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glándula qué tiene el lobo en la base de (a cola que segrega un humor fétido

Por ser un animar nativo no me extenderé mucho en su descripción ¿Quién que ha peregrinado por los llanos nicaragüenses no (o ha visto trotar vagabundo, con su color gris negruzco, su panza sedosa y blanque– cina, su trompa aguda, las pequeñas orejas erguidas y

triangulares, su largo y peludo rabo tendido? ¿Quién no ha oido hab(ar de sus cuevas, de sus madrigueras clavadas en lugares olvidados, bajo la sombría vegeta–

ción tropical, o de aquellos que, no sé por qué, llaman

"coyotes de loma"?

Pero su vida es interesante Cazan solamente de noche, reuniéndose en manadas a veces numerosas,

aunque ordinm ¡amente no pasan de treinta o veinte animales Reunidos así, acrecientan su fiereza alo– cando a veces, impulsados por el hambre, a (os anima–

les de más talla qiJe elfos y' hasta al hombre

Se alimentan de pequeños mamíferos y saben cazar, con gran agilidad, a las gallináceos. Muy hambrientos llegan a comer hasta frutos y bayos No

es, pues, extraña en él la aventuro del zapote que Cuento el apólogo

No hay animal más inteligente que el Coyote en

sus planes de caza y ataque Es de no terminar el repertorio de anécdotas y aventuras que cuehtan nues– tros cazado/es A las aves, como también a otros

animales (y hasta al hombre, dicen) cuando los en– cuentran en los árboles, se cuentan casos en que los marean dando vuelta alrededor del árbol y orinando con frecuencia Siguen al tigre a varios metros de distancia, sin dE>jarse sentir, y cuando éste oculta -después de comer- los restos de su presa entre

hojas y malezas, el/os la descubren y comen sin nin-gún costo .

Innumerables son sus artimañas, donde juega una inteligencia superior la de sus congéneres. La hembra, que da a (uz en mayo o junio, Casi siempre a seis o mós cachorros, cuando han érecido un poco los {(evo al río o arroyo a beber, y el pequeño coyote que debe (amiendo como el /Jerro, es muerto ¡¡imedia–

tamente por lo madre, siendo pe¡donados los que sOr– be¡; el agua como el cabaf(o. Se dice que estos que beben como los perros son después enemigos de ,las manadas, y está probado que se domestican admira– blemente dando uno raza sumamente inteligente al

cruzarse con el perro.

El Coyote-solo, O sea el coyote lejos de la mana–

da es raro, (Ef coyote cuando menos anda siempre apareado), y entonces se torna su figuro en la de un animal bastante inofensivo, arisco hasta lo miedoso,

triste y muy loco Esa tristeza solitaria le da aspecto de bobo vagabundo y ha dado motivo a la leyenda, donde siempre es engañado por el Coneio

A veces por un golpe o herida, otras por enfer– medad, es abandonado o desechado por sus compa– ñeros, entonces el aullido largo y l/orón de los manadas se vuelve en el "Coyote-solo" un perenne y lúgubre grUa mós desesperado y más continuo Sólo, repudiado, le huye

Q todo animal más fuer–

te que él, vaga escondiéndose, pero sin abandonar nunca su gran astucia en la caza. La figura del Ca-

yote-solo comparada con la del Coyote de manada impresiona tanto, sobre todo al alma campesina, que

seguramente de eso comparación -basada en una

apo¡iencia de bobería que no existe en la realidad_ ha nacido el carácter del "tío Coyote"

EL CONEJO

Se distingue el conejo de la fauna nicarogüense del de la fauna eUlopea en la forma más redondo y

chata del rostro También difiere en el color, pues el tipo común del conejo montaraz tiene desde el color

gris cloro hasta el café rojizo, siendo en el espinazo, mós oscuro El color blanco c.asi no se encuentra en

NicalOgua, a no ser algún descendiente de conejos importados que se hoya fugado de( presidio doméstico También su talYlCJño es meno/ De vez en Guando se

encuentran conejos diminutos que son preciosas mi–

niatUlos, debido tal vez, o degeneraciones de (a espe–

cie

El conejo no tiene en su haber natural esa inteligencia que le don los cuentos, pero aparenta te– nerla, y en la vida campesina pasa por un vivaracho

ladrón Sus mañas son tantas, pero por lo mismo fáciles de conocer y contar A ésto se debe que lo leyenda le haga héroe de jugarretas y aventuras bufas donde Siel11Dre se sale con la suya Es de sí simpático Vivaz NérYioso y arisco y solapado Su "viveza de

ralón" le ¡eviste de cielta maldad aparente que en ve/dad sólo es bobería y tontera.

La anécdota de la sandía de la primera aventuro es un episodio casi real El conejo roba la sandía sin que se le note Abre un orificio en la cáscara y por él saca todo el corazón de la fruta

El Conejo --como la avestruz- esconde la Ca– beza tras de las matas cuando ve peligro. El campe– sino lo encuentra y le diCe. "¡Ajá, bandido, ya te hallé escondido!" Y luego se le tendrá por vivaracho, por

ostuto

Es de en los campos que para coger al conejo debe i,' el hortelanb con su muíe; delante Si no, e{

conejo huye Dicen que a la mujer no le tiene miedo pOlque, las faldas no la dejan correr yalcanzarlo. Las pósodas del Conejo qUé he puesto comb ept– lago, dan idea de las muchas que sobre él soro se

cuentan 1311 Nicaragua Las viejas suelen contarlas

al terminar nuestros opófogos, después de la muerte del tío Coyote, como para acentuar y demostrar l/lo malo" que es e{ l/tío Conejo"

LOS OTROS ANIMALES

Los demás animales aue acarecen en los cuentos

y "pasadas" tienen tambi{m fundamento real y todos los caracteres vernáculos con que los reviste nuestro

pueblo TIa TIGRE, cruel, traidor TIa BUEY,

manso, pacífico Lo mismo los otros personajes y

comparsas

LA FLORA

No puede ser más nuestra. Lo sandía, el zapote

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