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« Previous Page Table of Contents Next Page »en el artículo del señor Izoulet faltó decir la causa de la prepondercmcia de Estados Unidos y aplicor el hierro candente de lo verdad en el hombro de la raza conde.. nada.
Censura é los escritores ele lo prensa (atina sus
frases gostadas del Umemtenimiento de la paz en el
seno del orden" y del "emor al trabajo y al progreso",
rírculo vicioso en que giran cuando se refieren á la
preponderancia y Itl fuerza de lo nación saiona del Nor..
te de América, sin negar que el contenido de e!ítas fra ... ses entro como fador principalísimo en el adelanto de
todo pueblo; pero cree que el secreto ~el maravilloso engrandecimiento de los Estados Unidos, no está allí,
sino, ante todo y sobre todo, en que 105 sajones no tra...
bajan nunca para el presente sino para el porvenir.
¿Por qué, se pregunta, no habríamos de imitar los latinos esa lobor viril, positivista y clarovidente? No la imitamos porque no fenemos verdadera vo– luntad para salir de la condición en que vivimos y con la cual estamos muy bien hallados. Nos sucede como el vicioso encenagado que se convence que obra mal, comprende que es mejor ser virtuoso, se propone la enmienda; pero sólo tiene veleidad para su reforma, le
falta la verdaclero voluntad y slgue su triste vida.
Nuesfra raza no es inferior á la saiona y tal vez es superior en muchos respedos; pero ha decaído yapa.. rece inferior por los vicios, los errores, las preocupacio.. nes, y sobre todo la mara educación y la deficiente y maleada instrucdón que tenemos.
Si fuéramos capaces de dejar todo eso, de cambiar de rumbo y de imitar lo bueno de fos elOgio-sajones,
~omo los ¡openeses ¡mitoren IQ de los europeos, podría–
mos regenerarnos y salvar la raza, pero ahí está la di– ficultad.
"Antes que León fzoulGt, prosigue el escritor del Guayas, el venezolano César Zumeta lanz6 el grito de alarma en su predicción de la caída inevitcble del Con·
tlnente enfermo, y Emilio Oliviar, al rememorar las causas
de ICJ catástrofe del 3er. imperio, hizo admirables pre... dicciones acerca de la muerte de Ja raza latina, si no can,biaba de rumbo y de miras en la actual evolución de la humanidad, por ella preparada".
Cierto es lo que dice Mr. Olivier, y lo mismo que él han dicho muchos; pero de noda ha servido, porquQ por un oído en~ra y por otro sale.
Nuestra idiosincracia es increíble, y por más que se indiquen nuevos rumbos, la cabra siempre tira al monte
Allí está si no el señor Zumela. Ve y señala un gran peligro, y lejos de aconsejar el cambio de rumbo como Mr. Olivier, dic~ en El Continente enfermo: "Ob–
tener un rápido cambio fundamental en nuestras cos– tumbres públicas es po~o menos que imposible El de– ber inmediato es armarnos. De 105 pueblos débiles de
la tierra, los únicos que falta por sojuzgar son las repú– blicas hispano-americanas Tras prolongada tregua se ha abierto la era aquella, prevista por el libertador, "de una contienda general de los imperios contra la liber– tad". Los fuertes conspiran contra nuestra independen– cia y el Contiente está enfe.mo de debilidad. El hierro fortifica. Armémonos. Con esta sola previsión podemos
<dejar el peligro, y aun conjurarlo".
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Es decir, somos incurables, somos incorregibles; pero mantengámonos tal como somos, al mémonos y
luchemos contro todo un munclo como los pieles rolas,
~os apaches, los moyas y los yaquis. luchemos como salvajes hasta que nos exterminen, antes que transigir con la dviHzaci6n, ~:mi'e-$ que imitof é nuestros elo1emigos.
Quedémonos rezagados en vez de marchar como enes
á pasos agigcmtados en el camino de lo cuItUl'O. Pre– firamos perecer antes que salvornos, como aconseja
El Chileno, cprendíendo de nucs~ros mismos c:or.frorios el trabaio, la libertad, le¡ cordialidad y lo democradCl.
¿Diga ahora el escritor del Guoyas si prcva1ec:icnclo esas ideas, la raza latina, heroica, in~0ligente y todo lo
que él dice, puede vencer su ídiosincracia, que fe! esta..
ciona en el fatalismo, y reo.cciOn(tf y coadyuvar al cam–
bio de leH; sociedades por medio de lo cienda?
Es muy cierto que le bastaría lo qua él elice: entrar
en el terreno de la prácfkCt Clbcmdonanclo el ele la ideo– logía en que ha vívido, !.:tusccndo kl piedra filosofal y
despeclazémdcsc por ideas abstractas, como se despe–
dazon las fieras por In preso que han cle devorar en
la ~oledCfd de las selvas; pero le bastalÍo si quisiera hacerlo, si comprendiera como él quiere, que el engran... decimiento y la decadencia de ICIS rozas se deben él leyes naturales, y pues que conocemos esas leyes, trate– mos de unhnos él lo corriente del progreso de las razas.
Pero lejos de e50, tratamos de plantarnos como roca en medio de lo corriente y resistir sus embates, porque eso es para los nuestros: virilidad, grandeza, carácter, pDtrioHsmo y todo el vocabulario de lo li1erotuJ'a fostuoso
y retumbante, de oropel y filigrano de 105 Omn ~'"'~ .. le–
cadentes, que no dice nada á la mente del filósofo, pero qu~ suena muy bien 01 oído de la multitud.
Oiclá fUElla posible un cambio cl0 fl'ente pOI' la vida cle unCJ laza pora que r~sult'f1a exacto que "só'o [as naciones asiáticas, tronco poc!ri~o do UIlO civilización muerta, y las tribus (lfricemos que se encuentran ~odc'IVjCJ
unidas por el cordón umbilical al antropopi~eco de la
época terciaria, son refradar¡~s él l~ grandeza de la vida
y existen bien Clvenidas ,on su idolatría y servilismo secular ó con su ignorcmcia bestial".
Yo lo he deseado, he procurclclo inculcar las ideas t"onducentes él In evolución para evitar la realización del destino manifiesto, y he trahldo de acallar los gll'i–
~os de In pasión para que $e escuche la voz de la raz6n,
se dé paso 01 derecho y no se oponga la fuerza ét la
corriente del progreso, él la mareel de la civilización que nos invade
Pienso como el ilustrado y distinguido escritor del
GI ito del Pueblo, que un mundo lleno de vida como el nuestro no debería ~uicidar5e, sino mezclar su sangre gastada ét la de 105 nuevos elementos étnicos para ve– rificar pacíficamente una evolución continental que 1105
coloque luego á la cabeza de la civilización.
Si estas ideas prevolecieran, lejos cle ser vencidos seríamos vencedores, la raza adquiriría mil5 vida V mar– charía á la vanguardia del progn:so
r
como los soldados de Córdoba en los campos de Ayacucho.
23 de enero de 1904.
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