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Es decir, cuando el escritor de costumbres, el perio– dista y el crítico dicen la verdad Entonces es un error lo que pasa

Un revistero, pongo por caso, en su afqn de ame–

nizar la gacetilla con variedad de noticias, escribe algo

parecido a esto

-Ayer fue nombrado Inspector del alumbrado el señor N , en lugar del señor P Que cumpla con su obligación el nuevo empleado, y que no nos vaya a dejar o la luna de Valencia

"Se nos informa que el joven S

I

que intentó sui–

cidarse por causas amorosas, ha logrado ablandar el corazón de la ingrata que estuvo a punto de llevarlo al sepulcro Le ha dado el sí y ellos se casarón Un suicidio menas y una pareja más bajo el yugo del ma–

trimonio"

If

¿Queréis tener una idea de lo que es la imperial

Toledo en las noches en que no hay luna, vista a la luz del mal alumbrado de kerosine? Mirad esta figu– rilla negra y con parches y rayas blancas, verdadera copia de las tortuosas calles y deformes manzanas de

casas, sumidas en oscuridad perpetua'?

Estas y otros sueltos semejantes se pu¡'lican, el periódica circula, y al día siguiente o el mismo día

comienza Cristo a padecer

Se presenta a la redacción del diario un individuo de cara agridulce, saluda seriamente y dice

-Disimule Ud que venga a quitarle el tiempo,

pero mie creo con derecho! porque a mí se me quita

la honra

-El redactor se queda estupefacto y fijando sus

miradas en su interlocutor, dice muy serio ¡no entien·

do! Esplíquese Ud

-j No entiende! Y en su periódico se me insul– ta suponiéndoine capoz de

_.¿Se insulta a Ud en mi periódico? Cómo tomó Ud El Rábano?

¿Cómo por cjónde? Claro está que por las hojas

~ Pues allí IIstá el mal, amiguito

-No señor, yo tomo las cosas como debén to-, marse, entiendo de literatura y sé muy bien lo que significa dejar a la luna de Valencia Eso es un in– sulto, yo soy hombre de bien y no se ine sientan mos– cos

-Cálmese Ud No he visto ese suelto, pero la

frase que tanto le escuece es ionfensiva y sólo signifi–

ca en este caso el deseo del gacetillero de que alumbre Ud la ciudad con kerosine y no la deje como su pre– decesor a la luz de la luna

-No señor La frase tiene muchas aceptacio–

nes, vea Ud el diccionario y se convencerá de que se

me ha querido ofender

-Está bien, veré el diccionario y avisaré al gace–

tillero poro que rectifique

-Eso es, avise al gacetillero, yo comprendo que Ud no ha querido ofenderme, somos amigos, y hasta

otra vista

-Triste va por la calle el desventurado perio– dista, pensando en los percances del oficio, cuando zas, otra le pegan

-Adiós, señor Rábano, vengo acá, grito una voz femenil. Tengo qué hacerle cargo. ¿Por qué me ha sacado Ud. en su periódico? No tiéne otras cosas

qué decir? Por qué me mete allío, poniéndome en

vergüenza

Me asusta Ud Yo no lo he metido, ni sacado,

ni puesto en ninguno parte

-Ahora se hoce el desentendido. Y ese suelto en que se dice que iba a lIevor a uno al sepulcro, que Se ablandó mi corazón y que estoy para casarme con

mi apasionado pretendiente?

-¿De Ud s~ habla? pues rip he visto su nom-bre en el periódico .,

-Mi nombre no está, pero por las señds se ve

que soy yo

-¿Con qué, por las señas se conoce Ud?

-Sí, señor, yo soy

-De manero que eS cierto lo que se dice -Muy cierto Me caso y me caso Pues me alegro y deseo sea feliz

Pero bosta yo de rábano, dij9 uno de los recién llegados No hay necesidad de más para probarnos su excelente memoria y los desventiJros del periodista

Convengo en todo eso, pero insisto en que es preciso

decir alqo o lo Municipalidad

-Tiene Ud razón El periodismo es un apos-tolado que há de ejercerse como· se debe O dejarse, dijo el compañero del recién llegado

Sr, señor, dijo el otro, es vergonzoso que una

población que pr.etende ser ciudad, q,:!.e ~e .(10 el pom– pOso nombre de Sultana del Gran Lago; n6· tenga ca·

IIes empedradas o macadamizadas, rl¡ ,<¡ceros transita· bies, ni un parque, ni un jardín público paro recreo y

solaz, ni un teatro, ni un mercadó, ni l)n lavadero, ni

bibliotecas públicas, ni casinos, ni nodo eh fin, de lo que hay "n los ciudades que no llevQn ese nombre por sarcasmo, en las ciudades que ('1) .' •

.' . -Pero, amigo, le interrumpió el dueño de lo cása, Ud quiere, y perdóneme si digo níal, que Selva cargue con la responsabilidad de todo Vea UI! co– mo se le vo encima toda la prenso ministerial y aun

La Voz del Pueblo, cargándole en cuento hasta los oueltos de gacetilla que él no escriloe y que muchas vec.es no ve ¿Quiere ahora que ¡Dar promOver los mejoras locales se atraigo el odio de jo Honorable Coro poroción Municipal? Convenzose lJd de que el ofi– cio de escritor tiene sus quiebras y ,,~ el menos remu– nerado Con nadie queda bien él p~bre escritor indpendiente, ni con los mismos del oficio Los mi– nisteriales lo ponen de oro y azul y hasta lo insultan suponiéndolo vendido a la oposiCión, siendo ellos los vendidos al gobierno, la oposición a ~\! vez, le arruga el ceño porque no entra de lleno con ella y le dice verdades de a folio, el mal novelista pide satisfacción

01 crítico que lo juzga, como si el critico tuviera lo

culpa de que aquel escribiera malas novelas, el escritor de costumbres se ve sin cesar acosqdo por todos los

hombres a quienes animan las malas pasiones que

fustigo, el mal orador en la tribuna quiere posar por un Cicerón en la prénsa, todo lírico por Campoamor o Núñez de Arce y cualquier coplero por un Ayala "Es muy posible que llegue un día cóntinuaba con en– tusiasmo el dueño de la caso, levantándose del tabu– rete y quitándose el puro de la bocq; es muy posible,

(1) NOTA-De tod" "to bay ya teatro, merc.e.do "g parque

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