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« Previous Page Table of Contents Next Page »libertd, o las personas, se descuidarpn todos las mejo– ras, ,~~,acobó el erario, no hubo mós Justicio, y solo
quedó I,In fontasma vacilante de administración Los
vencidos, Viítctimas de represalias inauditas, y querien–
do también vengar
Q sus prisioneros, sacrificados CO~
mo ~riminoles, se apresuraban a reunirse y a atacar
de nuevo al vencedor Lo traición, lo hipocresía, la seducción, lo conspiración y el asesinato se introduje– ron en las costumbres políticos Esta situación es– pantosa duró hasta lo muerte de Cerdo, fusilado en Rivas én 1829" " .-
Según lo tradición, es un poco exagerádo la pin– tura que hoce el señor Levy de aquellos aciagos días, pero en el fondo lo creemos ,exacto No estamos de' acuerdo con él en que hoya terminado con lo muerte de Cerda, par el contrario, creemos que desde allí dota es(' carácter personalista de nuestros partidos y esa ferocidad que han tenido nue~tras luchas, aunque' es verdad que cada día se noto menos borbarismo a medida' que se popularizo lo instn¡cción y se avanzo
en el comino de la civilización
No es nuestro ónimo escribir lo historio
r
ni hocer
,rectificaciones, sino servirnos de aquellos hechas his– tóricos que pintan, por decirlo os!, el carácter de los partidos, revelando su naturaleza y sus teridencias. Quizá ,suframos algunas equivocaciones en Id enume– ración cranológica da los sucesos, p"rque descansando en los relaciones de algunos oncian"s, eS l'roboble haya inexoctitud, pues no es fácil fijgr <:on p,ecisión lo fecho de acontecimientos lejano:; rió teniendo más dqtQS que uno tradición embrollodCl, , A don Dionisia Herrera sucedi6 el señor Zeped Cl Oigqmos hoblar a Mr Levy de aquellos "borrascosos tiempos , , ,"Las rivalidades de Leóri y Granadq sirven de
pret~xto al desarrollo de las más viles pqsiones Se establece de facta la guerra de los que noJienen nadq contJ a los que tienen alga Zepeda f~e \cl,Sesi¡ic:ióo en Le.ón,' (1837) El vice Jefe Núñei siguió ejerciendo el
mancfo"; ';:: _
, Qespués de Núñez fue Ellectó i!Jirector del EstadQ don Pablo Buitrago, o quien sucedió don Manuel Pé– rez Entonces la Dirección del Estado estaba separa– da de la Comandancia general El verdaqero Director era el jefe de armas El célebre Casto Fonsec<J ejercía lo Comandancia y disponía a su CIntajo de "a sociedad La autoridad moral del Director no valía nodo ante la soldadesca desenfrenada que rodeaba o Fonseca El militarismo estaba entrgnizqdo, se atro– pellaba sin distinción a todos los ciudddci'nos y el des– cg,ntento era general Pero los actos desautorizados de Casto no se limitaban 01 Estado, sino que se exten– dían hasta o los vecinos 01 grado de atraer sobre Nica– ragua los armas del Salvador y Honduras Malespín invadió el Estado y puso sitio a Le6n. Los desconten– tos de Nicaragua aprovecharon la oportunidad que se le5 presentaba para poner término a la oprobioso do– minación de Casto Managua fue la primero que se pronunció contra el Gobierno, la secundó Masaya, Granado siguió lo corriente revolucionaria y la suble, ción f\)e general. Don Silvestre SélvQ se puso d la cabeza del movimíento y ~nvió uri agente a Leó,; con objeto de mediar entre el Gobierno y los invasores
toda la expulsión de Cerda y Argüello La guerra del
año de 11, dicen algupos ancianos de Granado, al re– cor<Jor los pi ¡meros síntomas de nuestra independen– cia, aquellos movimi~ntos patrióticos precursores de la libertad de un pueblo.
La. independencia se proclamó y apenas se co– menzaba a fundar lo República de las provincias uni– dos de Centro América, cuando' en 1822 fue anexado 01 imperio mexicano Desde luego se formaron dos partidos políticos que, como hemos dicho al principio, eran verdaderamente tales Uno quería la anexión, otro la República independiente En León estaba el foco del primero, y en Granada el del segundo Or– dóñez dio el primer grito anti-imperialista, y bajo su bandera se alistaran los liberales. Sarabia, último gobernador español, marchó sobre Granado con fuer–
zas aguerridas y numerosas, pero sus esfuerzos se
estrellaron ante el puñado de patriotas capitaneados por Ordóñez
A lo derrota de Sorabia sucedió lo anarquía mós completo Don Crisanto Sacosa quiso derrocar a Or– dóñez que mandaba en Granada Reunió en torno suyo a varios amigos, formó en Managua y Masaya un pequeño ej~rcito y' atacó o Ordóñez Fue recha– zado Reorganizó su ejército y marchó sobre León Allí tuvo la mismo suerte que en Granado, pero antes de I etirorse incendió porte 'de la población (26 de agosto de 1824)
Como don Crisanto era granadino, los leoneses han tornado de pretexto esa circunstancia para hacer recaer sobre Granado lo responsabilidad de aquello mala acción, sin' tener presente que Granado también fue víctima de"Socasa
Desde e';'torÍ9,es doto, o nuestro juicio, la rivali– dad entre esos dps pueblos, llamados a impulsar el progreso de la República, pero por uno fatalidad des– tinados o labrar los desgracias de lo noción,
Después eje, esos disensiOnes, en que desgraciada– mente se creó :~I 7\'lerrnen fecundo de discordias futuros, se trotó de r~organizor el país Cerda y Argüello fueron electo~; Jefe, el, primero y Vice-Jefe el segundo Muy prOnto hubo desacuerdo entre ambos personajes y cad\! una se pyso o lo cabezo de uno facción Ma– nagua y Rivo~, se,; pronunciaron por Cerdo, León y Granada por ArgYello Como se ve, ya no es lo lucho por un principio, ni por la rivalidad entre las dos ciu– dades, sus móvil!,s son más bajos
"Una guerra civil furioso, dice Mr Levy en su Geografía de Nicaragua, en lo cual se olvidó comple–
tamente el punto 'de partida político, para fijarse úni– mente en móviles personales, cubrió el país de sangre y de ruinas durante tres años. De esa gl,lerra data la extraña costumbre de que en Nicaragua cada ciu– dadano se considero como obligado a formar forzosa– metne en las filas de un partido; nace por decirlo así, afiliado a él, arriesga su vida, descuido sus bienes y la educación de sus hijos, únicamente par no soportar la humillación de ser gobernado por el partido contra– rio, aunque éste hiciera el bien del país La guerra ero salvaje hombres de talento, pero pobres, se acos– tumbraban q la desdichado idea de apoyarse sobie lo fuerza para goberriar, y de gobernar para adquírir bienes, a cada momento se violaban la propiedad, la
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