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pués había celebrado sesión en el salón de lo biblio– teca del Regimiento

Como lo mayor porte de dichos señores llegaban o saludarme, me fue penoso estor en aquel lugar y supliqué 01 segundo Jefe del Regimiento que me pero

mitiera estor en su oficina, cuya puerta tiene persiana

Cuando estaba allí, llegaron los Generales Fidel Cristina Garay y José Guevara M, doctores Hermóge– nes Alvarado h y Antonio Rodriguez Porth y don Ru· bén H Dimos, todos miembros de mi Gabinete, a informarse de lo situación. Los tres últimos se reti– raron poco tiempo después, quedando conmigo los Generales Garay y Guevara

Cerco de los once horas llegó el Coronel Arturo

Rivas Mena, a invitarme a pasar

Q Casa PreSidencial,

donde se iba o verificar lo toma de posesión de lo Presidencia por el Coronel Osmín Aguirre y Salinos, Quien había resultado electo Primer Designado Al manifestar que nosotras no teníamos nodo que hacer en Casa Presidencial me dijo el mismo Ca. ronel que si quería irme o mi cosa lo que desde luego fue aceptado

Supliqué al General Garay me pasara a dejar o mi caso, lo hizo con todo gentileza

Como reacción el ejérdito salvadoreño, y mós

concretamente sus pelrsoneros, declararon traidor o

Menéndez por medio de este documento "Los Jefes y Oficiales del Ejército de El Salvador en visto de las declaraciones mentirosas hechas por el General don Andrés I Menéndez, con fecha seis de Noviembre, publicadas en los periódicos capitalinos el ocho del mismo mes, manifiestan lo siguiente.

1 -Que el General Andrés Ignacio Menéndez, durante todo el tiempo en que fue leal al Ejército y o los sectores honrados del pais, nos mereció toda clase de consideraciones y deferencias Todos y codo uno

de nosotros le profesábamos una sincero estimación y

guardábamos el debido acotamiento en nuestras rela– ciones de iguales o subordinados, no obstante su es· cosa preparación y sus pocas aptitudes

2 -Que confiábamos siempre en que el General

Andrés Ignacio Menéndez, no traicionaría nunca su

honor de soldado, ni de salvadoreño, ni la mancharía jamás convirtiéndose en infortunado juguete de la in– triga política y las ambiciones bastardas, ya que con· sideramos que sus deficiencias técnicas las cubría con una lealtad a toda prueba

3 -Que creímos al General Menéndez. un milítar intachable, incapaz de cometer ninguna cobardía ni vileza dignos solamente de los amorales, de los pusilá· nimes, los parias y los traidores de lo más ínfimo con– dición.

4 ~Que sus dedloradianes antes referidas las conceptuamos como un delito de Alta Traición 01 ho– nor militar, a la Patrio y 01 Ejército, 01 cual hablo prestado un solemne juramento de lealtad

5 -Que lo actitud del General Mehéndez reve·

lo, no solamente uno actitud traidora sino también de inhumano desagradecimiento poro la Institución a la sombro de la cual vivió durante largos años y en lo cual sólo encontró cariño y estimación.

Par tonto, los Jefes y Oficiales suscritos, acuer· dan

1 -DECLARAR TRAIDOR A LA PATRIA Y AL EJERCITO AL GENERAL ANDRES I MENENDEZ, calumniador y vil juguete de ambiciones y falsos apóstoles

2 -Considerarlo en lo sucesivo Hijo Indigno del Ejército Nacional, 01 servicia de los conspiradores y las

traidores o lo Patrio y proclamarlo así ante la Noción salvadoreña y todos los pueblos del mundo

3 -Declararlo merecedor de la degradación de tedas las sanciones dispuestas en la vida del Ejército, para los sobornados, los traidores y los cobardes San Salvador, Noviembre diez de mil novecientós cuarenta y cuatro General Salvador Peña Trejas, Coronel Arturo Rivas Mena General Pedro Hernán– dez Art~aga, General Armando Llanos C, Coronel Gustavo Laínez, Coronel Ernesto Bará, Teniente Ca· ranel Manuel Urbina, Teniente Coronel Candelaria S Alvarado, Capitón Manuel Alfonso Mortínez, Capitón Manuel Polío Escobar, Capitán Manuel Quezada, Ca– pitón Carlos Bermúdez, Capitán Jorge Tenorio, Copi– tón Adolfo Rubio Melhado, Teniente Coronel Oscar A Coreo, Capitó,.. Jesús Rodolfo Rodríguez, Mayor José Antonio Sandoval, Capitán Napoleón Solazar y

siguen más firmas .

¿Qué hay de verdad en todo esto? Parece ser que Menéndez era un hombre honrado, honesto, pero débil de carócter y de opinión En medio de la lucha de partidos, frente o la dispula entre civiles y milita– res, Menéndez dejó actuar libremente a todos, incluso a los "conspiradores" De ahí provino el golpe artero del 21 de Octubre de 1944, en el cual participaron de manera efectivo no sálo los generales, sino también los mayores y capitanes del ejército y de lo policía Ese sólo acto lo salva ante lo historio

Naturalmente, la prenso ocasional y política de 1944 es numerosa, sólo comparable a la del perlado ae 1918-19, cuando Quiñónez y Palomo ocupaban el primer plano nacional Tan proli'feros fueron los pe· riódicos de este momento Que, ambos bandos, el romeo nsta y el castañedista tenían a sueldo a nUmerosos escritores y periodistas para redactar semanarios y quincenarios, llenos de odio y veneno Entre estos sueltos El Clavo Ardiendo, Lo Verdad Desnudo, El Machete, El Popular Nacionalista El Martillo, cuyos ejemplares pueden leerse en bibliotecas particulares, mós su contenido, su perspectiva, dejan mucho que desear El personalismo, lo injuria, la difamación,

son las armas utilizadas.

Este periodismo político, producto de la libertad, el libertinaje más bien, recuerdo esas cloacas par mu– cho tiempo estancados, qye un día logran romper el dique Todos Jos resentimientos ocultos en el olmo social, toda la frustración, afloro a las póginas impre.

sas.

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