznos y del cangrelo,; cdl1g~elitos. Los empleagos no desmeritJan !ioU
alcurnia y aprovechaban el tiempo. La Utrinc~" de Granada se mantuvo á la altura de las circunstancias y
probó qua entendía el negocio, CCHno se verá luego.
A LA CONTRIBUCION DE DINERO SE AGREGA LA DE LA SANGRE
Diio que la situación se empeorq en Granada. En
efecto, no sólo ~.e desvalijaba á los propietarios: tam– bién se les vejaba. A la conlr!l:lUclón do dinero, se agregó la contribucióh dé sangre. A los médicos se les
exigía contribución y o.demés sus servidos profesiona– les en el ejército. Algunos se escondieron y otros huye– ron paTa salvarse de las pers2cuciones. El doctor Luis Monficl tuvo que emigrar á Cot~a Rico porque le busca– ban en su escondite para hacerle pagar doble contribu– ción por haberse escondido y pare obligarle á presttlr sus servidos en Honduros. Contro este médico es 'aban en–
sañados porque por su apellido pertenec,a él la familia del principal de los (cudillos ele lo revolución de Abril, que quiso poner término 01 oprobio del Gobierno provi– dencial. liTambién los ióvene5 de las principales fanti– lias eran molestaqos y perseguidos Se les llamaba al servicio como soldbdos, se les formaba en la plaza ó en el patio del cuartel y SG le5 hada ejercicio, obligándo– les á practicar ciertas maniobras en que lo~ soldados se echan al suelo, con el deli~eradQ propósito de que ensuciasen sus vestidos. A veces formaban una com– pañía con esos jóvenes y les hacion marchar para Mana–
gUtl 01 r.on tle la "Barranta", pretendiendo con esto mofarse de 105 revolucionarios de Abril". La "Barranca" es una marchó rpuy popular en
Granada. Fué com– puesta por el director de la banda marcial en recuerdo de In Darranca, nombre de una de las posiciones en
que se estrellaron dos veces los eiércitos del Gobierno providencial La mayor parte de esos ióvenes obtenían su baja en Managua y regresaban él sus hogc!H~S; pero
la "trincan gozab(:t ClIunque fuera molestándoles con el
viC;1je y haciendo sufrir él sus familias inquietudes y zo–
zobras por lo suerte tic sus hiios Sin embargo, (algunos no se libraron de marchar al ejérdto y otros tuvieron que emigrar para l:loner coto ¿¡ las persecuciones, tales como q~lIegos, Santos y Downing.
EL ROJISMO
En Granada se hallaba'n ~n pleno "noventa y tres!\ La cucarda roja se ostentaba allí tOn el orgullo que un siglo antes apar~ciero en Fra"da, como emblema de la revolu.ción redentora. En el cuello, en el sombrero~ en el 0101 de (a levita, cintas ¡'oias. Én las bandercu¡ .. en los
gallardef~s, cintas rojas. ~n l~!i puertas, en las ventanas del cuartel, cortinas rojas. El roiismo estaba en al.za; pe– ro en los actos de aquellos dementes no se reflej:sba el color roio que simboliza la democracia, sino el negro del fondo de su tenebrosa (ondanCia
EN HONDURAS CONTINUAN OPERACIONES DE LA GUERRA
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IENTRAS que en Nicaragua se cometían las trope– lías que ligeramente he narrado, se continuaban en
Honduras las operaciones de la guerra. Para facilitar el trasporte de tropas, municiones de boca y guerra y
de todo lo que el ejército necesitaba, pasaron 6 Corinto uno de los vaporcitos del Lago de Managua, el más pequeño de ellos, el IIlsabel". Dijeron que se convertia en nave de guerra y á este efecto le cambiaron el nom– bre, dándole el de liOnce de Julio", fecha de la inaugu– ración de la "gloriosa". Ese vaporcito hacía lo carrera entre Corinto y una rada de Honduras en el Golfo fon– seca, inmediatg á Cholufeca. Los servicios de ese va– porcito fueron tan útiles y oportunos, según 105 héroes
de la campaña, que á ellos se debe en gran porto el éxito feliz de la intervención, porque había que llevarlo lodo de Nicarcsgua y hubiera sido imposible proveerse de lo ne~esario, lenie"do que Irasportarlo par tierra des-
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de León ó Chinandega. Esta confesión es otra prueba de la impopularidad do la pretendida revolución hon– dureña. Si realmente hubiera sido popular, habría bas– tado un ligero apoyo para triunfar. Se le dieron rifles, se le dieron crlñones, se le dió dinero, se le dió ejército, se le dieron municiones de boca y guerra, se le dleron cirujanos, se le dieron botiquines, y todo eso no era 5U–
ficielltc Se ocupó á v;va fuerza la plaza fuerte de la frontera, se deshizo lo principal del eiército enemigo, comandado por el misnlo Presidente, obligándole á re– plegarse á la capital, y todavía no podía triunfelr si no Ifegaban refuerzos, si quedaba abandonqda á lo que ya tenia; más aún, estaba perdida si esos refuerzos no llegaban con oportunidad y on canlidad bastante y si
no se renovaban fodos los dios hasto. la victoria defini– t¡vQ. ¿Qué -revoluciól' ero esa? ¿Dónde estaban sus prestigios? ¿Dónde el adio que los pueblos lenlan al
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