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Véase cómo apreció Selva la revoluCión liberal de 1893 y Jqs esperanzas que abrigaba con el cambio de gobierno .

. En;pota a la página 30 del folleto en que colec– cionó en 1894 algunos de sus anteriores escritos, dice,

01 reprodueir el titulado "Consideraeiones sobre el modo de ser político de Nicaragua", escrito en 1874, io siguiente

"Veinte años han transcurrido desde que fue es– crito esto y én ese tietl\po se han verificado cambios radicales E!n el gobierno, en la organización de los par– tidos y,;en SllS evoluciones políticas El partido liberal ha JlegGl'do al poder, procura definir su programa, tro– ta de ei']~ausarlo en la sociedad, tiende a gobernarse c.onforme :(J 'él, y ha iniciado las reformas convenientes en consonanCio' con sus principios esenciales Ha co–

menzaqo, pues, unq nueva era política que nos aparta de la :r\.ltir'ia Y debe llevarnos hasta la próctica regular, pacíficó y perfecto del Gobierno republicano demo– crático '. Es' bastante haber salido del estado embrio– nario' é"; /¡ye estábamps hace 20 años y lanzarnos re– sueltdmehté por la senda de la verdadera República

"¡:O¡dlá haya perseverancia y que con prudeneia y calma sl¡! vayan verificando las reformas que la na– ción nee:esita para lograr sin eStrépito ni sacrificios el progresÓ a que todos aspiramos'"

Selva se declara partidario del nuevo gobierno en donde.. Qdemós contaba con viejos amigos políticos, pero fán pronto como quiere hacer uso de su libre cri– terio, choca con los intereses de los que habían asu– mido el poder El choque se originó por el hecho siguiente

A fines de 1893 el presidente de Honduras, ge– neral Domingo Vásquez, promulga un decreto lan– zando un reto al nuevo gobierno erigido en Nicaragua Este, lo acepta, y tomo medidas para contrarrestarlo, medidas que consisten en organizar a los emigrados hondureños residentes en Nicaragua, para invadir a Honduras apoyados francamente por el gobierno ni– caragüense . Selva publico la noticia de lo que se proyectaba en el seno del gobierno y al comentarla la combate considerándolo como un grave error político que puede ser de fotales consecuencias paro Centro Américq Los comentarios de Selva causan sensación en el pC;iís y el gobierno, temeroso de que la campaña iniciada con tanto vigor Dar "El Diorita" ejerza in– fJuenci(J ~n la opinión pública y desbarate sus planes, ordeno Id supresión de este periódico Selva anuncio en hoja suelta lo supresión de su diario y 01 final de– clara "que se resignaba y esperaba con paciencia mejores días poro la libertad y lo patria" Pocos días después de eso última tentativa de mantener un pe– riódico independiente, abandona por tercera ve;!: y voluntariamente, su país Sería su último exilio

"Lo Patria", diario que en 1896 qirigía el poeta Aqui– lea J Echeverría, treinta y seis 'Qrtículos en los que historia y comenta los sucesos o~úrridos en Nicaragua desde lo llegada 01 poder del doctor Roberto Sacaso en 1890 hasta febrero de 1896 que estalló la Revolu– ción de Occidente, dividiendo 01 partido liberal que ejercía el poder En esa serie de artículas que tituló "Nicaragua Un poco de historia" se desata con el característico estilo vehemente que le era familiar, en contra del gobierno liberal y en especial en contra del presidente, general Zelaya Muchas de las frases de esas producciones son como guijarros, cuando no pe–

lladas de lodo, que lanza al gobernante Aparte de las violencias, los explosiones de iracundia de sus fra– ses, y los epítetos con que condimenta la relación his– tórica, tiene ésta, indudablemente, su interés, porque al narrar los hechos ocurridos en ese período lo hace con bastante precisión, pero 01 apreciarlos, olvido, des– de luego, el hecho de que se trotaba de uno época revolucionario de transformación polí·tica, como él mismo lo había declarado en 1894, que, asimismo, se trataba de un corto período de seis años, en el cual se habían sucedido tres revoluciones internas y una guerra con Honduras Para juzgar el período histó– rico de Nicaragua desde 1890 a 1896, hay que apre– ciar ante todo los sucesos y vincularlos, para llegar a obtener un juicio exacto del conjunto que en resumen, no es sino un período de transición violento Eso ecuanimidad le faltó al escritor nicaragüense, en los últimos artículos de historia patrio y que escribió lle– nos de mordacidad y de iracur.dia, en contra de los políticos de su país que gobernaban la república en aquella anormal época de transición de un régimen viejo a uno de distintas normas

De Costa Rico pasa a los Estados Uuidos y Cuba, y regresa nuevamente a Centro América Se radica en San Salvador en 1903 donde tuve lo oportunidad de encontrarlo, siempre en su carácter de emigrado político No obstante sus años, lo vida irregular que desde joven llevaba y las penalidades del exilio forza– do, conservaba aún robuslo el talento con que la na– turaleza le había dotado" y mostraba, que en sus numerosos viajes por ofros tierras había adquirido un nuevo caudal de ideas Se sentí{J entonces todavía joviol, amenizando la charla íntima can oportunas his– lorietas recogidas en esa azarosa vida suya de perio– dista proscrito y errante, recordando, asimismo, emo– cionado, sus campañas de prensa y suspirando por volver a ver la tierra nativa

encontró una nueva situación política Una revolu– ción había derrocado al gobierno liberal que lo hablo mantenido a él en el destierro, por más de quince años Había entonces en el país un ambiente propicio a lo intervención norteamericano, estimulad_a ésta por el nuevo gobierno que la regía, así como por los inte– reses mercantilistas del Norte que deseaban imponer en Nicaragua la "Política del Dólar", auspiciada estq

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