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« Previous Page Table of Contents Next Page »Esas minucias podrían ser, a la postre, el clavo de la herradura .
Dicen que entre un diplomático y una señorita existe ia siguiente diferencia si el diplomático dice
sí
I
es que tal vez, si dice tal vez es que no, y si dice no,
es que no es diplomático Y si la señorita dice no, es
que tal vez, si dice tal vez, es que sí, y si dice sí, es que no es señorita !
Pero, por encima del gracejo en que se funda la consabida diferencia, hay una actitud que es común tanto al uno como a la otra cautela Cautela de palabra y de actitud Cautela en todo lugar y a toda hora
Claro, nadie nace sabiendo Humanos somos y
en el error vivimos Y, por otro parte, fas pn;ícticas
varian sensiblemente en el espacia y en el tiempo Pero dentro de esos meridianos hay siempre un justo medio, un sentido de proporción al cual debemos ce– ñirnos para brujuJor nuestras acciones
A mayor abundamiento, funciona en todas las Cancillerías lo dependencia llamada Sección o Depar– lamento de Protocolo, una de cuyos finalidades es la de orientar a los diplomáticos acreditados en el país, acerca de los usos, modos y costumbres imperantes Pero si bien dicha sección es una fuente de consulto que se nos pone a la orden, no por ello vamos a espe–
rar que clIí S8 nos resuelva todo, pues se supone que
cada sacristán sabe algo de su parroquia
Y
I
en reto! nando a los cursos de adiestramiento,
su dirección y desarrollo podría confiarse a compatrio–
tas de aquilatada experiencia, pues hay entre nosotros
mucha gente que en verdad ha aprovechado su tiempo
en el extranjero para capacitarse
Abrigamos igualmente la esperanza de que algu– nos miembros del Cuerpo Diplomático acreditado en Honduras, fieles al mandamiento de la hermandad
internacional, podrían prestarnos su valioso concurso
para llevar adelante esta empresa impostergable
Deparlamenlalización de la Cancillería. Asuntos Económicos, Intercambio Cultural, Integración Centroamericana, Convenciones
y Organismos Internacionales, etc.
Paro atender con eficiencia la complejo red de negocios a ella confiados, lo Cancillería debe constar de cuantos departamentos, seciones y divisiones fuere menester.
Francamente, es sensible el constatar que hasta hace muy poco, y por esa centralización de funciones que a veces resulta negativa y aun contraproducente, el titular de Relaciones tenía que OCUParse de firmar auténticas y pasaportes particulares, tareas que por su
poca importancia deben corresponder a funcionarios
de inferior nivel, quedándole a aquél únicamente la atribución de autorizar los pasaportes diplomáticos, los oficiales y algunos de carácter especial
Consecuente con aquel modo de pensar, nuestra Cancillería estuvo exigiendo por mucho tiempo que las auténticas expedidas en país extranjero viniesen
firmadas por el Subsecretario, -cuando menos-, y
nunca por un Oficial Mayor ni funcionarios autoriza– dos ad-hoc, como es costumbre en otras latitudes
El caso es que dicha práctica acarreaba inconve–
nientes diversos} comenzando porque no siempre se
consigue que un Ministro o Subsecretario estén eh condiciones de firmar a diario los expedientes que se les presentan y ésto se traduce en contratiempo para el público Pero lo mós grave es que ponerse a juz–
gar la formo cómo otro Estado autoriza sus auténticas}
calificando de bueno o molo el procedimiento que si–
gue, es a todas luces una intromisión/ y gracias hemos
de darle o Dios por no haber tenido que enfrentar uno reclamación diplomótico, ya que estóbamas pisan– do eh arena movediza. Sabido es que los Estados son entes soberanos y pueden darse las leyes que estimen pertinentes, estableciendo los medios de aplicación de
Jos mismas, sin que otros tengan del echo o censurar–
les lo que hagan, mientras no se derive perjuicio con–
tra tercero
De otro lado, el cumplimiento de tal disposición resultaba en la realidad difícil, por cuanto algunos
países siempre mantuvieron su criterio de autenticar
por medio del Oficial Mayor de Relaciones, del Secre– tario del Condado o de funcionarios especiales auto– rizados a tal efecto, sin que hubiese manera de obli– garlos a condescender con nuestro punto de vista La verdad es que en los paises limítrofes era rnás fócll tramitar un expediente con rumbo a China o Jopón que obtener una auténtica llamada a surtir efectos en Honduras Con vista de ello, en 1964 le sugerimos a la Superioridad la necesidad de suprimir lal exigencia, a lo cual accedió de inmediato, deste–
t rC:,lndo una práctica que amenazaba convertirse en
un semillero de problemas a medida que aumentara el volumen de intercambio
5i de un lado es vital para el Ministerio un clima
da ~ufjciente autonomía que permita darle pulmón a
la iniciativa creadora, del otro le es indispensable la
d.'3scentralización de funciones, asignándole a cada
división las que le son inherentes De este modo el titular de la cartera puede emplear su tiempo en de– sempeños concordés con la alta dignidad de su inves–
tidura, sin tener que ocuparse, como ha sucedido
aquí en alguna ocasión, de menesteres tan ínfimos
como cargar el candado de las bodegas donde se guar– da el champaña o corregir los errares ortográficos en las notas que le llevan para firma
y en hablando de Departamentos, uno de crea– ción impostergable es el de Asuntos Económicos, dada la preponderancia que esta materia ha venido adqui– riendo en los últimos años Su organización se vuel– ve imperativa desde el momento en que somos parte
del glon proceso de integración centroamericana
t
que
está llamando la atención del mundo por los cuatro rumbos cardinales
La referida dependencia funciona ya en varios
países americanos y europeos
t
no sólo como centro de investigación científiéó sino inclusive como instru–
mento amortiguador de Jos fricciones que han sobre– venido ehtre las Cancillerías y los organismos técnico– económicos por el auge galopante de estos últimos,
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