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de las g.~ntes po,o preocupadas en investigar la ver– dad de \<;lS cosas y listas para tomar como real lo que no es sino una tergiversación emocional y errónea de las causos de los sucesos Y en Carta a don Juan B Sacasa, prominente ciudadano leonés que le objetó alguno de sus apreciaciones sobre aquellos hechos his– tóricos, el periodi.5ta Selva, con mucho acierto le con– testo en febrero de J 875, lo que sigue

úNó podían en J 8 J J ser rivales los dos pueblos Ambes esiaban sujetos 01 yugo colonial, ambos eran víctimas del absolutismo ibérico, y juntos corrieron lo adverso é> próspero suerte de pueblos que aspiraban o su independencia Granado dio primero el grito de independencia y apoyó la revolución de Leon envian– do una .C<,lumnd de 400 patriotas Los pueblos que

así se conducían no eran rivales ni podían serlo, cuan–

do omoos aspiraban a lo libertad Hubo hostilidad de León contra Granado en J 811, pero la 'ivalidód en– t,e las dos ciudades comenzó después de consumado lo revolución, cuando yo los dos pueblos libres se dis– putaban lo suplemocío en el nuevo Estado" .

LOCALISMO

Es indudable que paro quien desee encontrar lo sohiclón de ese funesto localismo que ha envenenado o ieísi masas de las dos ciudades nicaragüenses, debe tomar' muy en cuento el juicio de Selva por lo impar– cialiCjad con que aprecia los hechos que dieron origen o esas incesantes y debilitadoras luchas en lo vida de la repúglica

Selva, como todos sus contemporáneos, surgió o la vida de la prensa después de sangriento guerra,

primero interna y en seguida nacionol, guerra iniciada

en 1854, en la que Nicaragua y todo Centro América, estuvieron o punto de perder su independencia. No se podria negar que esas hombres no sufriéran la fuerte impresión que les causara lo lucho, que de ni–

ños unos, y en la adolescencia otros, presenciaron, y

sMrieron los desgracias que ello acarreó, y que eso

misma triste experiencia no obrara en su ánimo para

que 01 tomar" parte en los destinos del paí·s, no les sir– viere de advertencia paro buscar el apoyo donde pu– dieron defender su independencia y sus libertades Y es osi como se· explico que Nicaragua ofreciera a Cen– tro Américo 'un notable grupo de periodistas indepen– dient·es que ·brégaban par dar mayor cultura y más amplitud· a los priiibipios de lo libertad y del derecho de gooierno propio, procuróndo arraigar en los encar– gados del poder público lo ideo de garantizar éstos plen'!,,;!,"te, A este último fin encaminaron sus es– fuerzos intelectualés sin que les arredrara el temor de lo amenaza que sobre ellos se cernía Siempre aper– tibidos para lo lucho de ideales, sus mentes estaban listo·s ·pora obrar en favor de los que sustentaban, y Carlos Selva fué uno de ellos y quizás el que más ve– hemenCia y valentía puso en lo lucho

, .. Recibió Selva éscasos aplausos de los mismos en favorede quienes combatiá Los gobernantes, remisos , algunos, o otorgar lo libertad individual, y como coro– lario lo de prenso, le prodigaron destier·ros y perse– cuciones Y se revelo esto, como un lejano recuerdo de las luchas pasadas eh lo rememoración Rue ·hizo en sus' art(culos de "Lo Patrio", en 1896,' de"uñas estra-

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fas de los cantos heroicos del poeta granadino, Juan Irribareni escritos por éste en ··1 B56, cuyos vibrantes versos animaron o los patriotas de aquello epopeya

y en esos artículos se pregunto Selva 01 citarlos si yo no existen aquellos granadinos del viejo tiempo en el que se bregaba por conquistar los libertades

Adón Vivos, pariente inmediato de Selva y es–

critor también granadino, escribió uno semblanza

cuando todavía vivía aquél periodista Un amigo nuestro nos refiere que Selva se indignó 01 leer los francos frases que Vivos había escrito sobre él. Dis– gustado lanzaba improperios contra el escritor que lo habia semblanteado, pero indudablemente, Vivas -que lo conocia muy bien por haber trabajado en "El Diorita" duronte su último época, escribió sobre Selva palabras llenas de verdad sobre eso personolidad– Citaremos tres párrafos del escrito de Vivos que co– rroberan el que nosotros hemos escrito también en este boceto sobre aquel fuerte polemista nicara– güense

Sobre lo venalidad que Se le atribuye o Selva, dice Vivos

"Alguien ha dicha Carlos Selva se vende 01 par– tido que lo quiere comprar Esta aseveración estó muy lejos de la verdad"

Sobre su agresividad en la polémico, Vivas lo des–

cribe así

fl como lo es, nos trae este sí'mil a la mente

el de un bulldog que aseguro su preso, y no lo suelta sino cuando se viene entre los colmillos de la fiero, el pedazo de come con los músculos y el huezo" Su prosa es "como un río caudaloso que corriendo entre vírgenes riberas se reflejo en el cielo azul o tempes– tuoso", y sobre su obra de periodísta de combate, el mismo Vivos declara finalmente "no quedará redu– cido o la nodo del abandono y del olvido, ni cuando pose sobre su dueño el frío torrente de la tumbo" Todo su vida, toda lo fuerza de su privilegiado talento, la eduoción y lo experiencia que adquirió en ese batallar, todo eso lo puso al servicio de lo causo de pader decir, sin trabas ni debilidades, lo que sentía y pensaba Murió o principios de 1912, casi desa–

pel cibido su muerte por sus conterróneos -no re–

cuerdo que se hoyo escrito en la prensa nicaragüense algún comentario sobre su obra 01 dejar esto vida-

Se extinguió esa vida, como uno de tontas, víc–

limo del alcohol ¿Vicio o enfermedad? Nadie sobe hasta hoya cuál de las dos causas debe atribuirse Por mi porte, yo he escrito estos líneas sobre ese vigoroso editorialista nicaragüense que figuró en el siglo pasado con brillo y valor propio, para que no se digo con Saint Beuve que sus conciudadanos le han hecho "el ultraje del olvido'

Los restos de Carlos Selva, que tonto ruido metió en sus compañas de prenso deambulando por algunos países de América, descansan hoy en medio del impo– nente silencio en humilde foso del cementerio de su ciudad natal, lugar donde, como dice T Gray, duer– men

"Eoch in his narrow cell for ever loid, The rude forefathers of the hamlet' sleep".

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