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y en eUClnto a la idea, en mala hora artaigado, choque el diplomático sólo vive derrochando los fondos públicos en comilonas y bebiatas, sírvannos por de

pronto, como elementos de jui<;:io, estos datos que pueden confirmarse en cualquier momento un Secre– tClrio de Embajada brasilero, españolo norteamerica– no, está mejor pagado que un Embajador hondureño,

y el diplomático centroamericano tiene, por lo regular, osignaciones mucho mayores que las del nuestro Sólo habiendo pasado por tales experiencias es que podemos darnos cuenta de lo imperioso que es aumentur el presupuesto de Relaciones Exteriores paro instalor nuestras- misiones sobre plataformas de decoro

y dignidad

En la actualidad son muy pocos los países que disfrutan de vida barata No obstante ese hecho evi– dente, nuestra Ley de Presupuesto parte siempre de tal p,emisa, para fijar las dotaciones del Servicio Y el resultado es que, tanto los Jefes de Misión como los funcionarios subalternos, salvo contadas excepcio– nes, tienen que cerrar con déficit sus operaciones men– suales en obsequio a una gestión medianamente plausible

Una solución simplista del problema consistiría en escoger el personal diplomático entre gente adine– rada, pero desgraciadamente el que tiene sus centa– vos no quiere it a jugárselos en semejante aventura, y, de otro lado, na siempre los litulates de fortunas económicas reunen la sensibfidad y tos dones indis– pensables al menester de la representación

Fue durante la administración Gólvez, 19-18–

195.4, cuando nuestlo Servicio Exterior experimentó una saludable I evitalización, mediante una cuidadosa selección del personal y un aumento notable en las par'tidas correspondientes Eran Ministros de Rela– ciones y Hacienda, respectivamente, los Doctores J

Edgnrdo Valenzuela y Marco A Batres, ex-Embajado–

les ambos, quienes pOI esa circunstanciCl conocían la

vido diplomática en sus grandezas y miserias

En el período subsiguiente, el Canciller Esteban Iv\endoza, egresado de La Sorbona y ex-cotedrático de Derecho Internacional en nuestra Alma Móter, instauró por primera vez en Honduras el sistema de

mérito para optar a los cargos, inspirado en una polí– 1ica de auténtica conciliación nacional

y en la gestión de la Junta Militar de Gobierno, 1956-1957, el Ministro Jorge Fidel Durón, escí1tor y ex-Rector de la Universidad, siguió la misma directriz, habiendo sido tales épocas las mejores de nuestra actividad exterior

Justo es reconocer que, poro llevar adelante el programa de que se hace mérito, el Ejecutivo contó siempre con el apoyo entusiasta del Congreso Nacio– nal y del Consejo de Estado que le subsiguió, cóncla– ves éstos donde había un grupo de hambres sensibles al mandamiento de la hel mandad internacional y a ltl necesidad de que Honduras mantuvielO en el ex– tranjero un sistema de legación digno del respeto, la estimación y la simpatía de los países amigos

De lo anterior se desprende que es necesario for–

mar una conciencia en el pueblo acerca de los bene–

ficios que teporta un eficiente Sel vicio Diplomático y

Consular La representación es la fachada de nues-

atrayente para hacer grata impresión en los demás Siendo aún más gráficos, podemos decir que la repre–

1/0 edificio y debemos mantenerla limpia, hermosa y sEntación es a los paises lo que el nudo de la corbata al va,ó" o las medias a la muje., puntas de orgullo éstos que siempre queremos lucir con la mayor nitidez por que C1 través de ellos juzga el prójimo acerca de nuestra educación

Es imperotivo pues, que la prensa, el Congl eso

Nacional, los fuerzas vivas y la hondureñidad toda,

tomen conciencia de este mensaje para poder colocar

a ilU€stlO Patda en el sitial de honor que justamente le conesponde

Necesielad ele Establecer el Sistema ele Méritos

Ha sido p,áctica entre nosotros la de seleccionar el pe' sonal de las misiones diplomáticas y consulares a base de interés político, de móviles afectivos o de un equivocado sentido de lo que en relaciones sociales se /lama presentación pel sonal

Al sólo instalarse cualquier Gobierno, comienzan los intrigas para que a ciertos elementos se les mande al extranjero por considerar que constituyen un peli– gro para la estabilidad del régimen Entre más lejos se les despache mejor He aquí¡ pues, un modo de

fabricm embajadores¡ ministros plenipotenciarios, etc, sin tomm en cuenta su idoneidad para el puesto

pOI que eso es lo que menos interesa Lo importante es deshClcerse de tales sujetos, mediante el expediente

do dorarles el exilio

Pero ¡::ucde que no se trate de políticos que cons– tituyan la paja en el ojo de ciertos intereses, sino de individuos incapaces, que por el mismo hecho de serlo,

no e::tón en condiciones de asumir cargo alguno en la Aclrninistlación Entonces se les nombra Cónsules o Secrct0t ios de Embojado, pues de algún modo hay que ClyuJairle al correligionario cuyo cm azón ha estado siempre al servicio de la causa ¿Que sólo firma a medias' Eso no importa i Allá que aprendo a fir– mar del todo!

Los móviles afectivos, por su parte, entran en juego para nombrar a personas en éste o el otro cargo, sin me.recerlo desde luego, únicamente por la interven– ción de algún amigo o pariente poderoso La influen– cia política es, pues, una fuente de favoritismos que, en tratándose de la diplomacia, puede ser dañina a los intereses patrios, ya que generalmente los agracia– dos sólo salen a cometer despropósitos

No es infrecuente la práctica de designar como Delegados a determinados tipos, con el único propósito de ayudarles económicamente o de satisfacerles algún cap. ichito de índole personal De este modo hemos visto a periodistas representándonos en simposios de Medicina Tropical, a médicos interviniendo en congre– sos de Física Nuclem ¡ a dentistas en seminarios de Jurisprudencia y a genelales de monte en cualesquiera de las especialidades habidas y por haber

Es lógico yue esos gentes, al regresar, no rindan informe alguno de su cometido, lo cual se traduce en desperdicio de oportunidades y malversación de cau~

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