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« Previous Page Table of Contents Next Page »EL MODO DE SER POLITICO
EN NICARAGUA
Durante el medio siglo que tenemos de VIVir la vida de las pueblas libres e independientes se han he– cho constantes y generosos esfuerzos por los patriotas poro consolidar las instituciones democráticos que felizmente adaptaran los práceres de lo independen–
cia, y encaminar nuestl a incipie:nte nación en el cami–
no del progreso, siguiendo las huellas de pueblas más cultos, pero la ignorancia de los unos y los molas pa– siones de los otros han maleado la obra del patriotis– mo y colocado a la patria en diversas ocasiones al bor– de del abismo
La diferente manera de ver y apreciar los cosos, los intereses encontrados y las rivalidades y los celos, han flOccianado a los nicaragüenses, constituyéndoles en bandos que apellidan políticos y lanzándoles a la lucha material, lucha impía e insensata que nos ha dado en último término la ignorancia, la pobreza. el aislamiento, y en fin, todo ese cortejo de moles propios de las guerras civiles
Cualquiera que de lejas contemple el cuadro que presentu la mayor porte de las naciones que surgieron al grito de independencia lanzado en Caracas en
1810, creeró ver en nuestras constantes agitaciones,
en nuestras luchas, con frecuencia salpicadas de san– gre, los esfuerzos titánicos de un pueblo robusto e intelígente, por sentar la nación sobre sólidas bases pensará que los llamados bandos políticos están se– parados por ideas y principios diferentes, ideas y prin– cipios que cada cual juzga que san los mejores y que desea con sinceridad y buena fe llevar al Gobierno pa– ra labrar con ellos la felicidad del pueblo, cuyo nom– bre invoca y dar honor y gloria a su querida patria ¡Pera cuón mal nas juzgaría! Qué completa sería su
ilusión!
Can excepcián de la guen a de la independencia, todas nuestras luchas na tienen mós móvil que pa–
siones, caprichos e intereses mezquinos que se quie–
ren satisfacer
Con excepción de los partidos real isla a que deseaba la perpetua dominación de una potencia ex– tranjera, la se·mpiterna esclavitud de la patria, e
independiente que se lanzaba al combate sin armas, sin
disciplina, o mós bien, sin más armas, sin más discipli–
na, que la conciencia de sus derechos y el anhelo de su libertad e independencia, con escepción de eSos
dos bondos, decimos, todos los demós no tienen, no
deben tener raZÓn de ser ¿Qué es lo que uno quiere y el otro rehusa? Cuál es la línea que los separa? A dónde van, qué buscan? Ya lo veremos
Con frecuencia se quieren dorar nuestars mise– rias, para que no aparezcan tan repugnante el cuadro
que presenta m¡estra historia política, Pero las buenas
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intenciQ~es de nue~tros escritores son impotentes pa–
ra ocultar la verdadera naturaleza de los hechos, y al través de los bellos colores se descubren Jos manchas negras y repugnantes que afean el c'uadro. .
Basta observar las denominaciones de nuestras partidos para conocer que carecen completamente de
aspiraciones legítimas
Después de los Liberales o Independientes y Ser–
viles que tuvimos al tiempo de nuestra emancipación, los demás, con una excepción, no expreson noda
Purujos y Cachurecos Sapelcos y Chapiollos c:ulumucos y Abejas Desnudos y Mechudos Calandracas y Timbucos Demócratas y Legitimistas
Paperones y Crestones
¿Qué significan esas denominaciones bórbaras,
qué expresan, qué revelan?
Significan la ausencia completa de ideas y prin– cipios contrapuestos que se trate de dilucidar expre– san la falta de bandera legal que, cubriendo la mes–
nada con sus pliegues excuse sus extravíos, y revelan
las pasiones de la muchedumbre y los hechas cons– tantes que les han caracterizado
En los países civilizados en donde hay verdaderos partidos políticos, hay entre ellos una verdadera línea divisoria, formada por las ideas y los principios que se pretende llevar a la práctica y a los cuales se quiere OlTloldar Jo sociedad, ya para darle una forma cam– pletmente distinta, ya para modificar y mejorar la
anterior
En Inglaterra estón el partido Tory y el Whig, es decir, el que sostiene las prerrogótivqs de la corona y se op~me a las reformas y el que quiere las innovacio– nes liberales Unas veces domina un bando, otras el otro, según la mayor o menor populc:¡ridad de que al– ternativamente disfrutan, o las complicaciones que
surgen en las relaciones interna.ciono1.es con motivo de
la política que se inaugura Cada !,lno de esos par– tidos tiene ideas que realizar cuando llega al Poder, al cual llega, no en virtud de la fuerza bruta sino por la fuerza de la opinión
En Alemania están el partido católico y el pro– testante Los nombres indican su naturaleza y sus tendencias Los partidos allí tienen un carócter re– ligioso porque siendo Alemania la cuna de la RefarlDa, las luchas que tuvieron lugar desde que se inic.ii/"el movimiento revolucionario de la conciencia a del libre
~xamen contra la autOl~idad de las papas, llevaron ese carócter que les ha distinguido
La Italia, al través dI' las diver luchas, que ha sos-
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