Page 79 - RC_1967_01_N76

This is a SEO version of RC_1967_01_N76. Click here to view full version

« Previous Page Table of Contents Next Page »

ceder el paso a su rival, revolucionario por la esencia de sus principios netamente liberales Don Anselmo vio con la claridad de su talento el abismo, pero no tuvo la energía de tirar la rienda de su partido para detenerlo al borde Su personalidad gozaba de sufi– ciente prestigio para imponer su criterio a los tenien– tes de don Fruto, que habían olvidado las sanas doctri– nos de lealtad militar y de subordinación a la autori– dad legítima ¿Por qué don Anselmo no tuvo ese gesto? ¿Le faltaría el ímpetu de la voluntad impera– tiva, que se necesita para dominar? Sea cual fuere la causa de esa omisión en la conducta de don Ansel– mo, es indudable que si procede a imponer su pen– samiento, hubiera salvado a su patria y alcanzado en la historia la categoría indiscutido de grande hombre de Estado que, según definición de Valera que él mismo

cita en uno de sus editoriales, /les, en otras más dicho–

sas naciones, el apoderado de la mayoría del pueblo, o por lo menos, del partido mós brioso y predominante es el ejecutor de los proyectos y planes de ese partido,

el que tiene el debe, de dirigir los públicos asuntos, según leyes y principios cuya persistencia en la histo–

,ia, cuya condición tradicional infunde respeto y presta

v;gor, para oponerse a novedades extrañas¡ sin cejar ni pararse por eso"

El hombre es un gran complejo en el cual cuesta

desentrañar las raíces de la vida, y separar el produc– to espontáneo de las potencias de su alma de lo que ha sido superpuesto en su individualidad por obra del

mundo exterior De sus acciones y direcciones mu–

chas son ejecutadas y seguidas sin un propósito origi– nal de su inteligencia o de su corazón Don Anselmo fue politico aplaudido, canciller elogiado, parlamenta– rio temido, pero a todo eso lo condujo una fuerza que no partía de las interioridades de su ser En esos es– cenarios luce su figura lo suficiente para satisfacción de la vanidad, pero por mucho que brille ante la ad–

miración del público, en sus operaciones se percibe

cierta deficiencia En la gobernación, por ejemplo, ca– rece del don de mando, que es cosa muy natural en los Presidentes Cuadra y Chamarra, y en lo administrati– vo, no tiene método para las secuelas del negocio público Pero cuando se entrega a las labores de publicista sus capacidades rebasan la copa para derra– marse en una excelente prosa por el campo variado del periodismo Está en su verdadera vocación, para la cual le dio Dios las cualidades preclaras de ingenio y de carácter Todas las líneas voluntarias de su

conducta concurren al sostenimiento de esa vocación

cuando estudía, lo hace con el fin de ser un buen es– critor, en lo político, prefiere sobre la acción la expo– sición de las ideas Lejos de los gobiernos, su alma se siente muy superficialmente contrariada, pero en el fondo goza al sacudirse el polvo de las oficinas, y al entregarse por entero a la literatura Si en Nicara– gua hubiera casas editoras que facilitaran la publica– ción de libros, de seguro se hubiera dedicado al ensayo

filosófico e histórico, pero hubo de recortar sus vuelos para encerrarse dentro de las dimensiones del perio– dismo que era la oportunidad ofrecida por la cultura nacional En 1857 fundó su primer periódico sema– nario, El Centroamericano, que dura hasta 1863, que

hubo de suspenderlo por su emigraclon a Costa Rica Vivo todavía El Centroamericano, que es editado eh Granada, en el año de 1861 fundó en Managua La

Unión de Nicaragua, semanario también Redacta a la vez los dos periódicos, y tiene la habilidad de dar a cada uno de ellos tono diferente. En 1880, cuando se aleja del Ejecutivo, revive El Centroamericano, siempre semanal, pero más serio y mejor presentado En él escribe editoriales de gran aliento en que co– menta los asuntos y filosofa sobre las cosas del pa– sado, del presente y del porvenir

Como publicista nato todo lo mira por la faz que puede ser aprovechada Como tema Sueña en ser propietario al primer año de prosperidad, pero no vuelve los ojos a la tierra, que es el atractivo mayor del nicaragüense por el atavismo de terratenientes que nos viene de los colonizadores, sino que los fija en una imprenta, porque sus ilusiones le dicen que es el instrumento que necesita para producir riqueza Lo– gra se, señor y dueño de un taller completo; pero no se encierra en el uso egoísta de la propiedad, sino que la abre a la juventud como la casa de la intelectuali– dad Así llega donde él Rigoberto Cabezas, joven

de ambición y de talento, y tratan del proyecto de edi– tar el primer diario en la República. Para hacer la empresa durable e independiente, lanzan acciones al público, que son suscritas en el acto por Chamarras, Cuad, as, Lacoyos y demás correligionarios ricos Me– jora notablemente la imprenta oon abundancia de moldes, y prensas nuevas que permiten el tiraje de una edición numerosa. El periódico es llamado Díario

de Nicaragua, y merece el nombre porque es el único que campa todas las mañanas por las calles de Gra– nada, para salir después camino de las otras pobla–

ciones o esparcir ideas expuestas en la prosa clásica

y elegante de dOh Anselmo o en la vibradora e inquie– ta de Rigoberto Pero estos dos sujetos no caben en la misma redaCCión, porque a pesar de una buena amistad, brota entre ellos el antagonismo político Rigoberto se separa de la empresa, y el Diario de Ni–

caragua se convierte en El Diario Nicaragüense en cu–

yas columnas don Anselmo derramará por años la sal de su talento.

Es inagotable la diligencia de don Anselmo en esa época para ti atar temas diversos, con variedad de gé–

neros literarios Sus editoriales son verdaderos ensa–

yos, en que exhibe profundidad de conceptos expues– tos en un estilo elegante, suelto, castizo y ameno Gusta de la polémica, en la cual se ejercita con fre–

cuencia tanto por su espíritu combativo

1

como por ser

objeto de la contradicción agresiva de los adversarios de su partido, dentro y fuera de Nicaragua Admira, como resultado de la educación literaria clasicista que tuvo en su juventud, el hecho de que este hombre tan

vehemente, pueda, sin embargo, mantener en la dis~

eusión sólo el uso de frases ponderadas y de un estilo limpio y sereno Tras el seudónimo practica la sátira,

pero su ironía es superficial, benévola y hasta risueño,

no tiene el sabor amargo de la de su colega dOh Enri– que Guzmán, el crítico más temido de la literatura nicaragüense.

76

Page 79 - RC_1967_01_N76

This is a SEO version of RC_1967_01_N76. Click here to view full version

« Previous Page Table of Contents Next Page »