Page 63 - RC_1967_05_N80

This is a SEO version of RC_1967_05_N80. Click here to view full version

« Previous Page Table of Contents Next Page »

Con este motivo, se envió á Managua otra co¡nisl6n para eliminar lo que no era aceptable y modificar algunas condiciones de las propuestas. Se logró lo que JO pro– tendía y se firmó, ratificó y canjeó el fratado de paz ó con más propiedad, la capitulación de Granada. No

recuerdo todos los puntos en que se convino; pero lo esencial, si la memorja no me engaña, fué: garantía de vidas y propiedades, ,econocimiento de los gas los he– chos y de los grados militares acordados, licenciamiento

de los eiércitos y convocatoria de una asamblea cons– tituyente dentro de cierto tiempo. Nada se dijo de los armas, pero era seguro que serían llevadas las que exi~­

tían en Granada. En efecto, tan luego se dió de baja á

las tropas y llegaron las nuevas autoridades de Granada, comenzaron ó llevarse las armas y con pretexto de cus– todiarlas, llegaba todos los días un destacamento de tropas leonesas que provocaban ó los pacíficos habitan– tes y abusaban de lo posición ventajosa en que el cie–

destino les habia colocado. Esta operación se re– pitió hllsta que Grllnada quedó completamente desarma– da. Parecla que ese fuera el término de las humillacio– nes; pero no fué sino el principio de larga y penosa viacrucis.

GRANADA DESTRONADA

La Sultana del Gran Lago estaba desfronada y

110 -tenía ni el ~precio del vencedQt. Su infortunio erc inmenso y no le quedaba ni la Satisfacción de haber sucumbido COI1 gloria. Como la madre de Boabdil, el vencedor le decía: i111~ra como mujer la pérdida de lo que no supiste defender como hombre". Al orgullo, ha" bía .sucedldo el abatímí.ento. Aquellos cantas viriles y pi:ltrióticos que en otros tiempos dieron corage. á los gra_ nac;linos y convh tieron en héroes 6 unos cuantos eluda.. danos paciflcos" no resonaron ya; habían desaparecido con 1" generación que losenton6 y supo marchar á la

victoria escribiendo sobre In cinta blanca, emblema de su partido: "Legitimidad 6 muerte". Ya no existía aquel bando que en hora oportuna y solemne, sup~ decir ins–

~irado por sus lazos:

Al arma granadinos, Intrépidos pelead,

Por vLlestra cara patria, Por vuestra libertad.

De mortífera guerra el embate, Cuatro veces Granada ha sufrido,

y otros tantas Granada ha sabido Victoriosa en la lucha salir.

De cenizas cubi.erta y de ruinas Quadará la invencible Granada, Pero nunca será dcspoiada

De su nople corona triunfal.

Entre el humo, Ja sangre y la muerte Se alzará maiestoosa y radiante Como el iris que sale triunfante De las hórridas nieblas del mar.

Sí, YQ no existe aquel bando, ni existía tampoco 111 lleneraci6n perdida q~e supo luchar y morir. :""'Todo es!, había desaparecído y sólo quedaban débiles re– cuer<!os- como de la grandeza de los romano$ en la hora de su decadencia; pero también e.s justo observar que la buend generación \"fué amami:lntada con otras ideas, q~e no comprendía el motivo de la heroicidad de sus progenilores y que apena. hablo recuerdos de aquel espíritu ele localismo feroz, generodor de la intransigen– cia que habla llegado hastd considerar (omo enemigo irreconciliable al hermano f1isldente.

¿QUIEN DIO LA ORDEN DE RETIRARSE

DE LA CUESTA?

Como la opinión general atribuío. el desastre 6 la re– tirada de la Cuesta, cuando los conservadores que allí peleaban se creíon vencedores, ora natural averiguar quién había dado la orden de retirarse, á pesar de sos– tener 105 ¡efes que combatían, que no había raz6n po.. ro abandonar el campo porque la victoria era de ellos

y que en lugar de retirarles debían enviarles refuerzos para completar la victoria y hacer definitiva Ja derrota del enemigo. Con este motivo tomaron participaci6n en el debate los principales lefes que habian estado en la Cuesta, Reuling y Rivas, holandés el primero y sal– v9doreño el segundo, mcmtenían el aserto de que lo ba– tcílla estaba ganada por los conservadores cuando el Ge– n"ral Miguel Espinosa comunlc6 y repltí6 la orden termi– nante de que se retírasen, El General EspInosa confes6

EL HUMO DE L! POINORA y EL HUMO DEL INCIENSO

LECCIONES DE ESTA HISTORIA

EL Iriste desenlace que. acaba!sa de tener 1<:1 popula- General Zelaya. Fué t,,1 el efeclo de la calumnia propa– risima revoluci6n de Abril, daba asunto bastante para -fada sordamenie por la maledicencia, que algunos ofi.. las meditaciones del estadista y <lel fil6s a fo y demostra- ciales subalternos del ejército, propusieron, antes de la

ba, una vez más, cuán funestas son las' divisiones en capitulación, que se le desconociera, se le fusi1ara y se un mismo partido y hasta d6nde llevan á los hombres colocara a otro de los jefes á la cabeza del Gobierno. la ambición y el despecho.

Desde el primer momenlo se habl6 de traición y

á ella se atribuyó el desastre. Lg prensa discutía, con olguna calma, aquel espinos.o asunto y trataba de ha– cer luz para facilitar más lord,! el trabajo de historia– dor.

El 6rgano de los genuinos había dejado de publi– corso desde ,,, retirada de 1" Cuesfa. Quedaban "El Diarito" en Granada, HE1 Centinela" en Managuo, HEI Comercio" y uEI Siglo XX" en León. "El Diarito" inició la discusión· de aquel importante asunto de actualidad porque luzgo,ba necesario aclarar el embrollo y hacer que la responsabilidad pesara sobre los verdaderos cul– pables, porque en la aberración de los pa;tidos y en la ceguera de los pueblos que, sin examen previo aceptan como Cierta cualquíer monstuosidad, por absurda que sea, $e había llegado hasta arrojar sombras sobre el General Zavcda, suponiéndole en inteligencias con el

15

Page 63 - RC_1967_05_N80

This is a SEO version of RC_1967_05_N80. Click here to view full version

« Previous Page Table of Contents Next Page »