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SEGUN UN PERIODISTA ESPAÑOL DE AHORA
EMILIO ROMERO
Pel jodista español
Detrós de toda apariencia hay una realidad de– terminada por circunstancias biológicas y vitales De– bajo del nombre eufónico de Rubén Daría estaba la partida de bautismo de Félix Rubén García Sarmiento Tras el poeta de las bellas palabras y las metáforas helenizantes quedaba uno de los periodistas más acti– vos y constantes de su tiempo Es ésta una sorpresa que suelen darnos los grandes hombres sus vidas au– ténticos son más hermosas que las biografías resultan– tes de las ficciones y afectaciones de su personalidad
Como Verlaine, como Proust, como D/Annunzio, como
González Ruano, como todos los espíritus fugitivos de la mentalidad burguesa hacia los parnasos epatantes del supremo refinamiento, Rubén era un gran trabaja– dor y un curioso insaciable de todas las cosas Por cada una de sus escapatorias al mundo poético de los marfiles, los cristales, las rosas y las canéforas, el poe– ta recorría mucha tierra firme apisonada por el dolor y lo experiencia de los hombres Por cada uno de sus poemas exquisitos, Rubén debía escribir varios artícu– los y crónicas pone lucrando para las revistas y los pe– riódicos de Europa y América El oro lírico de Rubén Daría tenía su equivalencia en la calderilla periodística de sus colaboraciones remunerodas Y hasta los ver– sos inmortales de la Oda a Roosevelt y la Salutaci6n al Aguila están nutridos por la opinión apasionada del periodista de El POlVenir de Nicaragua y de El Impar–
cial, de Managua, de El Mereurio y El Heraldo,
de Valparaíso, o de La Epoca, de Santiago de Chile. Pero esto no debe admirornos El escritor de ra-za, por muy ambicioso que sea el vuelo de su fantasía, es inicialmente un hombre comprometido e interesado por el universo que le rodea El reportero moderno, especializado en la técnica de la noticia, no es otra cosa que la consecuencia profesíonal del escritor afa– nado en averiguar lo que ocurre en su contorno To' dos los escritores espoñoles y americanos del siglo XIX forjaron en la prensa sus actitudes y adiestraron sus plumas en la servidumbre de la polémica y la infor.
moción. La imagen del poeta distante, sumergido en la esfera vaporoso de sus sueños, es una simple ficción literaria La intimidad que emerge del mundo lírico sólo es uno transfiguración de la huello que dejó en la conciencia del poeta la identificacián humana de la realidad Rubén Daría y Charles Péguy quedarán en la historia por sus poemas sutiles y delicados Pero Rubén Dorio y Charles Péguy fueron hombres de le– tras impl.icados en los problemas de su tiempo, y en
La Naclon, de Buenos Aires, y en los Cahiers de (a Quinzaine quedaron los leales testimonios informativos qué Rubén y Péguy exprimieron del affaire Dreyfus
LA PROSA
La vida periodística de Rubén Daría comienza en 1885, a los dieciocho años, en la redacción de El Por– venir de Nicaragua. Todavía el modernismo no ha abierto brecha, y el joven reportero debe atenerse al
servicio infarmativo Es una época en la que la pren–
so se afona en promover una conciencia dirigente en
los estratos superiores de la sociedad y la literatura oeupa en los periódicos una situación preponderante Si en los diarios franceses predominan los textos irisa– dos de Ca tulle Méndés, BainvilJe y Rémy de Gour– mont, en los españoles imperan los de Volera, Pedro Antonio de Alarcón y doña Emilio Pardo Bazán El reportero de El Porvenir de NicalOgua ha de comenzar por lo humilde entrevisto, Jo crónico de los viajes de las personalidades políticas y el artículo de humor, que descarga las páginas de la densidad didáctica de los colaboradores consagrados Pero en esto misión
se consagra Rubén Darío, que paso, de periodista ni–
caragüense, o figura continental en la prensa hispa–
noomel icano Sólo en cuatro oños osciende el joven
reportero del periódico de Managua a crítico de La Epoca, de Santiago, o colaborador de La Nación, de Buenos Aires, y luego o director de El Correo de lo
Tarde, de Guotem'ala.
Pero el periodista excelente -y Rubén tenia que serlo para justificar esta carrero estelar- es siempre un escritor que transluce su calidad en la más modes– ta gacetilla Rubén aparta 01 trabajo periodístico la moreNillo de una prosa lacónica, directa e intensa– mente sugeridora, que debía deslumbrar o lo docta crítica de don Juan Valera La prosa de Rubén es como el hueso integro y duro destinado o mover la prodigiosa musculatura de su poesía barroca y rever– berante La prosa de Rubén, hasta en los escritos de fantasía, es clara y rigurosa Al revés de Bécquer,
qu~ asciende de la simplicidad expresiva de sus Rimas
a la retárica de sus Leyendas, Rubén parte de una ob– jetividad rectilínea de prosa periodfstica, que es como el tallo d~ la flor poética que coronará su obra con la exuberancia de sus formas y colores
LA OPINION
Pero no se puede ser periodista sin ser previa– mente hombre de opinián Gran porte de la obro periodistico de Rubén queda remansodo en Jo crítico literario y lo crónica de costumbres Los años de vi– da diplomática del poeta, en París y en Madrid, no permitieron que la opinión definitoria del escritor al–
canzara expresiones mós firmes y constantes Es
difícil identificar los juicios sociales y políticos de Ru– bén Daría en sus colaboraciones de La Vida Literaria,
de Benavente, o de lo Revista Nueva, de José Lázaro Tampoco es fácil seguir una línea coherente de pensa– miento en Mundial o Elegancia -las dos revistas que Rubén dirigiá en París, como portavoces de la estética y la sociología del modernismo-, pero la tendencia
de su opinión no desaparece nunca de sus poemas ni
sus artículos Las páginas de Tierras solares, España
contemporánea y Emilio Castelar atestiguan lo conse– euencia de uno opinión trascendida como hábito de la sensibilidad.
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