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« Previous Page Table of Contents Next Page »La obrera
Siendo así que ciertas ramas de (a industria, como la de los textiles, han reducido considerable– mente sus efectivos obreros en los que tradicional– mente predominaban las mujeres, otras ramas, por el contrario, que se hallan en expansión, dan empleo a un número cada vez mayor de muieres por ejemplo,
la producción de objetas de materiales plásticos, o la construcción de aparatos radioeléctricos y electróni– cos Al mismo tiempo, las industrias de productos químicos, de productos alimenticios y del vestido si– guen operando gracias al trabajo de centenares de miles de mujeres
Esos cambios numéricos, esos desplazamientos de cifras y porcentajes san una expresión de las múl– tiples transformaciones que ha experimentado la vida económica de Francia
¿En qué medida han repercutido tamañas trans– fOl mociones en la vida personal de cada mujer obre– ra? ¿Puede decirse que la condición de fa obrera en 1960 estaba adquiriendo un cariz nuevo?
En confort, las cosas bellas, las vacaciones, el esparcimiento, así como también la comprensión del
mundo y el acceso a cierto nivel de cultura, todo ello ha dejado de estar reservado a las esposas de inge–
nieros, médicos o patronos Hoy dio están ,al alcance asimismo de las mujeres de obreros, como 10 estarán un día el automóvil, los viajes de placer, los estudios secundarios para los hijos
La obrera especializada
Millares de mujeres tienen por función social alimentar incesantemente, a fuerza de brazos, má– quinas que absorben decenos de kilos de los materia– les más diversos, centenares de veces al día, hasta que esos kilos acumulados de materiales se transforman en múltiples toneladas de objetos
Estas son las tareas más particularmente reser– vadas a las mujeres Los cambios técnicos, los
progresos de la automatización no hacen con frecuen– cia sino desplazar un tipo de trabajo por otro cuyo carácter permanece inalterado
La obrera especializada, que de una Semana a otra puede ser fácilmente remplazada por una cual– quiera de sus semejantes, lleva una vida duro y pre– caria
Las obreras y su medio
El origen de los libres simpatías o antipatías que se forman en el medio obrero es el valor humano real de los seres que uno codea en el trabajo, donde se revelan tal cual son, y no el papel social que desem– peñan esos seres
Tal es el contexto en que hay que considerar las relacíones o menudo muy directas que se entablan entre hombres y mujeres en el taller Este mismo en– foque revela asimismo la importancia fundamentar de los lazos de compañerismo, de los lazos carnales, de
105 lazos familiares en la vida de una obrera
y entre todos esos lazos, destaca el lugar privi· legiado que ocupan los hijas En ellos la trabajadora
reconoce, en substancia, ese valor humano que la condición de obrera corroe y tiende a aniquilar en
ella La mujer trabajadora lucho con bríos incon– trastables poro conseguir que dicho valor se respete siquiera en sus hijos Muchas obreras sorteras con– siguen, a costa de improbos esfuerzos, hacer seguir a su hijo largos estudios, para lo cua', después de su jornada en la fábrica, van a hacer trabajos domésticos para otros
Viven alentadas por la esperanza de que el hijo saldrá del estado de "ignorancia, inseguridad y hu– millación" en que todavía se ven sumidos en nuestra época
La campesina
Desde el punto de vista económico y social, una campesina sola no tiene existencia propia Es siempre la madre, la hija o la mujer de alguien Casi total– mente recluída en ta granja POI la naturaleza misma de sus lareas (el corral, el establo, las labores caseras, los hijos), se mantiene, mucho más que el hombre, al margen de la vida social Así, su aislamiento del mundo exterior es, diversos maneras, mayor y su uni– verso mós limitado
Su trabajo es siempre complementario de la labor del hombre, jefe de empresa y cabezo de familia Tal es el orden de cosas tradicional al que hasta ahora la mujer se ha conformado espontáneamente vida aus– tera, conducta regulada, existencia mediocre pero tranquilizadora
11. LA FRANCESA ANTE EL TRABAJO
RETRIBUIDO
En lo actualidad, observo Lucie Faure, ejercen ocupaciones remuneradas el 33 % de los mujeres fran– cesas, contra el 37 % en 191 1 En comparación con la situación de hace cincuenta años, la mujer del obre– ro trabaja ahora en menos casos, y la mujer burguesa con mayor frecuencia
En efecto, como las leyes sociales favorecen el mantenimiento de la mujer en el hogar o su retorno a él (seguro social, subsidios familiares, primas por sa– lario único), muchas mujeres de obreros aspiran a quedarse en sus casas para atender a sus tareas ca–
seros y velar por sus hijos, entre las burguesas casadas que trabajan, Lucie Faure distingue el grupo de las que ejercen un trabajo remunerado porque les resulta indispensable, pOlque completa los ingresos de la fa– milia, porque constituye una vocación, o porque re– presenta una evasión
A. La /llujel' no ha alcanzado la igualdad con el hombre
Preciso es considerar que, para una mujer de nuestra época, el mayor de los peligros, y tal vez el único, consiste en no tener un oficio o profesión Ya rezagcida a causa de las cargas del hogar y de la maternidad, que no contribuye a aliviarle Jo semi-inacción de una sociedad todavía mol organiza– do, lo mujer francesa, de entrada, no disfruta de la igualdad con el hombre en el mundo del trabajo. Pa– ra ella, por el hecho de que es mUjer, "todo resulta más difícil" 38
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