Page 114 - RC_1967_05_N80

This is a SEO version of RC_1967_05_N80. Click here to view full version

« Previous Page Table of Contents Next Page »

Estados Unidos por la pérdida del Istmo de Panamá, confiado á la lealtad de los norteamericanos como en depósito sagrado, es indiscutible. Y no sería justo sa– crificar lo Patria en aventuras irracionales ó conservarla en situación de guerra; salvaje en el interior y' ridícula por inofensiva en el exterior, ante los detentaclores de su derecho, abandonando a.sí la oportunidad de recu– perar parte siquiera de lo perdido mientras se emplea– ba el tiempo en discusiones tontas 6 en feroz matanza. El porvenir de Colombia depende del giro diplomá– tico que se al asunto en Washington y á la acción jurídica ante los Tribunales franceses".

El Relator, otro periódico de Bogofá, se expresa en

edos términos respecto de esos mismos puntos:

"Están en un erfor los que juzgan que el movi– mianlo separotista de Panamá fuá un hecho exclusiva– mente local y que hay en el Istmo una corriente de reac– ción contra dicho movimiento. Este, por el contrario, fué general y unánime, y reacción encabezada por pa– nameños no la ha habido, ni la hay, ni la habrá. Dos 6 tres voces aisladas, que no son siquiera do protestas contra el hecho cardinal de la separación y

resistencias más ó menos eficaces organizadas y dirigi1 das por hombres del interior de la República 6 por una parte del elemento cosmopolita del Istmo, no desvir-

túan en ningl1n CaSo ta unanimiciad del movimIento.

En estos momentos puede haber quizá en aquel territo– rio una reacción colombiana, pero no una reacción pa– nameña.

Un pueblo tan esencialmente práctico como el de Panamó, sin tradiciones guerrera y sin poder para re– sistir la acción armada del país, no. se lanza á una aventura scmelante sin el consentimiento previo, sin el apoyo y la protección de fuera u

Enumera en seguida las pruebas de esa protección

y concluye así:

u y por último, en la insinuación del Mi– nistro Beauprá hecha á nombre de su Gobierno, de que los asuntos pendientes entre Colombia y Panamá deben arreglctrse pacíficomente, lo que significa, en definitiva, que Colombia debe aceptar los hechos consumados".

y eso será lo que hará á pesar de las profecías de los colombianófilos que han resultado más colombia– nos que los nativos de aquella tierra, más belicos~s y patriotas que los boers, más dignos y valientes que todos los hispano-americanos; pero, por supuesto, desde las columnas de los periódicos y sin exponerse, como el Capitán Araña del cuento que embarcaba á todos y él se quedaba en tierra.

2 de febrero de 1904.

EL LIBERALISMO COLOMBIANO

y el DOCTOR MANUEL MURILLO TORO

t

SE notable estadista, liberal de veras y ex-Presi– dente de Colombia, expatriado en París en 1861, escri– bió á uno de los revolucionarios de su patria estos con– ceptos:

UNo me sorprende que un numeroso grupo de libe– rales me haya retirado su amistad con motivo de la actitud que asumí en presencia de la guerra. En una ciudod de 60,000 almas he llegado á no tener un ami– go; nadie, excepto el reducido círculo de mi familia, me desea bien.

"Por el momento, la mayoría de los liberales puede tenar razón, pues ven que los Coroneles y Generales sacan el sable, matan y gritan y ven en ello Un triunfo del Partido; que se proclama como victoria del Libera– nsmo que Mosquera ponga las monjas en la calle y bote frailes al extranlero, tomo si con estas medidas se arran– cara el catolicismo de la conciencia de los granadinos .. "La nueva ConstitucióI1 decretará todas las liberta–

des públicas; pero, obra de la violencia, su triunfo no perdurará. Destruidos los conservadores en 105 cam– pos de batalla, el partido liberal dominará en la poli– tica, y no teniendo al frente un enemigo poderoso que le dispute el poder, se corromperá en la molicie; las facciones despedazarán su seno, y se correrá el riesgo de que de reacción en reacción se agote á la larga el sentimiento civil del país, y la República se convierta en patrimonio de soldados y de clérigos. Si esto llega– re á suceder, se hará iusticia á mi propósito de con... ducir el pcrtido á las tierras prometidas de la libertad por un camino largo, el de la poi, exento de la even.. tucdidad de desandarlo. Pero los grupos se impacien– taron, echaron por el ataio y resolvieron sacrificarse to.. dos en provecho de uno solo, precisamente cuando yo me ofrecía en ho(o(ausfo por todos. Y ésta ha sido siempre la diferencia entre las dos escuelas liberales".

20

Meditemos, dice El Grito del Pueblo, al reproducir

Jos cOllceptos anteriores en presencia de lo que pasa en Colombia, y dice muy bien. Meditando sobre esos pensamientos del Doctor Murillo, se comprende que fue– ron profecías que se han venido cumpliendo como las del Doctor Núñez, otro liberal prominente de la misma escuela que aquél, me parece.

En Colombia hay dos partidos conservadores con dos marcadas tendencias; la del uno en el sentido de

la conservación por el progreso moderno, y la del otro

en el sentido de la inmovilidad absoluta. También hay dos partidos liberales ó dos agrupaciones del mismo partido, pero con tendencias diferentes: una que quiere hocer de la libertad una aliada inseparable de la justi– cia, y otra que la convierte en tiranía y licencia. El par– tido conservador que aspira á la inmovilidad es into– lerante y apasionado, lo mismo que el partido liberal que no respeta el derecho de sus adversarios y hace odiosa la doctrina que en apariencia profesa.

Esos partidos, y las diversas agrupaciones de los mismos, han estado siempre en lucha por hacer preva– lecer sus ideas ó sus métodos de gobierno, y de ahí ha venido que no se han dado nunca punto de reposo, porque después del triunfo cada agrupación tira por su lado, yeso división da lugar á la reacción, tanfo más poderosa cuanto más vigorosa ha sido la acción pre– cedente

Desde luego se comprende que el Doctor Murillo pertenecía á la primera agrupación de su partido, que es la representación de los ideales platónicos, y por eso cayó y le sucedió lo que cuenta en la carta de Pa– rís. Lo otra agrupación, la que echó por el atajo y que sólo entiende el liberalismo á la manera de los ¡acobi– nos, es la que por sus exageraciones y excesos ha de..

Page 114 - RC_1967_05_N80

This is a SEO version of RC_1967_05_N80. Click here to view full version

« Previous Page Table of Contents Next Page »