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« Previous Page Table of Contents Next Page »cesarios para fabricOl y aplestar embOlcaciones, etc; y porque poblándola y apoderándose de toda ella se hollorian por la Mar del Norte con la entrado del rio San Juan, y por la del Sur con el puerto del Realejo, con que por ambos males podían sembrar hostilidades, siendo esto del mayor perjuicio que se pudiera conside– lar Esta observación del Obispo fue admitida por la Audiencia y la Junta de Hacienda de Guatemala Se nombra Capitán General interino a don Fernando Fran– cisco de Escobedo que en 1672 llega a Guatemala, don– de toma posesión; inmediatamente, sin perder tiempo, se sitúa en Granada y hace los aprestos convenientes a los tlabaios que debía emprender, casi a la vista del enemigo, que no deiaba de pasearse por la costa en acecho de sus acostumbradas presas El 20 de marzo del año siguiente fil ma las ordenanzas para el gobiel– no del Castillo de la Inmaculada Concepción -respues– ta a la invasión de Gallardilla- y se regresa a Guate– mala en abril del mismo año Don Pablo Layola -que había sucedido en la Gobernación a Temiño y Dávila---:– quedó hecho cargo de la construcción hasta 1675, año en que se concluye La fortaleza se levantó sobre una montaña de loca viva y, aunque no muy grande, era su– ficiente para impedir el paso a cualquiel flota enemiga Se guarneció con 36 cañones de varios calibres y tenía además un caballero muy bien construído A la len– gua del agua tenía una plataforma con otros seis ca– ñones y la parte de tierra estaba defendida por el foso y estacada en todo el rededol La conclusión de este Castillo, que se puso al mando de don Gaspar Inestro– so y Vasconcelos, fue festejada alegremente en toda la provincia, sobre todo en Granada, en la cual hubo un sermón que fue impreso en Guatemala Su título era: "Por haberse acabado este plesente año de 1675 en el lÍo S Juan la fábrica del Castillo con título de N S de Concepción, a diligencia y cuidados del Gobemadol de Armas y de lo político teniente de capitán general don Pablo loyolo" Gorcía Pelaez, refiJiéndose a esta pieza
y al asalto en general, escribe basado en Juarros y Ji– ménez: "en el cuerpo del sermón suena que fue asen– tado en flente del raudal Sta Cruz, que ayuda a su de· fenso, y lleva en su platafolma un caballero y cuatro baluartes Las 01 denanzas, añade Juanos
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fuelon con– firmadas pOI cédula de 5 de Junio de 685, sin duda
I elativas a la gUOl nición, su I eemplazo y sUltimiento Ximenez Iib 5, cap 12, después de lepetil la invasión del enemígo y saqueo de Granada
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entrando pOI er lío San Juan, añade: agora con el Castillo que en el río fundó el señOl Escobedo, siendo presidente, se ha re– mediado aquel daño"
Se sospechcj, pasando a otro detalle de menor im– pOltanria, que Gallardíllo era de origen holandés y uno de los muchos llevados al 8rasil por la Compañia de las Indias Occidentales de Amsterdam y expulsados de eso rica y vasta región por los portugueses en 1654, cuando se posesionaron nuevamente de dicho ten itOlio Al menos eso clee Du Lemerciet basado en el hecho de que dos años después de los acontecimientos del Blasil apareció en el mar de las Antillas el pirata Roche (Ro. que) 8lasiliano, nativo de Groningen (Holanda), cuyo verdadero nombre se ignola
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haciéndose lIamalse así de– bido a la larga permanencia en el telritorio brasilero. Con el tiempo los compañeros del pirata Rache Brasi– liana, ~egún la aseveración de Du lame¡ciet, se dividie-
ron y es casi seguro que de éstos surgió Galldldillo Eduardo Pérez-Valle, no obstante, asegula que GaIIOl– dillo ela, como dejamos dicho, un indio nicaragüense con inclinaciones piráticas que llevó a cabo El hecho de que no aparece en ninguno de los anales de la pira– tería que amagó los mares, puertos y ciudades del Nue~
vo Mundo, corrobora su origen
LA EXPEDICION POR ESCALANTE
Seguramente los pilotas, informados de la efica– cia del Castillo de la Inmaculada, decidieron no volvel a lealizar sus fechorías a t1avés del río San Juan De allí sus exculSiones al Realejo en 1683 -la que el Maestro de Campo don Lorenzo González Calderón hizo flacasar con mil hombres armados de Chichigalpa, Po– soltega y Quezalguaque situados en la isla de El COI– dón-; en 1685 a León -la que tomaron y saquearon fácilmente pues horas antes los habitantes y las escasas tlOpas se habírm desbandado pOI completo a pesar de la valonil acción de doña Paulo, suegra del Gobernadol, que había recol rido las calles de la ciudad con un tam– bor llamando a la defensa- y en 1689 a la ciudad de Nueva Segovia, la que anasaron después de haberla saqueado Esta podría sel una de las razones por las cuales decidielon hacer una incursión por Escalante, puer– to en el mar del SUI situado a 20 leguas de la ciudad El obispo Morel de Santa Cruz, Jerónimo Vega y Laca– yo, García Pelaez, Levy, Gámez, Fernando Arellano Me– ¡ía, Eduardo Pétez Valle y otros, basados en auténticos documentos y fuentes dignas de todo crédito, señalan que el año en que se realizó esta invasión fue el de 1685 Du Lamercíer, en cambio, refiere que data de 1681 De· bió realizarse, empero, en el 85 porque así lo afirman los informes de MOlel de Santa Ctuz y Vega y Lacayo, los más cercanos, temporalmente hablando, a la incur– sión; o en 1686, como lo indica De lussan
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uno de los bucaneros que tomó pdl te en el asalto Du Lamerciel fundamenta su afitmación en el hecho de que el pirata Battolomé Sharp cuando pasaba por Costa Rica hizo una excur sión en 2 canoas y con 22 hombres desde el domingo 8 de mayo hasta el mOltes 28 de junio de 1681, tiempo que ocupó, según el autOI citado, pOlO
desembarcOl en Escalante y dsaltdl Granada Esta su– posición, como puede comprobat se con el número de sctlteadores y con las fechas que dura esa expedición, es bastante débH y fantástica, es decir, nada convin– cente y producto de la imaginación En el 85 o más pi obablemente, en el 8ó, tuvo lugar este saqueo
Menos de 400 pil atas _345 según De Lussan, 347 según MOlel de Santa Ctuz- desembarcaron en Esca– lante al mando de William Dampier el 7 de ab,il de 1685 o del 86, "Viajaton por tiena -escribe Squier- sólo de noche con el plopósito de sorprender la ciudad De Lussan, uno de ellos, escribió una crónica de la C1ventu~
10 Dice que el nueve de ese mes, es decir dos días después de habel entlado por la costa hicieron alto a cuatro leguas de Granada en una gran hacienda de caña de azúccll a donde lIegdlon muertos de hambre y de cansancio. Pertenecía a un Cdballero de Santiago que se libró de caer prisionelo debido a que, según la convincente tazón que da el cronista, nuestras piel nas estaban entonces más dispuestas a descansar que a conel tras él, desembarcaron en Escalante al mando de William Dampier lps granadinos, informados de esta
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