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ocurridos e~ Chile en 1960, pueden hacer que 105 afluen– tes de un río pasen a desembocar a un río contiguo y

con el Qgua del afluente pasan 105 pece!!; de un sistema hidrográfico al siguiente.

Ofras veces los cambios no son tan espectaculares: dos ríos que nacen cercanos, pero en vertientes opuestas de una cordillera van poco a poco comiendo el terreno en dirección a su cabecera y al cabo de muchos años de erosión pueden llegar a juntarse y con ellos sus aguas y sus peces.

Sin embargo, la mejor vía de paso entre unos ríos

y otros son las llanuras de los deltas; en estas llanuras ocurren con frecuencia inundaciones que unen temporal– mente las desembocaduras de ríos contiguos, los peces pasan así con toda facilidad de un río a otro. Por esta razón las especies de animales acuáticos se dispersan mucho más rápidamente a lo largo de costas bajas de ríos amplios y lentos

Queda sin embargo, el problema de los peces que

encontramos en los lagos volcánicos. ¿De dónde vinie~

ron o cómo llegaron los peces que encontramos en Apo– yo, Masaya y otros lagos pequeños situados en el fondo de antiguos cráteres o rodeados de altas montañas?

En primer lugar puede notarse que las especies en– contradas en Apoyo y Masaya son semejantes a las de los lagos. La famosa mojarra colorad~, exclusiva de Nicaragua, existe también en Masaya, así como los gua~

potes, las mogas y olgunas de las especies de sabale– tes

En la "Historia General y Natural de las Indias" es– crita por el cronista de los reyes de España Gonzalo Fer– nández de Oviedo se encuentra un pasaje que puede darnos la explicación de este mist~rio.

En la tercera parte de dicha obra, en el libro cua~

renta y dos, capítulo cuarto, el citado cronista describe así la laguna de Masaya:

u ni en él hay pescados de ningún género, sino unos pescadicos tan pequeños como taba de aguietos, que no se pueden comer por ser tan

menudos, mejor que en tortillas de huevos,... Yo le pre~

gunté al cacique que por qué no echaban en aquel lago algunos buenos pescados traídos de algunas partes, e me respondió que muchas veces se había probado para que se multiplicasen e tuviesen que comer, e que luego se mueren e hieden, y el agua los sube encima de si, e Clun la dañan".

Debemos tener en cuenta que en aqiJel tiempo pa~

rece haber estado bastante activo el volcán de Masaya, lo que muy probablemente ocasionó en el agua de la laguna cambios que mataban a los peces más delica~

dos.

El citado párrafo nos prueba sin embargo, que los nativos se preocupaban de transportar peces a los la~

gas vacíos para que en ellos se multiplicaran y así pue– de explicarse, por lo que respecta a Nicaragua

l

la pre~

sencia de peces variados en lagunas volcánicas tan ais– ladas como Masaya y Apoyo.

En los lagos de -Nicaragua se encuentran 41 es pe..;. cies diferentes de peces. Estas especies se agrupan en 13 familias.

Se puede conjeturar con bastante seguridad, el lu– gar de origen y época aproximada de su llegada a Ni– caragua.

De estas familias, ocho pertenecen al grupo de pe~

ces de origen marino para los que el mar no fue barre~

ra en pasadas épocas geológicas y que por tanto pudie~

ron llegar a Nicarogua e~ cualquier tiempo e~ el pasa– do.

Estas familias 50n: Carcharhinidae que comprende los tiburones; Pristidae o peces sierra; Megalopidae o tar– pones también llamados sábalos reales; Clupeidae repre– sentada por los _sabaltes; Athernidae con las pequeñas sardinitas que se comen en tortilla en Semano Santa; Pomadasvidae (on los róbalos; Eleotridae representada en los lagos por las guabinas y Symbranchidae repre– sentada por un curioso pez de forma de anguila pero que tiene una sola abertura branquial en la parte infe– rior del cuello.

Las otras cinco familias de peces son estrictamente de agua dulce y necesariamente llegaron a Nicaragua a lo largo de sistemas fluviales

Del Norte llegó la familia Lepisosteidae represen– tado por los extraños gaspare;s. Llegó en una época an–

tiquísima cuando todavía Centro América formaba un todo con las Grandes AnHllas; de Centro América se ex– tendió al actual territorio del oeste de Cuba, por el sur parece que no ha pasado de los ríos de Costa Rica tri– butarios de nuestro Gran Lago.

Como se diio antes, Centro América a la mitad de la Era Mesozoica, formaba parte de una gran isla -con~

tinente que se extendía hasta comprender las Grandes Antmas Hacia el final de la Era Mesozoico, hace unos ochenta millones de años, esta isla dejó de serlo, que~

dando conectada con las dos masas continentales del harte y del sur. Unos cincuenta o sesenta millones de eños después este puente vuelve a romperse y Nicaragua forma otra vez parte de una isla que está ya definitiva~

mente separada de las Antillas.

Por lo tanto los gaspares que se extendieron hasta el oesle dI' Cuba hubieron de llegar a Nicaragua por el puente continental del final del Mesozoico antes de que Cuba se separara de Centro América.

Aproximadamente en la misma época llegaron a

nuestro país, esta vez desde el sur, los antepasados de los Cle1idos, que habitan nuestros lagos, se extendieron también hasta Cuba y por el norte llegaron hasta el rio Grande de México. Tratándose, podríamos decir, de una familia más elásticas, evolucionaron con rapidez en nues,– tras aguas dando origen a peces tan distintos entre sí como los guapotes, moiarras y magas.

Actualmente esta familia Cichlidae está representa– da en los lagos por tres géneros divididos en trece espe– cies fácilmente separables a primera vista.

La _familia Poecilidae, cuyos individuos son conoci– dos en Nicaragua como olominas y pepescas son proba– blemente originarios de Centro América, en una época antiquísima, tal vez se originaron en las aguas de la

isla~continente de la mitad de la Era Mesozoica.

A lo largo de muchos millones de años se exten– dieron hasta las Grandes Antillas, llegaron por el sur hasta la Argentina. Por el norte

l

tal vez a lo largo de las llanuras costeras del golfo de México se extendieron hasta Delaware

En Nicaragua, en los lagos, se encuentran tres gé–

neros divididos en cuatro o tal vez cinco especies dis~

tintas de pecílidos

Millones de años más tarde que los peces arriba referidos llegaron a Centro América, también desde el sur otras dos familias de peces: Pimelodidae y Chara– cidae. Ninguna de las dos familias ha tenido tiempo

de evolucionar en especies muy distintas. Su ausencia de Cuba prueba que llegaron después de que las co~

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