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« Previous Page Table of Contents Next Page »dignidad, ya que no ha sido suficientemente virtuoso para rechazar sin doblarse la valcmcha del dolor. Expli– cándose la desgrada del alcoholismo por medio de la
ciencia, se viene a deda,rar este vido, enfermedad. Hay
personas que pueden beber cierta cantidad sin ser afee..
tadas, pero hay otras que despuós de tener en el cuerpo una o dos copas de la sustancia espirituosa, se ven aco.. metidas, osi que va cesando el influio de las primeras gotas ardientes que han echado en su organismo, de Un deSfallecimiento, de una tristeza, de una opresión en fa región pulmonar y do una debilipad nerviosa tan extr~
ma, que se les hace Clbsolutamente necesario acudir de nuevo al delicioso tósigo, que va empeorando cada vez
más al individuo, hasta ponerlo en un estado fal de locu– ra y de al1gustia, que lo que principia siendo un placer se va convertido en un infierno del que sólo se sale cuan.. do ya el pobre delirante, sin esf~erzo$ ni para buscar la horrenda engañadora y falsa medicina, se deja 5uietar por cuctlquiera ajena voluntad o se pone en manos de un médico, que por medios higiénicos le va sacando poco a poco del mundo fiero poblado de visiones terri– bles, de horas I..emendas, en que debido a la debilidad de un minuto se ha derrumbado un hombre. Bien, pues; quien pueda conocerse; quien comprenda el efecto que una inoculación semejante por pequeña que sea puede causar en su sistema, mejor hará en no hacer pasar por su garganta ni una par~ícula de alcohol.
Si es verdad que como dice Chaleaubrial1d, a lodo se responde con la gloria, esa misma se empeña inde.. corosamente con 11uestros míseros anhelos; y si el genio mismo no puede esquivarse al e~tigma que la historia le imprime cuando ha faltado a sus deberos, ¿qué será del pobre mortal que sin dotes superiores para cempen.. sar con elgo sus miserias, va salfando sin freno sobre las reglas del honor, de la conciencia y de la fe?
SU INTEGRIDAD INTELECTUAL
Alguiel1 ha dicho: Carlos Selva se vehde al partido (lue lo quiere comprar. Esta aseveración está muy If:jos de ICI vel'dad. Siendo Selva como es, uno de osos hom· breo que difícilmente se siel1len salisfechos del macia .COII que se manejan los qua gobiernan, si por un momer-to, engañado por las declaralorias de los caudillos, que 1"0–
mefan o fos pueblos (o que nunca les dan; si por un día deslumbrado sueña con lener delante de sus ojos el sis– tema incomparable del gobierno paternal, luego viene el
decaimiento que acomete el ánimo del periodista; y al conocer en toda su rcaJidad el error que le había confun.. dido, airado contra sí mismo y contra los fttlsos declama.. dores, vuelve contra ellos el cañón que antes disparaba desde las fortalezas de éstos, y empieza una carnicería entre los mismos CI quienes hace poco defendía. A Carlos Selva no lo han comprado nunca, porque si es cierto que algunos mandatarios en la América Cenfral, pusieron cier.. ta subvención
(1 los diarios de Selva, lo han hecho en las horas en que éste se encontraba en favor de ellos, ere.. yéndolos cumplidos caballeros para con las leyes y la Constitución, y es entonces que han tenido a bien 10$
mandalarios el hacer algún presenle al adalid que por ellos se batía. No ha sido más ese pago material que ulla recompensa por su lucha tremenda. Mas no se ha conseguido nunca que cuando Selva se ha visto cql1tra– riado en sus teorías políticas, sea cualquiera la subven.. ción que se conceda a su periódico, haya dejado de desbandar, desde el instante en que su 'azóh y su con-
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ciencia le mandaban hacerlo. No se puede con justicia alguna querer infamar el nombre de este batallador, arro– jándolo en las filas de 105 mercenarios que hoy pelean
por Darío y mañana por Ale¡andro; que hoy toman en– tre sus labios la hostia de 105 católicos y nlañana se descol::um en la puerto de la mezquita otomana; que hoy montan guardia al pie de las casas conservadoras,
mientr~s esas estón triunfantes, y mañana firman aetas liberales, sin darse cuenta siquiera de lo que valen -la dignidad y el caráder. De esos no es ni pudo ser Car– Ias Selva, a despecho de sus más grandes defedos y de sus más inicuos detractores. Nosotros nos sentimos satisfechos al tratar de defenderlo con nuestra plunia, porque siempre seremos dreyfusistas cuando el convido en Rennes tenga de su lado el fallo de la declaraloria universal. Selva, ¿quién lo duda entre los que le, cono.. con y han leído sus escritos qua aspira, sueño: "pno,
inútil ambición, ct encontrar en medio de nuestras razas latino-americanas ton indolentes y tan pobres de e~pírihJ,
la luz de la verdadera Iiberlad? Bajo cualquiera fórma de gobierno, llámese como este se llame, Selva quiete la independencia del yo humano, y ha de morir queriélÍ" do la, sin conseguirla jamás, y sin que a la cabeza de
su Jecho mortuorio llegue a inclinarse la esperanza que diga al que fallece, que los pueblos que España colo_ nizó en América, están próximos a ser grandes por el poder de sus hijos, convertidos en inviolables ciudada– nos. A Carlos Selva no le preocupa ni mucho ni poco el dardo que le tiran s-us pequeños enemigos a la cara, porque si le pasa silbando cerca de los oídos, no ras. guña ni siquiera su epidermis. La acusaci6n de venal, deperiodísla que se vende en pública almoneda, puede quedar para otros de cuya especie conocemos algunos
en 10$ días actuales; puede quedar para eSQS tales que
han hecho de la mesa de redacción un moslrador, y un bazar de su inleligenda; puede quedar para 105 que mañana llenarán de improperios a 10$ que adulan hoy; pero 110 para el adalic;l deddido que como Selva se planla en medio de la., vía a decir siempre la verdacl. Ella le ha costado humillaciohes cuando se ha visto oca· motido por 105 que h,," ·Ienldo que escucharla; pero Sel· va la ha dedorada siempre; y si después pena por ella
y aparece débil una ve~, colocado en el paIro del lar. menlo, nadie podrá neg,,' que fue la pluma del escrilor granadino, la que deja '"ara la historia un noble docu· mento, un discurso on favor de 105 derechos de la sode· dad. Carlos Selva no ha hecho de su almacén de gue· rra un escaparate donde se exhiben confituras para todos 10$ gustos; no ha hecho de su Sonia Bárbara una des– pensa donde el estÓMago entona sus cantO$ gastroi1ómi. cos; 110, él no ha hecho una cosa semeiante. Ha cono– cido bíeh que su pluma lenía una misión de alguna im· portancia y ha Iralado de llenarla con enlera buena fe. Hay lunares que pringan la fisonomía de $'U obra, perD
no úlceras sifilíticCls, que provienen de la descomposici6n complela de la sangre cuando agujerean la piel, y de la inicua degradaci6n del Clima cuando se observan sobre la conducta. Puede uno mujer en busca de su ideal, en– tregarse a muchos brazos, pero ella no será necesaria– mente la impúdica ramera que según el número de pesos que recibe, es m6s o menos dulce, o más o menoS des– hOl1esla en su trabajó corporal.
LITERATO De POCA MONTA
Carlos Selva es un liIerato de poquísima monta.. La
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