This is a SEO version of RC_1967_04_N79. Click here to view full version
« Previous Page Table of Contents Next Page »era que inmediatamente se organizó un comando que
desembarcaría furtivamente para hacer calas geológi– cos en los lugares posibles de desembarco
Los resultados de esas calas fueron provisionales
y no siempre satisfactorias, como demostraron poste–
riormente los hechos, pero sirvieron para probar Jo necesidad de investigar y medir científicamente un fenómeno al que habían prestado más atención los poetas y pintores que las hombres de ciencia
Hace apenas J 6 años que comenzaron a desarro– llarse los métodos prácticos de medida de la altura de las olas marinas, y menos de 10 desde que se aco– piaron a los barcos los registradores de olas, para acu– mular datos sin los cuales no podrían obtenerse nue– vas explicaciones Y una vez que los hombres de
riencía comenzaron o ocuparse del probrema, se vio
que no era tan difícil de resolver como parecía Los especialistas siguen tratando de descubrir de
qué manera la energía eólica produce olas regulares en las grandes tormentos, en vez de producir una sím– pie agitación desordenada de las aguas Es cuestión de acumular datos Existen conocidos centras de tempestades, o zonas en las que se engendran las olas
dominantes, pero hay otros sistemas de olas, debidos
a causas secundarias, y Jas que vemos en un momento
determinado son el resultado de una serie de olas que se desplazan a diferentes velocidades y en diversas di–
recciones
Es preciso clasificar esas series, tareo que se
efectúa mediante un selector que indica cómo se dis– tribuye la enetgí'a entre olas de diferentes longitud Se trata de un aparato electrónico que viene a ser para el mar lo que un aparato de radio para las ondas elec– tromagnéticas Escoge y clqsifica las olas de fas zo– nas generadoras, como si fueran ondas procedentes de
transmisores distintos
RIZOS DE 18 METROS DE ALTO
L
os especialistas saben que las olas de diferen– tes longitudes se separan al salir de una zona de tem– pestades, de manera que las olas bajas y muy largas, que se hinchan como mar de fondo sobre los bancos superficiales, anuncian la llegada del oleaje más escar– pado y breve, cargado de energía turbulenta, Los conocimientos actuales han adquirido tal exactitud que los hombres de ciencia pueden medir, en la costa de Cornualles o de California, la marejada baja que desplaza energía desde los 40° de latitud sud
En la actualidad hoy métodos para distinguir lo
que los marinos flaman "oleaje" y "marejada" Es
decir, que los instrumentos pueden establecer la dife– rencia entre las olas originadas por vientos locales y las que proceden de tempestades desencadenadas po– siblemente a miles de kilómetros de distancia De esa manera, en combinaci6n con los meteor6logos, los oceanógrafos pueden hacer pronósticos con respecto o las olas fundóndose en datos meteorol6gicos Sobre la base de conocimientos teóricos y prácti– cos, los hombres de ciencia pueden presentar cifras y gróficos de gran utilidad para los ingenieros de puer– tos y los arquitectos navales Los nuevos transatlán–
ticos contarán con un servicio propio de información,
para comodidad de sus pasajeros y facilidad de la na– vegación, de que no disponían al final de la guerra Ya se cuenta con gran cantidad de materiales sobre la acción de las olas en las costas y bajos fondos marinos, de gran valor para la protección de las líneas costeras que, durante siglos, han sido corroídas por las olas
Si esos son los fen6menos de fa superficie y los movimientos que pueden crear esos gigantescos bu– cles de olas del Atlántico, que alcanzan J 8 metras de altura y sacuden un transatlántico como si se tratara de una balsa, ¿qué ocurrirá en las grandes profundi– dades?
Las océanos cubren casi las tres cuartas partes de la superficie de nuestro planeta, y sin embargo co-
nacemos menos la geografía de esa parte sumergido de nuestro mundo que la superficie de la Luna La profundidad media del océano es de unos 4 000 me– tros, pero existen fosas que alcanzan a JO 500 metros, es decir, mós que la altura del monte Everest Ese mundo no es silencioso utilizando hidr6fonos es po– sible captar los ruidos de setes que no hemos visto
nunca y además, no es un mundo tranquilo, sino que se en.cl/entra en constante movimiento.
No es posible separar los mares del clima. Los océanos tienen ocumuladOl es o depósitos de calor la energía calórica del sol que el agua almacena, se libera cuando hace frío, operándose así un reajuste continuo del clima en todo el mundo Para conocer las ccndiciones meteorol6gicas debemos primero cono–
Cer el mar
l
Y a la inversa, para conocer los océanos
debemos conocer la circulación atmosférica.
Se calcula que las nueve décimas partes de las corrientes superficiales (y no sólo las olas) están diri– gidos por los vientos, incluyendo la Corriente del Golfo que Benjamfn Franklin observó con verdadero espíritu científico hace cerca de dos siglos, la Corriente de Humboldt que llevó hasta Polinesia a la balsa de Kan
Tik¡ y la Corriente de Kuro Sivo, Además los vientos influyen en cierta medida en las corrientes profundas, pues 01 agua superficial empujada por ellos contra la costa es impulsada hacia abajo y ejerce presión sobre las capas más profundas de las aguas, moviéndolas hacia la superficie Se trata de un movimiento seme– jante al de la escalera mecánica
Esas corrientes profundas son cada vez conocidas Cabe recordar que el agua de los océanos no tiene una densidad uniforme y que sobre las capas de agua más pesada (por ser más fría o más salada) aparecen otras más livianos Esas capas pueden deslizarse unas por encima o por debajo de otras, o bien moverse en dis– tintas direcciones.
Se han ideado instrumentos para estudiar la na– turaleza y el movimiento de las corrientes profundas
23
This is a SEO version of RC_1967_04_N79. Click here to view full version
« Previous Page Table of Contents Next Page »