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« Previous Page Table of Contents Next Page »LA MUJER EN LA HACIENDA
Belt
équier.
"En esta casa-hacienda (de SCln Ubaldo) fuimos re– cibidos con mucha gentileza por sus moradores (lO) que era, el hacendado, su esposa y dos simp6ticas jóvenes, todos crioilos del país".
Roberts
"{En uno hacienda de El Viejo) esteban las hijas del viejo mandador, tres bonitas muchgchas ruborosas que nos fueron presen'ac!tls una por una, como Pauta, Manuelita y Concepción".
Squiel
"En el mes de Mayo de 1858 me presenté a la ha– cienda (liLas Mercedes"). Toda leI familia (Chamarra) es– taba IElunido (1lrecledor de uno chiquita de cuatro años, ilamada CCllmelita que mondaba allí como una mina" (11).
Belly
"(En C0n10tlpCl) una hora después de oscurecer el dueño de la hacíendtt y su hernlClOQ regresaron en mu– la. Iba yo a ofrecerle una sillcl el la hermona cuando Vel6zquez me dijo que no ela costumbre gastar aten– ciones con las damas porque probablemente serían mal entendidas. A l'OCO rato el dueño se hi:¡;o un chocolate por su hermana y ésta le servía La esposor, la her– mana y lo hija, en los departamentos, rClras veces se sientan a In mElsa con el soñor de la castl, sino que lo atienden como sirvienttls"
Belt
ASTUCIA rEMENINA
"Ademós ele vmias hacicl1l:l.Cls el viejo Don la quien llevaba preso) tc"ia unCl magnífica casa en San Jorge doncle vivía su familia. Habíamos wbalgado has~a (lde– IClntu1'11Gs 1:tastcmte ti la tropa, y teníamos hambre, cuan– do el Don sugirió que comiéramos en su CClSCl antes de llevarlo (11 cuartel La comida fue lTIa91'!ífica cOlno su vi– no. Su esposa y sus tres atrayentes hijas se sentaron a la mesa con noso'ros y después que Iluestlos vasos ha– bían sido !Ienados varias vecos, el Don me pidió permiso
pClTa ir a un cvertl? contiguo. I.as s~ñorltCls trojel'on más vino y nuestros vasos no estuvi~1 on o~ioso5. Repentina– ments comprendí que el Don /10 hClbíCl vuelto. Me le– vcmté ele un salto y preguntó
('l mi anfitriona dónde es– taba su 111!':lIielo. 1:110 somió hip6critCIIl1ente y con chis– peantes ojos me aseguró que no sabía Revólver en mano registré el segundo y el primer piso de la casa, pero el Don se había alcanforado Registré el solar y los solmes vecinos sin encontrtlr ní rastros. Montado en mi caballo corrí al cuartel para informar mi mala suerte al General Iiornsby Imaginad mi sorpresa y mi pena al encontrar al viejo Don contándole al General Hornsby con muchos reverencias y gesticulaciones, la his– toria de su escape de la mesa de comer, donde, dijo, había dejado al Capitán bebiendo con las señoras. Se había presentado solo ante el General Hornsby según dijo, paro prohar que no tenia intención de escapar y para demostrar que su caso estaba abierta para los americanos La treta del vicio pícaro di6 resultado pues el General Hornsby lo dejó ir bajo palabra Dos sema– nas después el viejo Don desapareció y no pudo ser en– contrado" ,
Jamison.
UNA FAMILIA REAL
"El Rey Mosco (121 es un hombre muy activo, de menos de treinta años y todovía en estado do bendita soltería; y lo que es más, las damiselas mosquitas no pa– recen impresionar su corc¡:¡;ón. Yo le aconsejé venirse a este país (Inglaterra) y probar fOl,tuna en el mejor merca– do matrimonial del mundo. Su madre y dos hermanas de él viven también 011 B1uefields pero a cierta distancia de la residencia del Rey Su Magestad me presentó a ellas¡ y la Reina Madre me pareció una dama anciana, pero notablemente conservada y recta, mucho más alta que la generalidad de sus paistlnas. Estaba vestida con muchcl sencillez y Iimpie;¡;a y también sus hijas 10$ cua– les se le parecí:m nll/cho. No habían recibido más edu. cación que lel que puede obtenerse en la Mosquitia, pe. ro sin embargo parecíc:m ejercer considerable influencia
501,,1'0 ~u rl:ml puriente¡ en realidad me pareció que, dun– 'lue estCibcll1 muy lejos de ser unas hur:es, su posición era muy superior a la tle sus hermanos de Turquía
MUJER GOTlCA
"Traje una carta para un 110mbre de distinción entre los habitantes del pueblo de San Jorge Sus fac– ciones auncjue de expresión inteligente indicaban la mezcla de indio y nesro en la sangre de su linaje. Su esposCl por el contrario era IJna mujer alta y señorital, tle muy fino Clspedo y noble porte y '0"
~omp\e'Q'
mente superi;>r a todo lo que la rodeabCl que parecía uno C:dranjera entre los vulgClres pobltldores del lugar La verdad es que ella pertenecía a una familia de pura ascendencia esptlÍlola o tcrlvez, digamos, Gótica".
Flóebel
MUJER NUATUSA
"Una mujer (huatusCl) fue copturccla y traída al CClstillo, y los que la vieron mlll elijeron que no se dife– renciaba chl tipo del Indio corriente"
SOBRINAS DE CURA
"El Padre Cartine (13) tenía una sobrina (ele facto, oh escéptico!), In cual con su madre ocupaba una parte de la castl, y como era muy bonita él la tenía sometida ('\ la rnós estricta vigilancia. Proclamaba él para benefi– cio de 105 enamor"clos, que tiraría al primero que Se le ar.ercorCl y en efeceto gUClrdabCl un mosquete cargado para ese fin. El Padre era hombre de palabre¡ y la
amenazCl lograba su fin, pues los galanes se mantenían lejos. La último vez que tuve noticias de León un joven americano de Boston estaba tralando diplomáticamel 1te con el Podre la mano de su sobrina (14)".
"El Cura (de Posolte9Cl) insistió en que nos quedára– mos a pasar el resto de la tarde y ele la noche en su pobre CClsa (toda casa en Centro América es llamada por su dueño, "mi poble casQ"), pero yo rehusé con plodigíosa afedClci6n de sentimiento, que se hizo ver· dadero, cu,mdo descubrí r.l la sobrina del Padre, una muchacha hermosa y chiclJona que ati$bClba maliciosa– mente pOI' enlre los barrotes de la ventana".
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