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« Previous Page Table of Contents Next Page »el 'Mal: esa prohlblcló" aleló ó los triunviro. de la Junta
de Gobierno. Natural ~!ra que los tres que habían estd–
do ó la cabeza de la revolución, fuesen los que fa re.. presentasen en la nue'fa Junta; pero la ambición que germinaba los aleló dé ese puesto que les cerraba el paso para llegar á la Presidencia. El primero que se negó fuó Montiel, que había sido el Iniciador de la re– voluci6n, é indicó para que ocupase su lugar á don Fran– cisco del Castillo qua le había ayudado en los arreglos
p~ra la entrega del cuarlel de Granada. Esa indicación disgustó á los otros, produio general descontento y estu– vo á punto de producir un rompimiento entre los que acababan de unirso y de luchar por poner término á las calamidades de la nación. Montiel se encaprichó é im– puso su candidato; los otros cedieron, pero se negaroo
á formar en la Junta de Gobierno y cado uno nombró quien lo representara: Zavala designó al General Miguel Vigil y Zelaya al doctor Luciano GÓmez. Estos tres de– legados, puede decirse, 6 estos tres muñecos, como al–
guien les lIam6, se trasladaron á Managua y con Ma..
chado y el doctor Fernando Sánchez, formqron la JunJa de Gobierno.
LA JUNTA DE GOBIERNO, UN CAMPO
DE AGRAMANTE
Desde el principio fué eso Junta un campo de Agra– monte. Machado y Sánchez no podían pretender nodo para nadie y eran objoto de seducción de parte de sus compañeros que procuraban tenerlos en su favor; pero los otros tres tiraban cada uno de su lado, preparando el campo para las futuras elecciones.
Apenas instalado la Junta, llegaron á Managua las fuerzas vencedoras y al pasar frente al cuartel de lo poli– cía hubo un tiroteo del que resultaron algunos policiales muertos y heridos. La causa de aquello fuó que un sol– dado de los muchos que antes habían sido maltratados por la policía, que, como he dicho, se habla convertido
en guardia pretoriana del doctor Sacasa y fu6 el prInci– pal instrumento de sus desmanes; no pudo contener su enoio al ver á sus verdugos y disparó sobre ellos su arma. Ese desorden produjo grande alarma: se creyó que había una contra revolución y hubo un momento de púnico en la capital. La noticia de lo ocurrido allí, tomó mayores proporciones en León: supusieron que la gU,erra continuaba, que el tratado de Sabana Grande había sido un ardid para tomar la capital y corrieron á
la~ armas; felizmente se conoció luego la naturaleza de lo ocurrido y se restableció la confianza. Los temores de un nuevo trastorno habían tenido fundamento. Des.. puós del triunfo del 20 de Moyo, Gómez abandonó la Cruz lIoja, vió perdido á Sacasa y se escapó para Masa– ya, Desde luego trató de disculparse, do lavarse las manos por haberse quedado en Managua y para hacer.
se olvidar su conducta; se acercó al General Zeleya, des–
pertó su ambición, lo hizo ver la popularidad que tenía en el ejórcito y la ocasión de aprovechar aquolla co– yuntura paro apoderalSe del poder. El General Zelaya re(hazó aquellas sugestiones y se mantuvo en el puesto del deber; pero se traslució lo ocurrido y se comenzó á
temer que no hubieran sido patri6ticos ni desinteresados los servicios que los liberales de Managua acababan de prostar á la que 'se llamaba la causa del orden. Los peligros de que estaba rodeada la nueva si..
tuaci6n eran visibles. León continuaba armado, el Ii..
beralismo levantaba la cabeza y los conservadores no
e$ta~an sinceramente unidos y compa~tos para hacer fronte á las dificultades que surgían. Algunos conser– vad9res propusieron que desde luego se desarmase á León; pero otros se opusieron, alegando que eso agria.. ría los ánimos, ,engendraría "uevos odios y avivaría el espíritu de localismo que convenía extinguir. Se deja–
ron las cosas como estaban y la navecilla del Estado, tripulada por inexpertos marinos, despleg6 sus velas en mar proceloso, y, sin rumbo fijo, avanzó á la aventuta, juguete de las 01(:1$, de los vientos y dé las corriente:s.
"EL CUARTELAZO", LA UNICA ESPERANZA
LA Junta de Gobierno desborró desde el principio y perdió lastimosamente el tiempo. Preocupada con las próximas elecciones,
$U ocupación preferente era escoger
y nombrar los nuevos empleados que debían servir pa– ra ello. Esta operación, que debía ser obra de pocos dlas, se prolongó por más de un mes. Cada candidato ora objeto de largas discusiones por que cada miembro de la Junta pretendía colocar 6 los suyos. Esta cons– tante lucha produlo serios disgustos que llegaron hasta
olterar, entre ellos, las buenas relaciones. A pesar de
que los nombramientos pasaban por alambique, los li–
berales habían obtenido en León y Chlnahdega buenos puestos y algo favorai?les en Managua. era lo que ~e .. casltaban porque no podían pensar en el triunfo electo–
ral y su única esperanza realizable se cifraba en ,~n
"cuartelazo", aprovechando los elementos y el despecho de 105 vencidos. A ese fin 58 encaminaban los trabajos de los liberales y no cabe dudo de que procedían con cautela y salian avantes en casi todo. La contrarrevo.. lución ero muy fácil. Sacasa había caido, pero Occiden– te no había sido vencido: teníe sus elementos y estaba listo para correr en pos de aventuras. Zelaya, por no
~er granadino y ~:or sus relaciones con los liberales de
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Occidente, estaba en buenas condiciones para sacar par.. ti do de aquella situaci6n. Los granadinos no vieron ese
poligro inminente, embebecidos los genuinos y los pro.. gresistas en lo concerniente (11 predominio de su círculo, en vez de atender al peligro común y de aspirar á fun .. dar un Gobierno nacional que diese garantias y libertad
él todos 105 asociados. Si hubieran procedido con ¡uicio
y patriotismo, se habria consolidado la paz y evitado esa soril,l de calamidades que todav.ía n~ termina. La am·
bición de Zelaya era muy conocida; nadie ignoraba 105
pasos que había dado on pos de su ideal; era de pre– sumir que no renunciaría así no más de sus ilusiones, y
que si no por la línea recta, procuraría llegar 'por la curva al fin á que espiraba. Si en vez de orillarle, de codearle, se sirven de él y le colocan 01 frente del Go– bierno, habrían tenido un Gobierno popular y bien cons.. tituído, rodeado de todos los buenos elementos del país, bien inspirado y dirigido con acierto, que éro á cu~nto
debían aspirar los patriotas, los hombres de orden,' tos amantes del progreso de su paísj pero nadie pens~·';in
oso, cada uno tjr6 por su lado y procur6 ganar ptó.StU!:'
tos para ;disputar el triunfo á los otros. ..
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