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nantes estuvimos tratando y contratando con él y ya se lo llevó una bola de fuego a mi amigo. Alguacil-Para tu cuerpo, GÜegüence. Acaso me im-portan los dobles?
Güe -Pues, y cómo, amigo Capitán Alguacil Mayor. AlguaciL-Doblones de oro y plata, Güegüence Güe -Doblones de oro y de plata! Pues, hábleme re– cio, que, como soy viejo y sordo, no oigo lo que me dicen; y por esas tierras adentro no se entien– de de redes de platos, ni de pescados salados, ni de quesos duros, ni de dobles, sino de onzas de oro y monedas de plata. Y, vamos, cuánto quie– re?
Alguacil -Todo lo que hubiere en la bodega, Güegüen-ce.
Güü -Todo? Todo? No me dejas nada? AlguaciL-Nada, nada, Güegüence Güe -Ni la caja vacía?
Alguacil.-Ni la caja vacía, Güegüence
Güe -Ya lo ven, muchachos, lo que hemos trabajado pClra otro hambriento
D For.-Así es, talita.
D Ambr.-Así lo mereces, Güegüence embustero Güe -Arre, ya, mala casta. Te comerás tus uñas.
D. Amb.-Las comeremos, GÜegüence.
Güe -Pues, ponga las mClnos: y las dos manos pone el hambrie.nto, y qué buenas uñas se tiene mi amigo Capitán Alguocil Mayor. Si parecen de pel ico lige– ro Ah, una bomba caliente para estas uñas! Alguacil-Para tu cuerpo GÜegüence.
GÜe ..-Pues, tome! Uno, dos, tres, cu<lIro Ah! mi pla– ta, muchachos! Cuatrocientos y tantos pesos le he dado a mi amigo Capitán Alg. Mor, no sabe cued es real, y cual es medio.
Alguacil-Cómo no? Si, entiendo de todo, Güegüen– ce.
Güe -La mitad de este medio hacen dos cuartillos; un cuartillo dos octavos; un octavo, dos cuartos; un
cuart~, dos maravedis; cada maravedí dos blan– cas.
Alguacil -Pues, échelos todos. Güe -Pues, enséñeme.
Alguacil-Pues, yo comprendo bien. Güe -Bueno, pues, enséñeme.
Alguacil -Ruego a Dios que proteja a Usted, señor Go– bernador Tastuanes.
GÜe.-Ruego qlle Dios lo hagg contar, Tastuanes. AlguaciL-Ruego a Dios que proteja a Ud., Sr. Gober– nador Tastllanes.
GÜe.-Ruego a Dios que confunda a Tastuanes. Alguacil.-Eres porfiado, GÜegüence. Has menester una docena de cueros
GÜe.-¿Docena de cueros? Ah, muchachos, nos faltan reatas o cobijones? Aquí el amigo Capitán Algua– cil Mayor nos ofrece una docena de cueros D. For -Si, tatita.
GÜe.-Amigo Capitán Alguacil Mayor, y cómo de qué cueros, de crudía o de gamuza
Alguacil-Averigua mós, sobre ellos, GÜegüence. (Le .. dó dos rejazosl
Gue -Arre ya, con qué, qué bueno! Después que te he pagado me has azotado. Esos no son cueros, esos son azotes.
D Amb -Así lo mereces, Güegüence, embustero.
IV
que gustaban sumamente los oyentes" Si lecordamos las palabras de Don Forcico numerando sus oficios, en– tre los que cita, con aire pr~fético, el de "piloto de al– tUlas", y luego bailando ante el Gobernador Tastuanes
01 son de lo flauta y del violín, no podemos menos que palpar lo coincidencia Otro parecido es también, el de telminar ambas piezas con un mitote o mojigan– ga de todos los personajes Finalmente, la descripción del Pad, e Acosta sobre el escena lÍo indio se acerco mu– cho a la realidad del nuestro Sobre todo en lo diver– sidad de flores frutos y aún animales con que suelen adornar la portada del escenario
En el "Rabinal ach¡" y en todo el teatro indio ple– colombino las mujeres nunca hablan En el Macho-ra– tón se conserva esta costumbre, como también el gusto por los lepeticiones de fiases en el diálogo Además es aplicable a nuestra comedio, la observación de Hen– ríquez Ureña: "las danzas de hombres en troje de mujer provenían de los indios", dato que puede explicarnos porque no tenían parlamento las mujeres en el teatro "Del arte dramático Ide los indios mexicanos y centlo-americanos) -agrega el autor antes citado– los misionelos aprovechaban lo costumbre de levantat grandes escenat ios al aire libre, con arcos de flores, y paisajes llenos de plantas y de animales vivos, la ha– bilidad de los indígenes para simular esfermedades y defectos humanos y poro remedar los movimientos y los voces de los animales; finalmente, los idiomas nativos"
El baile de los machos, con lo imitación del tlote y los corcovas, el grito o relincho -tan popular- del Mo– cho-ratón; el uso del nahualt mezclado al español como diccionario vivo y original enseñanza de lenguas, son elementos arcaicos acogidos por los autores o autor anó– nimo del Güegüence y que en él perviven
En cuanto al protagonista de nuestla obra y del cual toma su nombre, debemos indicar que su figura está
01 roncado de una de las más populares vetas del mcaico teatro indiano, Güegüe, significa viejo El Vieio es el elemento más camón en lo comedia indígena y de su raíz arranco "güegüence", para significar, por anto– nomasia: el farsante el cómico Así, lo voz güegüence tiene la acepción de farsa. Aquí mismo en Nicaragua se bailaba la "danza de los viejos" (baile de los Hue– hues) citada por Brinton y por Brasseur de Bourbourg Todos los datos citados enraizan al Güegüence con la tradición teatral indo-precolombino Pero también sorprendemos en lo comedia-bailete fa claro influencia hispana La poesía y maravilloso frescura de aquel diálogo en que el Güegüence pide licencia y cuento "cuando lo columbló una niña que estaba sentada en una ventana de oro" me parece un soplo de romance– ro, un aire de Gil Vicente, una dulce aparición del teatro preclásico hispano Así también el diálogo burlesco acerco de los damas, una de ellas desechado por don Forcico porque sufre embarazo, tiene mucho de aque– llas famosas crudezas de la pi imitiva farsa española que tanto escandalizaron a los domines puritanos del siglo pasado La fanfarronería del Güegüence que se las pico de rico, los desplantes de don Ambrosio, pare– cen arrancadas de Lope de Rueda, de "El Convidado", del alegle e ingenuo Registro de Representantes. Hispana es también la inclusión de "velancicos" y "corridos" en la representación, aprovechando las cos– tumbre india del canto en escena Asimismo, en el uso
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