This is a SEO version of RC_1967_02_N77. Click here to view full version
« Previous Page Table of Contents Next Page »esenciales siguen siendo las mismas la primelO es la movilidad Continúa la migración del Este hacia el Oes– te DUI ante el período 1951-1960 la población del estado de Califol nia aumentó en cinco millones de habitantes. es decir uno quinto pOi te del clecimiento total del país Como dijo Toynbee, California es "el nuevo mundo del Nuevo Mundo" El centro de población del país se des– plazo desde 1920 hacia el Oeste en 142 millaes Los Angeles, ciudad tentacular, recibe mil habitantes nuevos por día y extiende sus largos suburbios hasta el fondo de los valles que la rodean "Seis suburbios en busca de uno ciudad", escribe un comentarista pitandelliano Alre– dedor de un centro (down town) erizado de lascocielos, se ve una llanura inmensa, más grande que París o lon· dres, cubierta de letreros luminosos azules, rojos, verdes, suspendidos sable casitas bajas Lavaderos, oficinas de ventas de terrenos (real estafe), restaurantes pob1es o lu– josos, aquello es una selva naciente Si un viajero pide que le indiquen su camino, el traseúnte responde, "Doble en la primera esquina a la izquierda, luego en la segun– da a la derecha y desde ahí tiene por delante treinta ki· lómetros " Las carreteras llegan hasta el corazón de la ciudad: cosi no se circula más que en coche
Phoenix (Al izona) asombra aun más La ciudad se encuentla en la linde de un desierto de arena y de fongo seco El clima, maravillosamente sano, es en invierno cálido y seco Allí se derriten los reumatismos como nle· ve al sol Quinientos norteamericanos se instalan diaria– mente en Phoenix, construyen sus casas en el desierto, viviendas Iústicas, graciosas y confortables Los comer– ciantes los siguen En la universidad bulle una juventud feliz Aquel desielto cuyas arenas cambian de color se· gún la posición del sol se transfol ma en una metrópoli Verdaderos nómadas, algunos norteamericanos viven allí en ogl upomientos de casas rodantes que remolcan con los coches Eligen un clima, un paraie e instalan su do– micilio en un campamento De esta suerte el estado de espíritu de los pionelos de 1860 que viaiaban en canetas
y a quienes vemos en los Westerns, sobrevive en 1960;
hasta los mismos indios no están lejos de allí, tras las montañas de cambiantes reflejos
Esta movilidad no constituye sólo una supervivencia de la flontera, sino que la imponen las condiciones de vida Olganizaciones gigantescas (General Electric, Du Pont de Nemours, etc.) cubren el país de oficinas privadas que desplazan a sus funcionarios conforme a las necesi– dades del anvance "El empleado de la organización" puede sel enviado desde Pensilvania a California; pOI doquiera encontrará vecinos intercambiables, sucursales de las mismas tiendas, universidades idénticas para sus hijos Si las fundiciones de acero de Ohio no trabajan en 1960 mós que el 40 % de su capacidad debido a que los metales livianos y las materias plásticas reemplazan en parte al acero, ello no preocupa a la mujer del inge– niero que dice: "¿Qvé importa? ¿Perderá su puesto mi marido? Iremos a otra parte y hará otro trabajo" El desarrollo de la aviación anula las distancias Cada año disminuye el número de personas que viajan en tren y aumenta el de las que lo hacen en avión Hasta las pequeñas ciudades poseen aeropuertos Hoy se toma el avién como antes el autobús para un corto trayecto El avión a leacci6n pondrá mañana a Nueva York a tres horas de Los Anbeles
La segunda característica estable es la buena volun– tad de las masas norteamelÍcanas Los pionelos de los
8
tiempos heroicos se prestaban ayuda porque esto el a necesario La generosidad es en los Estados Unidos uno tradición "May I help?" (¿Puedo ayudar?) es la fiase que muy a menudo oye el extranjero que está en algún apuro Sin duda, algunos norteamericanos son ávidos y
duros, como algunos ciudadanos de todas las naciones, pero el nOlteamericano medio es un hombre animoso, de intenciones puros aun cuando sus actos parezcan torpes Se dice que es materialista pOlque le agrada poseer cier– tas máquinas: su autom6vil, su heladelo eléctrica, sus aparatos eléctricos para el hogar Pela ello es que la máquina lo favorece de dos manel as: por un lado, libera al obrero de las tareas pesadas y, por OtlO, de complejos de inferioridad La posesión de las mismas mgquinas ocelca agentes de todas las clases, de todos los oficios El inmigrante que se asimila a los Estados Unidos no compro una bañadela para tomar un baño, sino pOlO estar "en situación" de tomarlo IIWO are", escribió MOlY MacCarthy, Ha nation o, wenly million balbrooms with o humanist in eoch both..." Formamos una naci6n de veinte millones de cuartos de baño con un humanista en cada bañadera) Yo diría más bien con un idealista en cada bañadera. ¿Qué es un idealista sino un hombre que cree en la posibilidad de insertar lo ideal en lo .eal? Tal es el estado de espíritu del norteamericano la ne· cesidad del desenlace feliz lhappy ending) que sienten en los Estados Unidos los lectores de levistas y los espec– tadoles de cine debe alial se, en la vida real, con cielta generosidad Cucmdo todo un pueblo desea que la his– toria termine bien, trabaia ardientemente para hacel la tClminar bien
La elección que un país hace de sus grcmdes hom– bIes es un testimonio y una prueba ¿Quién fue nunco más desinteresado que Lincoln? Respet6se a Einsten en los Estados Unidos porque era un sabio, un músico y,
en política, un poeta El hombre de la calle conoce el nombre de Mark Twain, pero no el del presidente del National City Bank. Lejos de ser materialista, el norte– americano, idealístcl decidido, se ve como el don Quijote de nuestra época Ha partido de su pueblo para ende– rezO! entuertos, pOIa liberar naciones cautivas (Francia, Bélgica, la U RS S ) Por estas causas extranjeras dio su sangre y su dinero Padeció graves fracasos y pruebas y encontró poca g.atitud ¿POI qué? Ante todo porque la gratitud no es un sentimiento muy extendido y luego, porque, mal infol mado acerca de las constumbres y de· seos de aquellos a quienes socorría, arremetía contra molinos de viento Y en fin, porque sus tendencias na– turales lo llevaban a los extremos
Al inglés le agrada la transacción En los Estados Unidos, toda actitud política se tal na pronto intransigen– te Para cierto tipo de liberal norteamericano, tos "gran– des negocios" son el Diablo; sus intereses se oponen a los del pueblo, y si uno les reconoce la menol viJtud, ello significa que los negocios lo han comprado a uno POI lo contrario, para cielto tipo de conservador, los políticos de Washington y las profesoles "cabeza de huevo'· son el diablo Hasta una época muy reciente, el norteameri– cano medio estabo convencido de que los problemas del mundo moderno podían lesolvelse "con la ayuda de al– gunas verdades elementales que en Plymouth Rock de· sembarcaron los primetos peregrinos" Esta convicción hizo de Wood,ow Wilson y de Fqster Dulles plofe!as se· veros y desdichados
En la Unión de 1960 el cambio capital consiste en
This is a SEO version of RC_1967_02_N77. Click here to view full version
« Previous Page Table of Contents Next Page »