This is a SEO version of RC_1966_12_N75. Click here to view full version
« Previous Page Table of Contents Next Page »Belly.
la cabalgata sin imaginar que su desnudez pudiera ser objeto de curiosidad".
gunas de las mujeres conoelan 105 alrededores, y con su auxilio logré alcanzar el camino de Managua".
Doubleda1'.
LAVANDERA MASAVESA MESONERA DEL REALEJO
"Una lavandera (de Masaya) me devolvió religio~ samen~e un ohieto precioso que se me habícl perdido".
Belly
"Aquella mesonera era un mujer de sangre mixta, casi indía, muy activa, muy vivaracha, que me sirvió la mejor comida y el café más delicioso que había sabo– reado en la América Central, ese nuevo Yemen".
MESONERAS P-.MERICJl.NIS1' AS
Belly
"Algunas de las pobres mujeres o quienes habia– mos rescatado de la carnicerla, viendo mi gran necesi– dad de un trago de agua, ofrecieron llevarme a un grupo de casas que estabon cerca para buscarla. AI-
13
LA SIRENA DI: MADAME MESTAVER
Belt
Pim.
LAS ALEGRES COMADRES DE JINOTEPE
"En Jinotepe... gentes de ambos sexos y de todas las edades llegaron a verme. Las primeras fueron una porción do viejas que se apiñaban a mi alrede– dor, hablando todo el tiempo de minas de oro y do minas de plata, de amarillos metales y metales blan– cos y de ciertas luces o llamas vistas de noche, llama– das carbunclos, que señalan la presencia de esos me~a
les. A medida que se excitaban m6s y más con sus re– latos, sus imaginaciones se calentaban, sus afirmacio– nes se volvían extravagantes y sus gestos violentos".
Floebel
LAS RAMIREZ DEL OCOTAL
Nos hubían recomendado la tasa diciéndonos que podionloS pCS9ar por lo que nos dieran, pero ensegui– ela averiguamos que nunca se ha rehusado a na– die la hospitalidad, por la que no se cobra nada, Eramos totalmente extraños y no tendrlamos la oportu– nidad dQ devolverles sus atenciones puesto que yo ha– bía resueito regresar pronto a Europa, pero todo lo que pudimos obtener de ellas fue que nos aceptaron un regalo p(1fC1 una niñita que vivía con las señoras, a la que querían mucho y la llamaban hija de tasa. Despi– diéndonos de la hospitalidad de las señoras Ramírez con muestreS de gratitud seguimos nucstro viaje".
Belt
"Madama Mestayer era muy aficionada a los ani– males y tenía lapas y loras, una ardillo domesticada, un monilo cara blanca, (Cebus albifrons) V varios perros mejicClnos, pequeños y peludos"
'En el hotel (6) donde nos hospedamos en Grana– da y el cual por cierto es el único de olguna impor– tancia de este lugar recibimos la atención más ama– ble de parte del dueño y la dueña, especialmente de la última quien se dedicó
Cl enviarnos al segundo piso al– gunos platos, curiosa y moravillosamente preparados, Había una table el'hote permanente a la cual llegaban
CI corner varios habitcmtes de la mejor clase; nuestro ho– telero erel francés y su esposa natural de Chile, y mujer muy bonita, que como el resto de las mujeres de Nica– ragua era aficionada
Cl su cigarrillo y a mecerse en la hamnca"
8quier
Floehe!.
LA ttOSPITAlIDAD EN LA GUERRA
"En Mateore encontré alojamiento en el rancho de una bondadosa y gorda mulata, donde pasé la noche on una hamaca. Doña Juana tenia fama de preparar el mejor chocolate del camino, y yo constaté que merecía su reputación. Le gustaba a élla echar un párrafo con los caminantes que entraban a su casa y al poco rato me hallaba en términos tan íntimos con ella que pren~
di6 un puro con sus propios labios y me lo pas6 a la boca".
LA MULATA OOL\lA JUANA
"Don Enrique Pallais, un francés domiciliado en el país, (7) hombre de gran experiencia y de buen corazón, quien formaba parte de nuestrq cabalgata, tenia su "comadre" en la posada (de Mateare) en que ¡laramos, la cual lo abraz6 afectuosamente cuando en– trábamos. Era ella extraordinariamente bonita, y de cara amable y dulce, y corno parecía ser el ama de la casa, yo mo escandalicé
1,111 poco al ver a don Enrique en tórminos tan familiares con ella; pero ¡jI me eleplic6 esta extraña relación entre comadre y compadre a mi entera satisfacción; él había sido potlrino de pila del hi~
jo de ello, un chiquitín amarillento que andaba trotan– dito por la eClsa, y de esa manera había asumido lo relaci6n de compadre uno especie de segundo marido pero sin derechos, ni maritales mus allá del privilegio de un abrazo al encontrcuse, como lo presencié. Luego observé que el fervor del abrazo estaba en proporción directa con la belleza de la señora"
Squier.
"El ama de la PQsoda Ide Nogorote} era gorda y
cuarellteña y nos dió Un(1 bienvenida muy corelial; dijo que le gustaban los (llnericf~nos; que tenían "mucho di–
nero" y pagoban el doble de la otra gentil, y sin rega– tear" .
LA COMADIlE DE DON ENRIQUE
"Cabalgamos (en Masaya) hacia una posada cuya dueña una señora enormen1ente gorda y alegre, se mos– tró feliz de su pobre casa fuera honrada por "los hijos de Washington".
This is a SEO version of RC_1966_12_N75. Click here to view full version
« Previous Page Table of Contents Next Page »