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-Pues como iba diciéndoles -empezó don Chifo

-Ajó -dijeron todos y se quedaron quietos oyéndolo

-Ha de saber Ud que yo venía padeciendo del hígado Amigo, que ya me traía incómodo el mal Yo con hierbas ¡qué no bebí!, medicamentos del

doctor, todo y como si lo echara en un pozo To-do era que comiera comida pesada, como decir carne de chancho ai no más me venía el dolor, como una estaca aquí al lado derecho, arribita de la cintura Pues en esas días la mujer oyó que habían un cur an– dero muy bueno en Norome Yo para que le vaya decir, yo 110 ando creyendo en ésas, pero todos tos días la mujer -tanteó con el hombre ese - andó velo - qué te cuesta - tal vez te cura-, hasta que al fin me decidí En el nombre de Dios me dije, quién quito Y como también Roque, Roque Rivas, el de lo quebrada del muerto

-Roque Ríos, será -lo corrigió don Chon -Ah, sí miento Roque Ríos es Pues como le iba diciendo, él también estaba mal de los niñones y el hijo de él, el más grande

-Ah, Camilo? -dijo don Chon

-Eso es Camilo Pues 105 tres hicimos el viaje Cogimos el camino de Masaya, pasando pntes por Nindirí y luego hasta la laguna Como a las ocho, por ai, fuimos llegando a la Orilla y como era pues ya larde, entramos a un rancho a pedir posada por la no– che

Dejamos los caballos en el patio y nos acomoda– mos afuera, porque sólo era un rato que íbamos a pa– sar, porque teníamos que salir con la clara Pues ai dejamos las bestias con las albardas y nosotros busca– mos ande anecostarnos

En el rancho éste que le digo, solo había un viejo con cara de loco que tenía un lunar de pelota en la cara y un muchacho medio guanaco grandote el indio, [Jero viera que ajombadote que se veía

El viejo antes de acostarse, empezó a rezar un rosol io con más letanías que espinas tiene un pochote

y todavía el viejo le daba sus vueltas y revueltas con las meditaciones, el pedido a los tres Angeles custo– dias, /0 subida al Monte Carmero y la salve a las ben– ditas ónimas del purgatorio

-Que ni que fuero cura este viejo -me dijo Roque

--Ai dejalo -le dije yo

El viejo pasó toda la noche haciendo cruces para esrantar al diablo El viejo rezaba y el muchacho le rcspondío

-Amigó -le digo yo al viejo- me pudiera ha– c.er el favor de despertarnos muy de madrugada, si es que Ud se recuerda temprano?

-Pierda cuidado mi amigo -me respondió el viejo- yo a las cuatro comienzo el tri_sagiC?;

-Ah, bueno -le dije y comencé o buscar el sueño

i Esh, chocho! -me dijo Roque- todavía tene–

mos que aguantar un trisagio --Ai dejalo -le dije yo

Bueno pues, pasó el tiempo ai ande estábamos

Yo no me dí cuenta, claro, lo cansado que andaba que ande yo me acurruqué era justamente a la orill~

de una canoa vieja ande tenía-él muchacho guanaco su dormitorio dél Pues bien, el muchacho mentado parcl no molestarme se me acurrucó él entre las cani. Has o mí Yo me dormí de vÍaje Quién sabe, qué va saber uno nada Pues viera que cosa, primero al. go de pronto, siento un alumbrón encima de la caro

y juntamente un sonido de campanas, talán, talán talán, talán, pero bien fuerte y todavía alcancé a oí;

el grito de "Ave María Purísima"

Gracia concebida" "Señor Dios todo podero-so" y allá le va el talán, talán, talán que yo ni qué pensar en ese tronce, me espanto todo y qué va uno a saber, verdad? Yo lo primero que hice, la costum– b/e der montado, fue afianzar Jas espuelas y apretar las canillas, haciendo chirriar en la corrida las dos cho– callas y, amigo oigo un grito peor, encima de mí

-¡Ay! ¡Ay! me agarró a mí ¡Suéltenme! ,Suéltenme ¡ j Ay! mi pescuezo ¡Ay tatita me ago–

II Ó el diablo! ¡Ay! i Ayay!

-Qués? Qués? Qués éso? gritamos todos, y al viejo mentado lo vide en camisón que venía gritando con un candil en la mano

-"Ave María Purísima" "Dios Todo Podero-

~o" "Que fuerte venís" "Qué fuerte mi Dios "

y amigo y me percato que yo tenía al mu– chacho ensartado en las espuelas y el indio soreco gritabo .

-i El Diablo! ¡El Diablo Totita! que me agarró aquí, ¡ay!, ¡ay! Vengo yo y pego el brinco en ese alboloto y busco a los demás que los diviso que ya iban desbandados en busca del poste donde habíamos amarrado las bestias y yo también cojo el desguindo -¡Munós! jMunós! -me gritan

Me tiré en el caballo y le echo la rienda y salimos en un solo polvasol

-¡Jo! ¡Jo! ¡Ja! -se rieron

-Entonces perdone que lo interrumpa, -dijo don Chon, colorado y tosiendo de risa- Entonces eso fue lo que me habían contado de la asustada que le dio el Diablo

Q Pitón, el ñeto de don Ursulo? -Pues si, eh, el mismo, ¡ven qué cosas! -dijo don Chilo

-Pues am;go ¡Jo! ¡Jo! ¡Ja¡. Y sabe Ud qué es el día y todavía cuentan lo del Diablo que le aruñó todo el pescuezo al muchacho;:> Y que todo el que pasa por el patio poro entrar el comino se persig– na y reza el "San Silvestre está en la puerta y Son Manuel en el sagrario"?

-iJa! ¡Jo! ¡Jo! -se rieron contentos los hom– bres

-y bueno y el mal del hígado en qué paró? -preguntó don Chon

-Pues quería con un susto, don Chon -contes-tó don Chilo- ahora con los traguitos sin pasarme mucho y teniendo cuidado en las comidas pues ai

vamos

-Cuídese don Chilo -le reconvino don Chon– y deje de andar de Diablo, que ya está viejo, don Chilo

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