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« Previous Page Table of Contents Next Page »LAS LEONESAS
"Las mujeres (de León) estaban lejos de haber re– cibido una alta educación, pero son sencillas y sin afec– tación en sus maneras y poseen gran rapidez de com–
pren~ión y viveza en la ingeniosa conversación, lo cual compensa en cierto grado, sus deficiencias en cuan'o a infOI moción general. En el vestír las mujeres de León siguen los mismas modas que las de Granada, aunque los estilos europeos son menos comunes entre ellas, de– bido o la circunstancia de que hay menor número de residentes extranjeros, que corrompen el gusto popular Son igualmente aficionados al cigarrito; y en la calle no menos ufanos de mostrar un piececillo en una zapatilla de satín Como en todas partes del mundo son muy observantes en sus devociones, pero fuera de su visito c¡¡Clria o los iglesias, roras veres salen o la calle excepto al anochecer en que se hacen las visitas de manera in– formal".
Squicr
"Las leonesas son bonitas y pasan por virtuosas. no se les enseiía nada de economía donlésiica, pero se les dota de una gran distinción de lenguaje y ele mane– ras. Ellas figuran con brillantez en una procesión y no estarian fuera de lugar en una fiesta europeo, pero pocas de ellas comprenden lo que debe ser el papel do– méstico de la mujer, fuera de complicadas señales de la cruz y pequeñas prácticas meticuiosas que se trasmi–
t~n de generación en genercl1:ión.. Es c.ostumbre que el jueves santo todas las parloquias de León -y hay sie– te- se visiten recíprocamente. Esta visito consiste en un paseo de mujeres por grupos de quince a veinte conduciclas por una matrona que pasan de una iglesia a otra recitcmdo versículos alternados. Había (aquella noche) una luna soberbia que le daba a esta escena y
sus apariciones sucesivas el más vivo realce. Ni la ad– miración de ICls miradas, ni el balanceo en el andar, ni la riqueza de las formas escapaban a la observación pu– romente profana de la galería. La salmodia misma no nos llegaba, en aquella atmósfera luminosa sino como un murmullo ele amor. Una de las Iglesias comprendi– das en esta peregrinación, estaba situada precisamente frente a mi hotel. Cuando un grupo 'Iue se sentía fa– tigodo se sentoba cÓmoC!ctnlente en las gradas del atrio; y aquella larga fila de trajes blonros acurrucados, cuyos rasgos no se podían distinguir pero que tenían toda lo prastoncio juvenil, abría el corazón y la imaginación a muchas aspil'ociones, pela no a 1:1 del cielo"
Belly.
INDIAS DE SUBTIAVA
"Algunas indias son extraordinClr;amente bonitas, y cuando están jóvenes tienen ruerpos hermosos de mol– de clásico Son enteramente discretas en sus modales, pues raras veces hablan, o no ser que primero se les dirija la palabra, y 5011 siempre amables y hospitala–
rias para con 105 extranjeros.. Mcmufacturan gran can· tidad de algodón para su propio consumo y para vender Y al cabalgar por Subtiava, al medio día, no hoy espectáculo más común que ver a una mujer des– nuda hasta la cintura sentada en la puerta de cada choza o fl 1" sombra de un árbol aledaño atareada en hilar algodón.. Tienen gran Clmor por las flores, y no
dejan de llevarlas ensartadas entre las lujuriantes tren– zas de su ICtigo pelo negro, o en forma de guirnalda alrededor de la frente".
Squicr.
LAS MANAGUAS
"(Managua) es un lugar quieto, célebre solatnl!nte por sus lagunas vecinas, por unas estatuas viejas y por la extremada gracia de sus señoritas de un moreno de nuez. He dicho en otra porte que esta ciudad era fa– mosa, entre otras cosas, por el gracioso porte de sus mujeres Esto no se refiere únicamente a las clases
ricas: es algo general la señoritas, ataviodas con sus más vistosos trajes, poseen todas lus misma soltura, la misma di~rreta distinción; mientras las muchac.has que llevan an la cabeza tinajas en equilibrio, pasan presu– rosas, con un movimiento elocuente que al instante atrae vuestra otenci6n". - Stout.
LAS MASAYESAS
"Las masayesas no guardan en sus cofres sino una fCllda de muselina blanca para los grandes días, una camiseta sin mangas y un rebozo de vivos coloras. Su vestido se limita a la falda y a un paño ozul.. la comiseta no se pone sino para salir o para recibir a un elltraño. Esta prenda, por otra parte muy descotae/a y
del efecto más gracioso, es suficientemente transparen– te y suficientemente móvil pala no esconder nada En Costa Rica y Guatemala la moda es ajustarla a la cin– tura; en Nicaragua se le deja flotar y seguir los movi. mientas del cuerpo, lo que a veces dó o las mujeres del pais, cuando llevan una vasija sobre la cabela, el per– fil escultural de una cariátide.. Las mujeres indias se
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reconocen de lejos como en Guatemala por la manla azul que les sirve de falda. Solo ellos no usan camiseta. Un simple pañuelo extendido sobre sus pechos suaviza sus vigorosos contornos. Esos pañuelos que el menor mo– vimiento levantaba, eran su toilette de salida. Todas ellas tenían la misma figura redonda encuadrada por cabellos negros en trenzas y los mismos ojos negros llenos de vicia
y de bondad La bondad de la mirada y la opulencia de las formos, son fuera del color, los dos signos dis– tintivos de la india. Se les encuentra con más o menos distinción y brillo el1 la mayor parte de la mezcla de esa rOl:a. En ose comino (de la lagun(l de Masaya)
pasaban
(t cada instante bellas muchachas bronceados,
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