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tra los ~stados Unidos para obtener la relntegraci6n po·

fria. •

En una circular que el General Rafael Uribe y Urlbe dirigió á sus coopartidarios y amigos de los departa– mentos, dice que es de opinión que mientras no se sepa el' resultado de la misl6n del General Reyes en Estado. Unidos y Europa, se suspenda el alistamiento de los liberales.

Nadie podrá tachar el concepto del G9nera' Urib~

y Uribe como revelaci6n de falta de patriotismo, 6 de

miedo ó afrontar los peligros á una guerra, ellos sd.n el fruto de una reflexión serena y del convencimiento !iincero de que Colombia haría una locura con abrir hos.. tilidades contra Panamá estando por medio los Estad~1

Unidos" .

El Relator 1 además de ro qlJe antes copiamos dice en su NQ del 5 de diciembre:

"Seamos más prácticos; no nos abandonemos en alas de In imaginación en momentos peligrosos; no pen– semos en la guerra, ni aun siquiera en demostraciol1'~

militares. Acabo Colombia de exhibir en cruenta lucha civil de tres años, constancia, energía y valor; arruio6 su riqueza, derramó copiosamente su sangre, ¿y pod~6

con viso de razón afirmarse qua la conciencia ha muer– to para el derecho y que ha desaparecido la virtud de! patriot¡'smo porque no vamos á verter mós sangre y á

derroc"ar más riqueza en lucha supremamente desigu~1

y supremamente aJiatorio? No comprendemos osi e' amor á la patria, perd6nennos los que piensan lo con– trario (¡la lo que nosotros creemos".

Estos razonamientos no han sido hasta ahora con– tradichQs con otros que los desvirtúen y anulen. ESfán en pié, como lo están los que se derivan de la imposibilidad material en que se halla Colombia de allegar fondos para entrar en guerra ton la nación más rica y más poderosa del mundo.

It

El Correo Nacional, en su N' del 17 de diciembre, dice editorialmente:

"Si el Congreso nortearriericano no apoya nuestras reclamaciones, y ninguna nación de primer ord~n ayuda á Colombia materialmente, para contrarrestar los aco– razados, otc, de (os E:ttados Unidos, treemos inútil todo esfuerzo y sacrificio del gobierno y pueblo colombianos,

y tales esfuerzos y sacrificios en el caso indicado, lelos de meioral' nuestra situación, la empeorarían.

IILo que debernos hacer entonces es concretar todas nuestras energías á unir sólidamente lo que nos queda

y hacer grandes y poderosos eSfuerzos para progresar y crear buenos elementos, y hacernos fuertes, como la Francia después del formidable descalabro en 1871, en la guerra con Alemania."

El Nuevo Tiempo, más sensato ya que al principio, dice en su N' de 18 de diciembre:

"Los que hoy proponen llevar la guerra á Panamá están guiados por un noble sentimiento, pero no han calculado los posibles resultados de esa campaña. De.. bemos contener ese impulso que en el fondo es semeian– te al que nos llevó á no aceptar los tratados yanq~i5.

Los americanos apoyan decididamente la nueva nacio– nalidad, y nosotros carecemos de fuerza para luchar con ese país~ Si España fué débil ante los americanos, nosotros somos más que débiles, somos impotentes.

llLa opinión del mundo civilizado nos importa bien poco El valor de esa opinión puede apreciarse al ver 'a manera cómo han iuzgado nuestra conducta generosa

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y correcta en el negocio del cana), Atendamos 6 nues· tros intereses que son lá base de la vida nacional". Un respetable colombiano escribe de Londres al Nuevo Tiempo:

"Qué hacer? Sí! Aun queda argo que hacer, y es una hábil compaña diplomática. Nuestro Gobierno de– be· hacer de lo necesidad virtud, pedir á los Estados Unidos unn fuerte indemnizaci6n por su cooperación en los as.untos que están verificándose.

u~Lo_ demás, las protestas ardorosas de nuestro pa– triotismo lastimC:ldo, las proclames: de guerra, etc.,· no harán sino hacer má~ dura nuestra tarea de suicidas". Don Enrique Cortés, distinguido hombre público, concluye así una carta que publican los diarios de 80go.. t6: ,

uTermino r~gando á mis Icctores que disientan con– migo en ideas, que piensen bien antes de contribuír á

lanzar ni país en otro error ssme(ante al del tratado Herrón-Hay.

liLa ira del coloso estés desatada. Que la nación decída si nos deiamos aplastar por ella, 6 si buscamos un sabio rodeo que 10 apar'e de nuestro camino t

'.

El Grito del Pueblo, al tomar nota de las opiniones contrarias ó la guerra en Colombia, en un artículo SensQtez¡ (ondure en estos términos:

t4Pues bien, en aquel pueblo hermano y amado del Ecuador 01 cuol nos hemos unido lealmente en los mo– mentos del dolor y del peligro, nadie ha llamado trai· dores á los que con elevado espíritu de patriotismo y

con miras de grandeza futura y de regeneración ver.. dadera, en el seno de la paz, han dicho que la guerra sería un crimen y precipitaría la disolución de Colom.. bio,

Aun los más ardientes partidarios de las medidas extremas, aun 105 enloquecidos por el dolor posponen su modo de pensar á In salvación de la República, y discuten, pero no injurian ni calumnian á sus adversa– rios.

¡Oh, cuánta diferencia! IY c6mo se contrista el ánimo al comparar lo que allí pasa y lo que pasa aquíl IV c6mo se duda de que algú6n dio logre el Ecuador ser señalado como e¡emplo de. cordura, como (o será C9lombia, cuando se escriba lo h¡stor¡a de su gran de– sastre y de su noble rehabilitación! Porque nadie que sigue con imparcialidad 111 evoluci6n de Jas ideas que

allí se está efectuando, duda de que ese pueblo,. hoy desgraciado, será uno de los grandes pueblos del Con–

Hhen~e en el porvenir".

; Esto es consolador porque indic" que el vengador de agravios y desfacedor do entuertos se va de veras

y queda en su lugar el buen Sancho, que es una buena persona, aunque se burlen de él todos los caballeros de la andante caballería, que aun viajan en el rocín bus– cando Jas aventuras fantásticas, en 'estos tiempos del vapor y los ferrocarriles, en que impera el positivismo,. en que nadie suspira por ideales muertos y todos miran adelante,

y se vn á tiempo de América el noble caballero, como se fué de España, según la expresión de Gener, cuando esa nación se obstinaba en

sostener ideales muertos, cuando su fúnebre monarquia, cuando su feroz gobierno empezaba á llevar á los españoles á guerras improductivas, estériles para la humanidad y para ella, diezmando las familias, desolando los madres, degene– rando la raza, llevando la flor de la naci6n á matar á morir bajo pomposas banderas, con las palabras huecas

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