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Así podemos asegurar -también- de todos los demás elementos de los apólogos y "pasadas" En ellos se respira nuestra vida Pintan o dejan traslucir un escenario campesino que nos pertenece por entero
ESTUDIOS SOBRE LOS TIPOS. LA NOVELA
Hemos visto cómo nuestros cuentos -tal como existen en estos tiempos, conservados en la tradición del pueblo-- son puramente realistas y que su primi– tivismo está en los héroes animales y en la sencillez del relato. Veíamos cómo ese primitivismo manifiesta
ya, en nuestros apólogos, los elementos básicos, la le–
vadura para la controoosición del ser inocente, leal y
lleno de fe con el ser práctico, malicioso y desconfiado en una palablO, el pícaro La existencia de este con–
cepto de contraposición de personajes, aunque sea so– lamente en germen, es lo que eleva a categoría superior y da mayor valor literario
Q nuestros cuentos
(y quiero recalcar, aquí entre poréntesis, ésto que nosotros los nicaragüenses tenemos creados por nues– tro mismo oueb(o los e(ementos literarios bósicos de
la novela, y'que so(amente nuestro descuido puede ha– ber desoreciado las raíces de una literatura nicora– gúense . que nos legó el pasado) Este tema de contraposición del pícaro y el tonto que llego a subli–
marse y adquirir caracteres de cultura universal es la
médula de todo relato picaresco y origen de lo que
constituye, en el avance de la cultura, la novela pica– resca, cuya efósica apoteosis en nuestra literatura his–
pana está en la contraposición del Quijote y Sancho de Cervantes
Pero en los apólogos del tío Coyote y tío Conejo que comentamos, estos e(ementos están solamente en
larva, sin precisarse la superioridad de la inocencia y
de la lealtad Todo lo contrario en ellos se manifies– ta un franco desprecio 01 quijotismo, privado por com– pleto, al encarnar en el Coyote, de todo carácter de e(evación Conociendo el origen de los cuentos no
pueqe extrañarnos esto Porque es carocterí5tico de
(05 pueb(os selváticos primitivos este desprecio por el "quijotismo" ya que viven en una perenne lucha de vida o muerte con (a naturaleza circundante, en lQ cual
el hombre tiene que mantener alerta toda su habilidad,
$U desconfianza v su astucia y en la cual el menor error o candidez -es fatal Por tanto, en la manifes– taCión de estas condiciones de lo vida primitiva está la enseñanzq de nuestros apólogos, que dicen al niño "vive, abre (os ojos, no te dejes engañar por las apa–
riencios!". Ellos no conciben la nobleza del sacrificio ni la fecundidad de la ilusión No hay ninguna piedad
por el Coyote, por el Quijote selvático, y el relato es
cruel porque (a naturaleza es cruel
Cuando la cultura sublimiza los caracteres pica–
r~scos, el Coyote acomete los molinos de viento cre– yendofos dañinos gigantes Mientras permanecen en
_~u ~racia primitiva no se concibe que el engaño o lo
-,Iuslón procedan de un sentimiento noble, sino de una tontería. El Quijote aquí no ~s loco Es tonfo
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LA POESrA y LOS CUENTOS
DE Tia Coyon: y Tia CONEJO
Corone( Urtecho, sin embargo -en su poema Pequeña Oda a Tío Coyote- le da elevación o la vida yola muerte del tío Coyote Supone que muere por lo Luna, supone en el héroe animal un romanticismo perseguidor de (o grandeza de la Luna. Le do quijo– tismo verdadero al Coyote, de a/Ji que le llamo "El Animal Quijote"
Pero el apólogo no tiene ese carácter ni eso visión, sino que, al contrario, claramente dice que el coyote va persiguiendo lo satisfacción de una necesidad pri– maria y vulgar, lo satisfacción del hambre, engañado
pCI el Conejo Y su muerte es ridícu(a: muere reven–
tado
La poesía, pues, contradice a (o leyenda Para ello se hacía necesario que el tío Coyote supiera que era la Luna lo que buscaba La luna, lo esencia lu– nar, lo romántica Luna poética persigue o( Coyote aún después de su muerte Y es que el Coyote está in– fluenciado por la Luna más olfá del realismo de nuestros apólogos, antes de nacer en los cuentos Su
origen mítico es lunar Y su concepción poético --co–
mo si conociera este origen mítico- reclama también
un fin lunar
Es que lo gracia lunar en las concepciones mági–
cas re(igiosas de (os primitivos era una exigencia, igualmente poética o (os que hoy día expreso bellamen–
te en su poema Coronel Urtecho
La Luna influye poéticamente en las concepciones
literarios de todos los tiempos Y nuestro Coyote, nacido al mundo de las Américas Precolombinas bajo
lo tutelo lunar, se ve precisado a resucitar bajo eso
misma iuie(o (unar en lo ooesía culta de los nuevos poetas nicaragüenses La' Luna que realmente influ–
ye en el nacimiento de los p(antas y en lo vida de los
animales, debe influir en el nacimiento y concepción de la poesía Realmente así es, y el Romanticismo es
una é.ooca de influencio lunar definida, como lo son algunos animales :y prontas ¿No es el amor román–
tico, acaso, un súbdito de lo Luna?
En un poema mío titulado
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Monólogo triste del
Coyote-solo", he querido insistir en esta realidad poéti– ca poniendo en boca del Coyote esta imprecación
"Fué lo Luna mi amargura,
el engaño lunar mi desatino,
y siempre en mi camino
su luz perturbadora
ha dado muerte a mi suerte y mi destino"
Esta es lo exigencia poética de un Coyote lunar que eleva lo pobre y primitiva concepción de la fábula nativa, sancho-panzista y vulgar
La poesía, al posar sobre la floro vernácula
de nuestros aoo(ogos, busco el polen del quijotismo para crear (o excelsitud del ideal Si la Luna pene– traba en la existencia del Coyote -en (os tiempos
bárbaros de la misteriosa América indígena- dándole una existencia divina, absurda, deprimente para el
hombre y además blasfema, hoy la poesía, redimido
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