This is a SEO version of RC_1967_05_N80. Click here to view full version
« Previous Page Table of Contents Next Page »estorneciendo la libertad, estáis criando un cachorr", in– cu1?ando un tirano que os devorar6 mañana! ¡Deteneos; si no caeréis en el despeñaderoP' Todo fué inúUI. Aque– (fas gentes no oían, no escuchaban, y, como esos caba... 1I0s desbocados que no hacen C<1S0 del freno y más ve– loce'i que el huracán se lanzon sin saber ClI dónde, ellos
se t~paban fas oreías, cerraban los ojos y se deiaban ir
en la sima tenebrosa del absolutismo. Sin embargo, ha– bía aún una esperanza, muy débil, por derto. Se croía
que el General Zelaya rechazaría aquel acto de servilis– mo, devolverla el decrete de la Asamblea y logrería la
ocasión que se le p~c5entaba de dar una muestra de espíritu levantado y de. sincero pOftidurio del verdadero
Hber~Hsmo; pero los que fal e-speroron, poco conocían',ol
Gelleral ZelClya, él pesar de que su ir y venir COI' todos los parUdos; el servir un día á los Orientales para derro~
car á los Occidentales, y al día siguiente ponerse ú la cabeto de estos para tumbar 6 los otros, sin importa:rJe
1c1 traición de él y 105 suyos, Sill dársele un bledo que
estO!i se llamen con$ervadores y aquellos liberales, :no hubiera sido bastante pata hacer trasparente la con.. ciencia de ese hon,bre y ver en ella el vacío, la ausen–
da del sentido moral y por et,de la apti~ud. I'eces~r¡a
para llegar á ser déspota en una tierra de menguados.
DEL ZElAYA APARENTE Al ZElAYA REAL Cierto que nadie hubiera creído, cuando comenzó á
tomar participación en las luchas de 105 partidos, que lle– garía adonde ha llegado. De pocas palabras, humilde, sin pretensiones, parecía un leal soldado del liberalismo, cuyo ideal fuera el advenimienlo de ese partido al poder para que sus principios encarnaran en la sociedad y se difundieran en el espacio. Sin embargo, eso le sirvió mucho: creyeron en él y nadie tuvo celos. Mientras otros liberales se codeaban y 50 mordían, él avanzaba é in–
sen~iblcmente se encontró colocado á la cabeza del par– lido que para llegar al poder tenia que lanzarse á las vias de hecho y tomarlo por asalto. El jefe que se te–
nía desde lo muerto de Jerez, era el Licenciado fra.,cis .. co Baca, hombre civH, de avanzada edad y por consi–
guie~'1fe, incompetente para guiar un partido que debía empuñar las armas y librar batallas si quería coronar sus aspiraciones., Esto hizo pensar en la necesidad de
que otro del partido tomara la ¡efatura y tácitamente se reconoció á Zelaya como el más á propósito para la ac– ción porque podía allegur los elementos dispersos, 'i
sobre todo, servirse de los que habra en Managua, que era el lugar en que se debla dar el golpe de gracia al partido; dominante. Se procuró hacerle prestigios, crear– le atmósfera y darle los aires de caudillo. los conser– vadores lo combatían, lo presentaban col110 una amena–
za par~ la sociedad y recordaban en HEI Diario Nicena– güense" las épocas nefastas en que el liberalismo había levantado lo cabeza. El llamado órgano, portavoz y
abanderado del partido liberal, estaba entonces metido
en un rinc6n, desalentado, abatido y triste.
SELVA JUZGA A ZElAYA
u.EI Diorita" fué quien salió en defensa del partido y
del ¡efe que apareeia en la arena del combate. Eslaba dado el primer paso, se había sacado la primera suerte y no se debla dejar al amigo en la. astas del toro. Cier– tos paricntes de leloya, muy conservadores y que pleten–
dian c.onocer á fondo al hombre que se presentaba como
caudillo del liberalismo, decían al redactor de uEI Diorita":
UNo conoces á Santos; no es liberal, ni cosa que se pa– rezca; 05 ambic;ioso, malo y capaz de todo; ya te arre.. pentirás de lo que estás haciendo en su favor". Más
tarde, varios conservadores me han hecho cargo, porque habiendo trCitado á Zelaya, no le conocí y cooperé á su elevación. Francamente diré, que á Zelaya no le cono–
cf bien al principio y tuve confianza. e!1 él; después com– prendí que $US parientes tenían razón; pero siempre creí: que el partido no se dejaria subyugar, que sobria diri– girle y en último caso tendría energía bastante para contenerle V apartarle. Desgraciadamente, esto vino muy tarde; el partido perdió á Zelaya y se ha perdido
él sí mismo. Sin 105 complacencias serviles de la Asam–
blea, y sin los mil disparates que se hicieron desde el principio hasta el fin, Zelaya no se pierde y hubiera sido un buen gobernanle; el partido liberal se habria con– solidado en el poder y habria hecho muchos beneficios
al pcds con el aplauso de los nicaragüenses. Por des– gracia, la: posesión del poder trastornó á los liberales,
les ceg6 y les ha hecho rodar de una manera lastimosa, causando males sin cuento á la desventurada nación
que Ita sufrido sus calaverada5.
Esos primeros aefos de la Asamblea eran mtÍ:s que suficiente para quitar las ilusione$', que pudieran tener
105 más cándidos; sin embargo, en 'la misma Asamblea había aún quienes soñaran con la justh:ia,'el derecho y
la libertad, tan asendradas p"r los redentqrés.
berales, mandaron 30 años. El poder gasta á los parti. dos( los debilita; sin embargo, gobernaron ese largo pe–
riodo .constitucionalmente. Los liberales llegan al po–
der en ~ulio, y, dos meses después, en Setiembre, esta– ban gcistados, no podian gobernar con la Constitución Hdictatorial" del 58, que, según opinión de ellos mis– mos, cuando estaban abaio, ponra al Presidente de la República al nivel del Zar de Rusia y del Sult6n de Tur– qula¡ necesitaban más facultades para fund~r, por su– puesto, la República verdadera, la Repúblicll democrá– tica.
UNA ASAMBLEA INCONDICIONAL
L
AS facultades extraordinarias dadas al Presidente, 110 sólo mostraban que la Asamblea era servil y que traicionaba 10$ principios del partido liberal; iban mu– cho más lejos: eran un mentís para la revoluci6n que se h"bía iniciado en nombre del derecho y de la libertad y que habia alardeado de romper yugos y cadenas; eran más que todo eso: eran la iusfificaci6n más elocuente del partido conservador y la nulificación del liberal co– mo partido de gobierno. Los conservadores habían 90...
bernado desde 1858 con la Constituci6n que los libera– les hallaban insuficiente dos meses después de su exal.. tación al poder. Cuando gobernaban los conservado– res, calificaban de excesivas las facultades del Presi– dente, esos mismos liberales que las hallaban limitadas para ellos y se las tomaron omnímodas. ¿Puede haber mayor inconsec:uencia? Y nótese la gran diferencia que habítl en ambos casos. Los conservadores, según los Ii-
23
This is a SEO version of RC_1967_05_N80. Click here to view full version
« Previous Page Table of Contents Next Page »