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que resaltaría la variedad de opiniones sobre un mismo tema, poniendo de manifiesto la dificultad de conocer la verdadera opinión pública y la imposibilidad de resol– ver quién está en lo cierto ateniéndonos al juicio de la autoridad humana; y no sólo llamaría la atención la va– riedDd de opiniones, sino el tono dogmático en que muchas son emitidas, las contraC¡licciones chocantes y

palmarias en que inc:urre cada escritor y el contraste en–

tre las conclusiones á que llegan los diversos escritores, sin embargo de que parten de las mismas premisas y juzgan un mismo ac:ontecimiento.

No hoy duda de que el mundo se pierde, apa– rentemente, por fedto de lógica; y digo aparentemente, porclua en realidad no se pierde y siempre marcha á la consumac:ión de su destino, empujado por la fuerza in– finita y eterna de donde provienen todas las cosas, se–

gún la filosofía spenceriana~

Las pasiones y los intereses encontrados levantan gran alharoca, luchan y hacen esfuerzos por salirse cada cual con la suya; suele haber victorias parciales en fa– vor de la fuerza, pero la victoria total y definitiva es siempre en favor del derecho, porque el movimiento de las sociedades humanas, como dijo el Doctor Rafael Nú... iíez, está sujeto á leyes providenciales permanentes, de la misma manera que la vida fisiológica de cada uno de sus miembros.

La filosofía de la historia no es otra cosa que el cumplimiento de esas leyes providenciales permanentes. Los que se penetran de: esa verd~d reconocen que la casualidad es una palabra que no tiene sentido. Carlos V creía, en el último tercio de su vida, en la política natural, superior 6 los esfuerzos humanos, y Federico 11 de Prusia, el filósofo volteriano, al cabo de mucho ex– periencia, dijo: "Me entrego al destino que dirige el mundo á su capricho: los políticos y Jos guerreros no son más que juguetes de la Providencia. Instrumentos necesarios de una obra invisible, obramos sin saber lo que hacemos, y muchas veces el producto de nuestros afanes es todo lo contrario de lo que esperábamos". Las opiniones contestes de esos hombres eminentes confirman la teoría de la evolución y djsolución como consecuencia de esa potencia desconocida que obla to.. das las cosas en el orden físico, intelectual y moral.

Estudiando la historia de la humanidad y juzgando

de los acontecimientos con imparcialidad y recto crite.. rio, so ve á nuestra especie marchar á través de las edades, hacer alto, formar grandes imperios, adquirir cultura, luchar con la naturaleza, pelear con otras razas, producir y destruír, emigrar, volver á hacer y deshaeer, agl!'merar y disolver, pero siempre avanzando en algún sentido y dejando un sendero para tomar otro, como aguijoneada por oigo que no comprende, por un nO sé qué que no la deja un momento en reposo y la obliga á verificar el transformismo por todo la superficie del planeta.

He ahí la fatalidad de la ley histórica mostrándo– nos por todas partes las tribos formando pueblos, des– pués naciones que conquistan y avasallan, para en se. guida disgregarse ó ser avasalladas y repetir constan. temente la evolución como quien se agita en un circulo vicioso.

Sin remontarnos á los antiquísimos imperiQs, raya– nos de los tiempos prehistóricos, vemos .esta evolución constante en nuest.ra época opereíndose como en las en.. teriores. El imperio español y e.1 imperio lureo son como

dos libros .abiertos en quo podemos comprobar que la historia se repite y que nada lluevo hay bajo del sol.

El imperio colonial de España se formó por la con– quista y se disolvió por la independencia de los pueblos que lo integraban. Los coudillos del movirnianto se– paratista fueron héroes y patriotas, sinembargo de que desgarraban la patria Españo, arrancaban los miembros de la madre patria, para constituirlos en pueblos libres en patrias chiquitas sin que les detuviera el recuerdo de Sagunto y Numancia, Zaragoza y Gerona, Pelayo y

el Cid Daoiz y Velarde, ni el de las largas series de siglos de continuo batallar por la independencia, la

grandeza y la gloria de la madre en cuyos dominios el sol no se ponía. Inglaterra ayudó como pudo á las colonias insurgentes y reconoció luego su independen– cia, sin que nadie la denigrase y viese en ella otra cosa que una nación generosa, amiga de la libertad de los pueblos.

El imperio turco se formó por la conquista y se va mermando por la separación de varios pueblos que lo integraban. Las islas jónicas se separaron bajo el

protectorado de Inglaterra. La Greda hizo lo mismo con el auxilio de las flotas combinadas de Francia, ~nglate­

rra y Rusia que sepultaron en Navarino la escuadra tur– ca. El Montanegré, la Servia, la Bulgaria y la Rumanía lograron su independencia con el auxilio de Rusia que venció los ejércitos turcos y fué él afirmar la paz en San Stéfano, á las puertas de Constantinopla. Sin embargo de las violencias habidas al desmembrar á Turquía, na– die calificó de traidores á ¡onios, griegos, búlgaros, ser– vios, rumanios y montenegrinos, ni dijo que Inglaterra, Francia y Rusia cometieran un atentado contra el dere– cho infernacional y la soberanía de Turquía.

~ejos de eso, el mundo aplaudió lo hecho y reco– noció las nuevas nacionalidades que surgieron tintas en la sangre de su madre patria, derramada por las po– tencias europeas.

Ahora bien: Panamá proclama su independencia por los 1ustos motivos alegados en sus actas, manifies– tos y demás documentos públicos; organiza su gobierno

y constituye su República; las fuerzas nacionales capitu– la" ante las de la nueva entidad política, y los Estados Unidos la reconocen y apoyan.. ¿Por qué los panameños son calificados de traidores, de renegados los hispano– americanos que simpatizan con ellos, de desvergonzado

y desleal el Gobierno americano que reconoce la inde– pendencia del Istmo, y de soberbio, atrabiliario y des– preocupado, y al propio tiempo hipócrita, irrespetuoso y

pletórico de cinismo el Presidente Roosevelt por haber estrechado la mano de los pátriotas del Istmo que aca– ban de hacer lo que antes hicieron Bolívar, Páez; Córdo.. va, Sucre, Santander, Hidolgo, Morelos, San Martín y demás héroes de la legión sagrada de los redentores de . América?

¿Qué criterio es ese que aprecia de manera dia.. metralmente opuesta un mismo hecho histórico? ¿Dón– de está entonces la lógica que sirve de guía para llegar

á la verdad? ¿Qué significa ese derecho internacional ocomodaticio que suponen atropellado ó respetado se– gún que les gusta ó les disgusta lo que en su nombre se consuma? ¿Cómo explican ese patriotismo elástico que á unos los hace libertadores y á otros traidores á

pesar de que ejecutan el mismo acto? Desmembrar la patria España: IPatriotismol Desemembrar ro patria Co– lombia: iTraición! He ahí el criterio católico-apos\ólí– eo-romano que llama convertido á Saúl porque renegó

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