Page 120 - RC_1966_11_N74

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-j Pluinas! ¡Ladrón! y querés todavía enredarlo todo

Dios te castigue por robarle al pobre Padre ! El Sargento se acomodó la górrita de G N, le puso la mano en el hombro al indio y le dijo ¡Munós! El Padre ló quedó viendo desde donde estaba -Que me pague mi pollo --gritó El Sargento salió con el indio

-Ya vistes -le dijo- el cura tenía razón Te le rabastes el pollo y lo vas el pagar El indio se quedó viendo al Sargento

-Si no era pollo -dijo

y qué ero, pues? -le preguntó el Sar– gento

-Tal vez araña -dijo el indio Si solo pluma

el a el desgraciado, si figúrese que ami me ha costado engordarlo Flaquito el animalito estaba por eso

es que le digo que no era pollo si era solo plu– mas! y ahora viera Sargento, ya estó bien gor– dito

El Sargento volvió a ver al indio

-Andó pues traele el pollo al Padre, y se lo devolvés

-Bueno -dijo el indio- pero no me había di– cho Ud que mañana que llegue a la dejada del Santo se iba a quedar a comer en mi casa? ah? '

-Ah, es mañana, verdad? -dijo el' Sargento, pensando, y se quedó un ratito óllí donde estaba -Sí es mañana, pues -le dijo el indio són-riendo- y mientras se iba ya caminando para el otro Jada

Entonces el Sargento dio lo vuelta y como estaba lloviendo se fue ligero

EL SULTAN

SULTAN! ¡Sultán!, Amigó, me arreya ese perro? -gritó el muchacho encaramado en la puerta vieja que daba al callejón

I

-Fíu Fíu -lo chifló enseguida

El perro estaba pegado a la pila del corral y pla–

ca, placo, bebía el aguQ con su rosada y larga lengua, descansó un momento y levantando la cabeza se vol– tió para donde el muchacho

-¡Sultán! ¡Sultán! -lo volvió a llamar El peno le meneó la coja y enseguida se volvió a pegar al agua

Los perros bravos de la finca olieron al otro perro que estaba bebiendo en lo pila y se despidieron de donde estaban echados, latiendo El Sultán los vio venir y miedoso pegó un brinco a la pilo subiéndose con el rabo entre las piernas y erizo -Brr, Brr -los gruñó

El muchacho estaba montado en la puerta soste– nido con los pies en las reglas y se empinaba para ver los perros

Uno de los furiosos animales habíá alcanzado a rnorder al Sultán y el pobre dando alaridos alzoba una pata que se lamía .

-j Rafaí! Ei, Rafail! -llamó de adentro el viejo mondador

-Qué fue? -contestó otro muchacho que es– taba por allá legando unos palos

-iTirale unas piedras a esos perros!

-Qué? -le preguntó el muchacho que no le había oído

-¡Que apedriés esos animales! -le repitió Allí donde estaba el muchacho se agachó, pepe– nó un tuco de teja y haciéndose para atrás, les tiró la piedra que fue a rechinar contra la pila El perro dio otro alarido y los perros bravos más se acaloraron El muchacho caminó más para delante, alzó otro piedra más pesada, pero en eso vio al otro muchacho que estaba subido en la puerta

-j fih -le gritó, de tu casa es ese? -señalón-

dale al perro que estaba en la pila -·-Si -le contestó el otro afligido

Y para qué andás trayendo pe'rros? -Es que me vine corriendo un conejo

-j Rafai! -gritó btrovez el viéjO.

-Que dice -te contestó el muchacho. -Que no te dije que callaras esos animales? El muchacho se quedó un ratito pensando y

volviendo a ver al otro le dijo'

-Andate vos para que te siga.

-~Bueno -dijo el otro apeándose de un brinco de la puerta, recogió la gorrita que se le cayó al bajar, caminó para el, cerco, se agachó debajo el último hilo de puós y corrió llamando al perro • -¡Sultán! ¡Sultán!

El perrito se angustió más, solito entre los perros bravos

Cuando el muchacho vio al otro que iba enca–

I rera, entonces se acomodó bien la piedra en Id mono

y se la baló con fuerza al pobre perrito que le dio en el lomo botándolo de la pila y entonces le cayeron en– cima los otros perros

-j Sultán! Sultán -gritó por allá el otro mu– chacho, y se quedó después parado viendo a ver sí divisaba al perrito ' El viejo sé levantó de donde estaba

-¡Bravo León! ¡Bravo León! ¡Jo! -gritó rega– ñando a las perros que entonces dejaron al perrito

El muchacho estaba parado a la orilla riéndose con los perros que hablan revo1cadó al perJ ita

el Sultán se levantó gimiendo, todo lleno de poi. va y se fue arrostrando .

-y de quién es ese perro? -le preguntó el viejo a Rafai

-¡Al saber! -le contestó levantando los hom– bros

El viejo dio la vuelta

Enfrente quedaban unos grandes terrenos arados donde habían sembrado algodón y las largos hileras

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