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30 b -No, no estoy satisfecho con lo que dices, Güe– güence. Don Forcico y Don Ambrosio deben dar un informe cierto a nuestro Cabildo Real si tienes riquezas y abundantes tesoros.
:;¡je.-¿No lo sabe Ud. ya, hábil Gobernador Tastua· nes?
Gob.-No lo sé, GÜegüence.
:;¡je -Entonces, si el amigo Capitán Alguacil Mayor sus– pende, en mi presencia, la música, bailes, cancio– nes y danzas de los Señores principales, Don For– cico dará un verdadero informe al Cabildo Real sobre mis riquezas y tesoros abundantes.
Gob -Hijo mío, Capitán Alguacil Mayor, suspenda en las residencias de los Señores principales la músi– ca, bailes, canciones y danzas; y Don Forcico dará un verídico informe al Cabildo Real sobre esas ri– quezas y abundantes tesoros del GÜegüence. Alg -A sus órdenes, Sr. Gob Tastuanes Ruego a Dios que proteja a los Señores principales y suspéndase la música, bailes, canciones y danzas; y, Don For– cica, dará un verídico informe. (Aquí el Alguacil saca a Don Forcico para que hable con el Gober– nador).
D. For -Ruego a Dios que proteja a Ud. Sr. Goberna– dor Tastuanes.
Gob.-Ruego a Dios por su prosperidad, Don Forcico; está Ud. bien?
O For -Estoy aquí como es debido y ruego a Dios que proteja CI los que lIevCln los mensCljes, o los que tramitan 105 negocios, a los Alcaldes Ordinarios de la Santa Hermandad, a los Regidores, Notarios y depositarios que laboran ya de día, ya de noche, en el Cabildo Real del Sr. Gobernador Tastuanes. Gob ...;....Ruego a Dios por su prosperidad, don Forcico; está Ud bien?
O For.-Estoy aquí como es debido y ruego a Dios que proteja a los que llevan mensajes, a los que tra– mitan 105 negocios, a los Alcaldes Ordinarios de la Santa Hermandad, a los Regidores, Notarios y de– positarios que laboran ya de día, ya de noche, en el Cabildo Real del Sr .. Gobernador Tastuanes Gob -Pues, don Forcico, Ud, va a decirme la verdad sobre la historio que cuento el Güegüence Este di– ce que él es un hombre rico y que tiene propieda– des y hermosas y bellas cosas; en primer lugar, ca– jonerías de oro, cajonerías de plata, doblones de oro, monedas de plata Así, pues dígamelo cla– ramente don Forcico.
D. For -Oh! Válgame Dios, Sr. Gobernador Tastuanes, es corto el día y la noche para contar las riquezas de mi padre. En primer lugar, posee cajonería de oro, cajonería de plata, ropa ele Castilla, ropa de contrabando, estribos con lazos de oro y de pla– ta, que pueden satisfacer al hábil Gobernador Tas– tUanes.
Gob.-No, no estoy satisfecho todavía, don Forcico; es– pero que tu hermanito, don Ambrosio, dará un ve– rídico informe al Cabildo Real sobre estas riquezas y abundantes tesoros.
D. For.-Gobernador Tastuanes, si el amigo Alguacil Ma– yor suspende en las residencias de los Señores prin– cipales la música, bailes, canciones y danzas, mi G
hermanito don Ambrosio, dará un verídico informe. ob -Hijo mío, Capitón Alguacil Mayor, suspenda en
IV
nia guatemalteca Era un bailete "en que danzaban hombres y mujeres alrededor de una pareja que regu– la el movimiento de los demás; el var6n es despreocu– pado y alegre: lleva al desgaire sombrero de tule, tilma sobre el hombro y bajo el brazo una botella Simulan todos, con habilidad y gracia, diferentes estados dioni– síacos" Su adaptaci6n a nuestro Güegüence, (hispani– zándola). es muy comprensible, pues la retirada, según el texto, es a la parranda, ia la gorro! a las botijas de vino que suelen transformarse, para celebrar la come– dia, en botellas de guaro El origen de este último bai– le, según algunos, se encuentra en los bailes rituales indios, cuya música solía acompañar tremendas "beo– deras", como dice Oviedo al referirse, en su famosa y realista descripci6n, al "areyto" celebrado en casa de r\lambí, cacique de Nicoya John Fiske, en su libro "The Discovery of America" trae una copia de una antigua melodía nahuat' para flauta y en una nota hace la com– paraci6n entre dicha melodía y las del Güegüence, co– mentando la monotonía y el triste aire cansado de la música precolombina, cosa que no sucede con la mesti– za Esta melodío citada por Fiske y también por B.\ in– ton, aún se toca en pitos y flautillos, aunque con ciel– tos alteraciones, en los pueblos de Carazo, Masaya y Granada y es un resto vivo de las antiguas influencias nahoas
Respecto a los trajes, el Doctor Emilio Alvarez, en su interesante estudio sobre el Güegüence, dice lo si– guiente: El Alguacil: viste pantalón corto de color, ca– misa común, chaleco y sobre los hombros una copa cor– ta tirada hacia atrás El sombrero, con adorno de flores y de perlas, es de tres picos Lleva una vara con fia– res en el extremo como insignia de su cargo las me– dias son de colol y las zapatillas de hebillas platea– das El Gobernador: El mismo del Alguacil pero más adornado y lujoso Modernamente el Gob. lleva a ve– ces pantalón largo El Güegüence, don Forcico y don Ambrosio: Llevan sombreros de tres picos, forrados con raso y adornados de perlas, piedras brillantes y dora– das la camisa es de seda, el pantalón también de seda, de brillante color, con elásticos arriba de la pan– torrilla El chaleco tiene adornos de oro, con dijes de plata Las medias de seda de color, los zapatos forra– dos con raso y adornos de piedras bl iIIantes Escribano
y Regidor, usan iguales trajes que el Alguacil, en di– versos colores, y zapatillas de hebilla de plata Doña Suche Malinche y las otras dos damas: Van ricamente ataviadas con vestidos de seda de color y bordados Sombreros con muchas flores, adornos de metal y plumas lEn Diriomo y otros pueblos, el vecin– dario suele prestar todas sus alhajas, como cadenas de oro, dijes, perlas, filigranas y sortijas para adornar a las damas, portando a veces éstas, sumas fuertes en oro y alhajas la plofusión de estos colgantes y collares y el tintineo de su sonido al bailar, es uno de los gustos
y lujos del pueblo) los machos: son hombres que llevan las cabezas cubiertas con máscaras de este animal, co– mo se ve en la ilustración Usan vestido corriente y a veces de color negro, colocándose una cola de crin, o cabuya teñida, bajo las nalgas (Nosotros poseemos en nuestro archivo folklórico una de estas máscaras del Ma– cho-ratón]. las mujeres -o varones disfrazados de mu– ier- usan máscara de damas, que se hacen de estopa y de coco o de madera Antiguamente todos los acto-
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