This is a SEO version of RC_1967_05_N80. Click here to view full version
« Previous Page Table of Contents Next Page »PROPONEN JUZGAR EL GOBIERNO DE SACASA
Habla en la Asamblea algunos de los factores de la revolución de Abril, que por sus ribetes liberales y
su carácter voluble se plegaron con facilidad á la (O n– irarrevolución de Julio. Estos cándidos, sin darse cuenta de cómo era aquella Asamblea y del por qué estaban ellos aHí, propusieron que se iuzgara á 105 que tuviesen
responsabilidades por sus actos oficiales en la Adminis–
tración del doctor Sacaso. Esa proposición desató terri– ble tempestad y dió lugar á debates acalorados. A primera vista no se comprenderá por qué producía tánto alboroto una moción tan razonable, puesto que no se iba á tocar á los iustos ni á los inocentes, sino á los que tuviesen re~ponsabilidade5, sobre todo, á los concusiona–
rios, á los logreros que habían aniquilado el tesoro pú– blico, comprometido las rentas del Estado y arruinado el crédito de la naci6n¡ pero, muy fácil será compren– derlo, sabiendo que muchos de los que componían la Asamblea habían sido agentes del Gobierno nefando que se pretendía someter á ¡uicio, y algunos otros, si no cómplices, amigos de ellos. Naturalmente, todos ellos rec::hazaban la luz que pudiera hacerse sobre '05 hechos punibles del Gobierno prQcedente Y en vez de luz que– rían más sombras, más tinieblas para sepultar en ellas
sus miserias ó las de sus cofrades.
EL IMPERIO DE LA INIQUIDAD
Para enredar el asunto, suscitar nuevos debates
y acalorar más los ánimos, propusieron ellos que se residenciara á todos los gobiernos anteriores, puesto que si se quería hacer ¡usticia, no debía exceptuarse á nadie del ¡vicio y exigirse de todas la responsabilidad
á que hubiese lugar. Semejante absurdo fué COITl–
batido enérgica y luminosamente, porque además de
ser ilegal y hasta imposible el proceso de gobiernos ya ¡uzgados y que pertenecían á la historia, se come– teda la injusticia de arrojar sombras sobre admi– nistraciones que habían sido modelo de honradez. Un diputado, antiguo democrático, por cierto, hizo la apo– logía de muchos de esos gobiernos sobre quienes pre– tendíail suscitar sospechas con el s610 hecho de someter– los á juicio. El testimonio de ese diputado era impar– cial y él bastaba para acallar la vocinglería de los cóm.. plices ó compinches del sacasismo¡ no podían descono– cer su mérito y recurrieron al expediente de injuriarle y
de propalar que estaba vendido al conservatismo, como
era corriente hacer ('on todos Jos que no seguían el to.. rrente de iniquidades, sostenían las buenas causas y te– nían la entereza de mantener sus opiniones. Los que promovieron la primitiva cuestión llegaron á aceptar el proceso general; pero á nada condujeron tantos debates porque todos se convencieron de que no podía haber iusticia donde imperaba la iniquidad.
EL DR. BONILLA, ARREGLA EL CAOS
Hubo varios proyectos de Constitución. Todo el mundo s:e. metió á legislador, formulaba su proyecto y lo ponía en Circulac.6n~ ,.Unos entraban en los más minu.. ciosos detalles; otros, apenas consignaban (os principios esenciales y dejaban ~o demás á leyes s~cundar¡as; pe– ro todos, más Ó. menos, eran id~alistas" f~.l1áticos, es..
pecies de diseños de trdies, susceptibles de modificacio– nes á gusto de los parroquianos; ninguno expresaba las ideas dominantes en la naci6n respecto del modo cómo sería de su agrado constituirse. La Comisi6n de la Asam– blea tomó uno de tantos proyectos, el del doctor Boni– lla, me parece ,10 arreglé á su manera y lo presentó para ser discutido. Era une obra perfecta en su género, es decir, era la Constitución del país de la democracia, de ese ideal de filósofos y poetas soñadcres. Los de– bates á que dió lugar fueron muy curiosos. Es lástima
que no los pueda consignar aquí, porque no tengo nin– gún documento á la "ista y apenas recuerdo algo de lo que se publicó, se conversó y se comentó en aquel tiem– po; pero daré una idea de lo más esencial
Para comprender la dificultad, hay que tener pre– sente que la Asamblea no era propiamente nacional ni representaba ti un partido# El a un cuerpo heterogéneo, resultante de la contrarrevolución de Julio, amalgama de pasiones lugareñas, de intereses mezquinos y de ambi– ciones más ó menos manifiestas. Su punto de partida había sido la traici6n, el deseo de desquite, el predomi– nio de Occidente y la cfmbición de Zelaya. De ese con– tubernio debía resultar, más ó menos tarde, el choque y
del choque la disoruc:ión; pero por el momento se halló una levadura que compactase aquellos elementos, es– pecie de cuaio que debía consolidar el 9igote político del 11 de Julio. Esa levadura fué la idea democrática. Se desplegó el viejo pabellón y con él s~ cubrió la de– formidad engendrada por las pasiones bastardas y 105
intereses lugareños. Ese expediente era cómodo y fácil al instante; pero no podía tener efectos permanentes.
EL PRETEXTO DE LA DEMOCRACIA
Salv61as apariencias, barnizó el sepulcro, deslumbró y fascinó á muchos¡ fué especie de relámpago en noche oscura, fuego fótuo en un cementerio¡ pera llegó la ho– ra de lo prueba, el momento de someter á la piedra de toque del liberalismo aquel mosaico, aquella atracea in– forme y el resultado tuvo que ser la exhibición comple– ta de las falsificaciones que se habían hecho pasar co– mo legítimas muestras de lo que no existía. Hasto cier– to punto era divertido lo que sucedía. Viejos Ii~erales
y aun nuevos, compañeros, unos, y discípulos, otros, de Jerez, y que fieles él las doctrinas del compañero y del maestro, habían repetido los nomines de los apóstoles más fervientes de la escuela positivista, resultaban cafó– licos de corazón, ultramontanos acérrimos, intolerantes hasta no más al presentarse la cuestión religiosa. Digo que hasta cierto punto era eso divertido, porque en el fondo era vergonzoso descubrir que el avanzado libera– lismo, que, por tantos años, había hecho alarde de ro– jismo, de comefrailes, de descatolizador y positivista, era fiel cristiano, oía misa, ayunaba, se confesaba y
comulgaba, creía en la madre de Dios y en los soritos y santas de la Corte celestial, y, lo que es más notable aún, algunos de ellos partaban rosarios y escapularios en el pecho. Sea como fuere, la verdad es lo que digo y ya verem~s cómo trataron ele zanjar las dificultades pa– ra que siguiera la falsificación pasando como legítima y
se esquivaran los escollos que de una ú otra manera se presentaban.
24
This is a SEO version of RC_1967_05_N80. Click here to view full version
« Previous Page Table of Contents Next Page »