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« Previous Page Table of Contents Next Page »lIegado;¡s o la casa, las indicddas hobitantes de el/a, mostraron mucho regQ~iio por recibir la visita del Señor CUfa.
-¡Qué dicha la nuestra de tenerlo aquí!; qué ca– ra tan perdida que casi nunca la vemos y hasta que– rríamos mal)(~arle a pedir su retrato; lo que nos pasa "porque somos pobres y vivimos largo".
-No, hijas míaS, dijo el párroco, deseando mu– cho visitar a mis feligreses, mis ocupaciones me lo im– piden; para mí los pobres son los preferidos como lo fueron de Jesús N. Señor
-Gracias, serlor; ya sabe que esta chocita es toda suya, y estamos muy contentas de que haya venido a vernos
-Pero yo no lo estoy, insinuó el Cura, porque fes vengo a poner una queja de este niño a quien oí que llamaba a ese perrité> con el nombre de Juanchitoi y deben de saber ustedes que . Mas en este punto, cuan– do se disponía el sacerdote a reprender la grave irre– verencia, la mamanoya lo ataj6 diciendo:
-¡Ay, señorl, es que mi ñeto es muy desobedien. te y lo que uno le dice, le entra por una orela y le sale por la otra
Yo le he regañado muchas veces por eso de llamar al perro Juonchito, cambiándole el nombre, pues el pe– rro se llama "Juan de Dios"
Fácilmente podrá conieturCllse lo que sufriría el ce-
loso Ministro de Dios, coh esto remqchc;ida del clavo que ya tenía metido en sv devoto pecho.
Moraleja: no se pongan nombres de santos a ~os
animales, ni de plantos, ni de regiones; que en tal coso es preferible la piadosa costumbre de poner a los ni– ños, indefectiblemente, el nombre del santo o del mis– terio celebrado el día en que nacen; por lo que hoy niñas Jesús, Feliciana y Petrona, y niños Isabel, Asun– ci6n y Felícito Costumbre tan rigurosa que a uno que naci6 el 6 de Moyo, fiesta de San Juan Evangelista martirizado ante portam latinam, en la puerto latina de Romo, le pusieron Ante portán, y osi lo llaman actual– mente con singular complocencia del nominado pues; el caso es contemporáneo en el Valle "El Pie del Gi– gante", cercano a la capital de Nicaragua; y Hamodo así porque uno grande piedra que está en ese lugar tiene una hendidura superficial en figura de un pie gran– de; o más bien porque allí se elevan los primeros es– tribos de la Sierra de Managua, ef gigante revestido de cafetales, que en forma de semicirculo va a termi– nar en el Xolotlón cerca c;lel pueblo de Mateare
Pero la tal manera enrevesada de poner nombres, que da por resultado: Jesuses que llevan faldas e Isa– beles con pantalones, estó disimulada por el modo de usarlos en familia, así: Jesús es la Chú, Feliciano es la Chana y Petrona es la Tona; así como, al Isabel le lla– man Chabelo, al Asunción, Chón y al Felícito, Lichito.
Enredo de nombres que al pueblo le importa poco según su refrán, "Lo mismo es Chana que Juana", y su expresión de burla a quit;!n pide lo que no obtendrá: ¡Cómo no, Chon!
LA PALOMITA DE LA PATITA DE CERA
Este c~ento tiene de ingenioso que siendo de suyo muy corto se vuelve largo por las repeticiones; del cual se sirven las niñeras para entretener a los bebés y aún a niños grandecitos, diciéndoles: Estera uno palomita a la qve se le quebró y cayó la patita, que un ángel del cielo se la puso de cera, y así se fué a sentar sobre una piedra recalentada por el sol, la que derritió la patito; por lo que la palomita preguntó a la piedra: ¿Piedra, tan valiente 50S que derretís mi patito?
. y la piedra respondió: más valiente es el sol que me calienta a m!. Entonces la palomitu se fué onde el sol para preguntarle: .
¿Sol, tan valiente 50S que calentás la piedra, la pie– dra que derritió mi patita?
y el sol respondió: más valiente es la nube que me tapa a mí Voló la palomita a preguntarle a la nube:
¿Nube, tan valiente 50S que tapás el sol, el sol que CCllienta la piedra, la piedra que derritió mi patito?
y la nube diio: más valiente es el viento que me avienta a mí. Por lo que se fué fa palomita a pre· guntarle al viento:
¿Viento, tan valiente sos que aventás la nube, la
n~be que tapa el sol, el sol que calienta la piedra, la pIedra que derritió mi patito?
y el viento respondió: más valiente es la pared que me resiste a mi A la pared la palomita le preguntó: ¿Pared, tan valiente sos que resistís al viento, el viento que avient(l la nube, la nube que tapa el sol, el sol que calienta la piedra, la piedra que derriti6 mi patito?
y la paled respondió: más valiente es el ratón que me hace hoyos a mí Y la palomita buscó al ratón pa– ra hacerle la correspondiente pregunta; el rafón respon– di6 que era más valiente el gato que se lo comía a él; el gato, que era más valiente el perro que lo hacía luir; el perro, que era más valiente el hombre que lo some· tía a su dominio; y el hombre dijo que el más valiente era Dios que dominaba a todas las creaturas del uni· verso
y cuando esto oyó la palomita se fué a buscar a Dios para alabar/o y bendecir/o; y Dios que ama a to– das sus creaturas, hasta la más chiquita, acarició a la palomita, y con solo quererlo le puso una patito nueva con husecito, pellejito y uñitas
Y, se acab6 pón pón, dijo la china; más los chicos pidieron el bis gritando: otla ve, otla ve.
Pero ro china les dijo otra vez, no, porque Nachi– to -Ignacito- ya se estó durmiendo. -Yo no me durmo, replicó el aludido.
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