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LA TRAMPA LUMINOSA DEL PEZ PESCADOR

EN EL REINO DE

LOS PECES TRIPODES

Cónlo es posible que haya vida en las enormes profUl1didades marinas? ¿Qué adaptaciones deben de sufrir las criaturas vivientes en un medio esencial– mente caracterizado por las tremendas presiones, las tinieblas más absolutas, y una inmovilidad casi total? La inteligencia se asoma llena de curiosidad a esas perspectivas, pues aunque forma parte de nuestro pla– neta, ese extraño mundo difiere quizá más de nues– tras condiciones de vida que las reinantes en otros planetas • Y nuevamente nos preguntamos' ¿Cómo ha podido evolucionar la vida en esas inmensas pro– fundidades que hasta ahora nos eran por completo inaccesibles?

arreglo a la presión que se ejerce sobre las diferentes sustancias Cuando nuestra sangre está sometida a lo presión atmosférico corriente

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el oxfgeno se combino muy bien con ella, mientras el ázoe lo hace en peque– ñas dosis Si la presión aumenta, la sangre se carga de ázoe, que es un veneno para el hombre Sus efec– tos se manifiestan por una especie de embriaguez, y el nadador que bucea o demasiada profundidad (40 o 50 metros) corre el peligro de sucumbir a la "embriaguez de las profundidades", poco a poco se irá adormecien– do; acabará por soltar el tubo de respi. ación y se aho– gará sin remedio.

Otro peligro al remontar a la superficie, la pre– sión va disminuyendo y el ázoe dejará de combinarse con la sangre Otra vez aislado, formará burbujas en el torrente sanguíneo, exponiendo al nadador al grave peligro de una embolia

Estas nociones sobre la fisiología de los buceado– res son necesarios si se quiere comprender la fisiología de los seres marinos No existe ninguno limitación

física a la plofundidad a que puede alcanzar la vida El animal se mantendrá siempre en equilibrio con su medio ambiente; tanto la sangre como los humores y las células tendrán una misma presión exterior e inte– rior, y las presiones opuestas se anulan Par eso hay que desconfiar de ciertos relatos (incluidos incluso en libros científicos), donde se habla de peces que "esta– llan" cuando se los extrae de las grandes profundida– des

El gran oceanágrafo danés Anton Bruun, jefe de la célebre expedición de la Galatea, logró capturO! animales marinos a 10 000 metros de profundidad, y asegura con todo el peso de su autoridad que esos peces no

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estallan" 01 ser sacados a lo superficie ¡Otra leyenda del mar que se desvanece! La verdad es que si esos peces llegan muy estropeados a la su– perficie, ello se debe a que las mallas de las redes los han raspado o herido en el curso del lorguísimo y di– fícil ascenso

Lo que caracteriza esencialmente a un animal

El VOlaz u pez pcscndol' de los bajos fondos" pOSCO sobre el clá–

neo un filamento tel minado en un final luminoso. que le sil ve pala ahael' a la plesa IlRstn sn

en01me boca

PIERDE DE LllTIi..

En primer término hay que desmentir una noclon tradicional la de que la presión impide la vida. To– davía se aceptan ideas de otros tiempos, errares que, por ejemplo, retardaron innecesariamente el descu– brimiento de la escafandra ¿Cuántos inventores han pretendido "proteger" tan sálo el rostro y el vien– tre, exponiendo el resto a la presión de las aguas? Lo único que hubieran conseguido es enviar a la muerte a sus buceadores submarinos

En efecto, imaginemos que la cabeza del nadador submarino mantiene su presión normal, mientras el resto recibe la presión de las aguas, que a 40 metros de profLitididad equivale a 5 kilos por centímetro cua– drado El cosco "protector" de la cabeza se conver–

tirá en LIno verdadera ventosa, que absorberá instan–

táneamente toda la sangre del desventurado y la expulsará por la nariz, los ojos y los oidos En cambio, si lo presión está uniformemente repartida, y el aire que se respira tiené la misma presián que la del agua, el buceador no tendrá la menor sensación de apalsta– miento Su piel y sus humares internos mantendrán la presión habitual, y todas sus árganos trabajarán en perfecto. equilibrio. Los factores físicos no limitan en absoluto la profundidad que puede alcanzar un ser vi– viente Pero en cambio los factores quimicos compli– can singularmente las cosas.

Es sabido que las reacciones químicas varían con

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