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Los crecidos impuestos, verdaderas espoliaciones del pueblo, los escandalosos peculados cometidos des– caradamente o la sombra de contratas escandalosas, en las que se chupa la savia del pueblo, la corrupción

administrativa, elevada a sistema, la violación de las

garantías individuales y multitud de actos despóticos

y tiroónicos

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son motivos bastante para un levantq– miento en maso

l

cuando no hay otro medio de poner

coto al mal.

Muliitud de pronunciamientos, de rebeliones, de revoluciones sangrientas han sido determinadas par esas causas sin que hayan tenido parte alguna la inde– pendencia nacional, la división de poderes, la libertad del sufragio y el principio de alternabilidad

Los crecidos impuestos produjeron la revolucióh

norteamericana

El derroche y los grandes peculados, empobrecie– ron el erario de los reyes de Francia, la pobreza hizo

pensar en aumentar los impuestos, para decretar esf:!'

aumento se convocaron los Estados Generales y la$ Estados Generales trajeron la revolución que destronÓ y decapitó a los reyes, proclamó la República y trans– formó el mundo

La corrupción y los crímenes de los Tarquinas despertaron o Bruto, sublevaron al pueblo, derribaron la monarquía La República se proclamó sobre el ca–

dáver de lo profanada Lucrecia

Carlos I quiso ser monarca absoluto como sus

abuelos y reinar despóticamente Negó las garqntlas que el pueblo pedía y se obstinó El pueblo se levan-ta y la cabeza del monarca rueda bajo el hacha del verdugo

Carlos X quiere restaurar el absolutismo borbó–

nico y suprimir la revolución, amordaza la prensa con

sus ordenanzas de Julio, la cólera del pueblo estalla y el nieto de San Luis toma el camino del destierro es– clamando al embarcarse en Cherburgo y mirando el

cielb i triste suerte es en verdad, la su~rte de mi ra~a!

De",(Js está sacar otras enseñanzas de la historia para derngstrar que los justos motivos de uno insu– rección .son muchos Los pueblos los conocen instin– tivamente sin que se los enseñen los filósofos y los pu– blicistas Hacen uso de su derecho con su admirable

insti~tó Quizás no razonan¡ pero sient~n Conocen

sus verdaderos intereses y saben defenderlos Siguen con entusiasmo a un caudillo cuando les lleva por el buen camino y le vuelven la espalda encogiéndose de hombros cuando le ven pelear por 'su ambición y no yo por la j"sticia y el derecho Quizás alll se encuentre la clave para explicar la grande el'evación y la súbita caída de ciertds personajes populares, lo mismo que el

prestigio inmenso de una revoludón en sus comienzos,

su rápido descenso en la opinión, la parálisis en su

carrera de triunfos y final disolución que no tarda en llegar

NECESIDAD DE I,A REVOLUCION

Hay un hecho histórico que nadie pone en duda en estos tiempos, y es que la mayor parte de las cala– midades que ha sufrido la América española tienen como principal causo la resistencia opuesta por el clero al espíritu innovador, propio de la humanidad Las ideas modernas han encontrado poderosos obstáculos para abrirse paso

Ha sido necesario supremo esfuerzo de hombres privilegiados para implantar ideas nuevas La lucha ha sido desesparada y sangrienta entre los principios

antagónicos

Poseedor el clero de ínmensa riquezas, dueño absoluto de la conciencia de la multitud que perma– necía sumida en la noche de la Edad Media, director exclusivo de las inteligencias atrofiadas por la supers–

tición y el fanatismo

l

y teniendo en sus monos las

llaves del cielo, las del purgatorio y las de los tesoros de la tierra, su imperio debía ser absoluto, su poder incontrastable

Grande audacia fue la de los que iniciaron la cruzada contra las viejas ideas, la de los que tomaron la piqueta para demoler los antiguos y grandiosos mo– numentos, fortalezas al parecer inexpugnables, del reinado de la teocraCia, fue la audacia del apóstol, fue la abnegación del mártir que se lanzaron al sacri–

ficio en aras de su doctrina, por perseguir y realizar

su ideal, por obedecer la voz de su conciencia, por

cumplir su misión providencial

Los apóstoles que predican la doctrina del Cris-

to, el mas humilde de los revolucionarios, el demole–

dor del mundo pagano, los primeros cristianos, esto es, los primeros prosélitos, los primeros conversos, poseí–

dos del espíritu revolucionario, llevan Su entusiasmo

hasta el martirio que sufren con impasibilidad estoica Con su doctrina y con su ejemplo renuevan la socie– dad Los dioses del paganismo caen, y la nueva doc– trina se abre paso En su punto de partida, apenas tiene doce apóstoles, pero durante su lucha de cua– tro siglos, cuentd millones de mártires, millones de sectarios, hasta que llega al poder enseñoreándose del alma de Constantino, por el ascendiente de su santa madre

Los siglos ruedan y el espiritu humano necesita de renovación Su destino es progresar, padeciendo Lo que en un tiempo fue revolYción y progreso, es

despu~s reacción, atraso Abelardo,Savonarola, Juan Hus y Jerónimo de Plaga son los precyrsores de de la nueva doctrina, los apóstoles y mártires de la renova– ción social Lutero, Calvino, Zuinglio continúan la obra, y la humanidad entra en un nuevo periodo de renovación y de lucha

La obra de renovación que se opera en la con– ciencia va a compás con la social y politica. Los fi– lósofps y los poetas hacen el mismo papel que los apóstoles, propiamente dichos, y los esfuerzos y sa– crificios de unos y otros son equivalentes y tienden al mismo fin el progreso humano

Asl como los esfuerzos de Cristo y sus ap6stoles prepararon la calda del mundo pagano, y los de Abe– lardo y los suyos, la renovación religigosa, que consu-

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