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« Previous Page Table of Contents Next Page »Según una encuesta del I N S E E citada por A Michel, d diferencia de la francesa de ayer que tra– baja quizá aun más, la francesa de noy día aspira a salir de su esclavitud casera para adquirir la condición de trabajadora en efecto, dos millones de mujeres no asalariadas han declarado su deseo de obtener un empleo asalariado en caso de que se introduzcan cier– tas mejoras sociales (creación de nuevas casas-cunas, guarderías escolares e infantiles, etc), o bien si se organizara de modo diferente la legislación social
Desigualdad en materia de salarios, , .
Se observa una regresión imputable al Mercado Común, que descarta el principio anteriormente admi– tido en Francia de "a trabajo igual, salario igual", para sustituirlo por el principio de "a puesto igual, salario igual" Ahora bien, la mayoría de ras mujeres ocupan en la industria puestos diferentes de los de los hombres "por más que exijan calificaciones igual– mente altas" Ello trae consigo una brusca mengua de los salarios femeninos, que· alcanzó hasta un 9 %
Es más, aun hoy, un aumento concedido a los hombres se niega generalmente a las mujeres
Además, el artículo 119 del Tratado de Bruselas permite "retirar del salario femenino lo que se conce– de a la mujer en forma de prestaciones familiares o sociales" (como en Italia, donde la obrera percibe un 40% menos que el obrero para una misma califica–
ci6n),
. , .y de adelanto profesional
Son pocas las oportunidades que tienen las mu– jeres de ingresar en los empleos superiores, y lo prue– ban las estadísticas En efecto según la encuesta citada por A V Michel, se contaron en puestos de supervisión 130 000 hombres, contra 10000 mujeres, o sea 13 veces menos que en el caso de los primeros cuando, en verdad, de cada tres personas económica– mente activas una es mujer En las profesiones libe– raJes y en los cuadro dirigentes superiores se contaron 480 000 hombres, contra 70000 mujeres
Se advierte el mismo fenómeno en las funciones públicas, en que se mantiene a las mujeres en las ca– tegorías más bajas (C y D) siendo así que, con fre– cuencia, constituyen el 80 % de los efectivos totales en ciertas administraciones
Por regla general, en el hombre que trabaja al lado de una mujer en la misma profesión existe el se– creto deseo de explotarla, o siquiew de mantenerlo en su condición de inferioridad
El adelanto de la mujer se ve impedido por ba– rreras morares y por barreras reales Todas estas desigualdades son flagrantes en la situación de todas las categorías de trabajadoras
B. Como viven las trabajadoras francesas
La mujer' en las oficinas
Lo tercera parte de las trabajadoras son emplea– das de oficina
En su mayoría, son muchachas o mujeres jóve– nes el 70% tienen menos de treinta y cinco años de
edad Hijas de empleados o de humildes funciona– rios (un tercio de ellas), o de obreros (una cuarta por– te), y más raramente de comerciantes, empezaron a trabajar a los dieciséis o diecisiete años, después de haber cursado, tras el certificado de estudios prima– rios, otros dos o tres años de escuela o de enseñanza comercial Algunas de ellas incluso han obtenido el certificado de estudios primarios superior es Pero to– das ellas se distinguen por el hecho de que cuando obtienen su primer empleo, carecen de una vocación precisa que las impulse o ser empleadas de oficina
Oportunidades nulas de adelanto: los empleos calificados están reservados a los hombres
Los pocos empleos calificados que quedan, así como los puestos de supervisión, están ocupados las más de ras veces por hombres Por consiguiente, son pocas las posibilidades de adelanto que se ofrecen a la mujer
Hoy día el mundo extel'Íol' cOllQuista las zonas l'U1'ales
Lo modernización del equipo agrícola (agua en todo la granja, tractores, ordeñadoras eléctricas, má– quinas lavadoras) simplifica y reduce el trabajo de todos, hombres y mujeres, cuyas tareas tienden a indi– ferenciorse
Con el acortamiento de las horas de labor, nace una vida familiar verdadera, disociada del trabaio Las mujeres, alcanzados por la prensa, la radio, la te– levisión, reclaman mejoras en su hogar, horas de es– parcimiento, comparan su vida con lo de las mujeres de Jo ciudad, que ahora queda a un paso gracias al automóvil
Se impone una transformación total Allí don-de los medios materiales lo permiten, los hombres, movidos por los estículos y las solicitaciones de sus mujeres, modernizan el equipo de la casa y de la ex– plotación, transformando a la vez su modo de vida Pero en las propiedades pequeñas, el grupo familiar sigue teniendo una vida mediocre
De todos modos, el hecho de que las campesinas se vistan como las mujeres de lo ciudad, conduzcan automóviles, utilicen refrigeradoras y lavadoras, man– den a sus hijos 01 liceo no permite inferior que ha co– menzado una nueva ero para ellas En el orden político y religioso, no ha habido ningún cambio pro– fundo Sólo ha variado el género de vida Con todo, se observa un progreso importante los mujeres, ha– biendo pasado o ser elementos activos en esta trans– formación, se disponen o asumir lo dirección de su propio destino
La burguesa de hoy
Recién ingresada en el mercado del trabajo, la burguesa invade las profesiones liberales y los cuadros dirigentes Bajo la presión de las circunstancias económicas, de ros trastornos sociales, de la inquietud por el día de moñona, las mujeres de la burguesía han entrado a su vez en el mundo del trabajo Muy pron– to, ras burguesas sin ocupación remunerado serán lo excepción 39
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