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« Previous Page Table of Contents Next Page »dal y con eso tener ya con qué pagar la entrada de 10
función
Así· fue que se dirigieron en sus botes a la cabeza del raudal donde habían llevado a esa hora las prime–
tOS planas
Ya eran como las dos y media de la tarde cuan– do los muchachos echaron el mecate al bote a la orilla del encolochado primero de la canal izquierda del raudal Caía una silampita y se oía el ruido del mo– tor del pequeño remolcador atascado entre unos palos Hicieron dos rolfos con el mecate para que no se les encocora, Manuel Se sentó adelante y Anselmo cogió el gobierno El remolcador estaba en medio de la ca– na' en un lugar donde es más angosto, los muchachos tenían que llegar hasta unos sonsapotes que quedan
u la derecha para que puesto el primer mecate, traerse desde allí sostenida la plano de carga mientras el remolcador pujaba la otra que cala menos, hasta los pi imeros topes
SoltOl on pues la punta del mecate, se empujaron sobre la con entada y entraron decididos en la prime– ra chiflonada, Manuel se sentó a plan y Anselmo metió en el aguo el canaleta hasta la oreja para cal– cularla la profundidad El canalete entró con fuerza y salió flotando y Anselmo entonces estuvo seguro que ya había entrado de boca ¡Al encolochado! --QliIÓ, y entonces arrendaron de costilla, los cogió la otla chiflonada muy bien y salieron disparados has– la los dientones, iustamente para pasar apenitas ro– zando con la piedra de mesa que se veía lamosa bañada siempre por el agua que revienta en espuma– rajes Dieron la vuelta, arrendOlon luego de costado y Anselmo a una señal de Manuel cogió la palanca paro sostenerse mientras ponía recto el bote antes que le diera vuelto uno de los mochos de agua, que era lo más duro que había de pasar hasta que por fin entra– ron en el retenedero que allí se va más fácil y es mu– cho más hondo y entonces ya se fueron con calma jalando abiertos hasta coger la otra chiflonada y caer después en 'a agua arriba, que allí ya es mansito y entonces les gritaron a los otros móríneros que en cuanto se acercaran {es detuvieran e( bote y entonces bajaron la otra punta del mecate, lo enlazaron a los sonsopotes y les hicieron señas a los de arriba para que comenzaran a cobrar con el molinete Eso es todo lo que tenían que hacer, después subieron el bote solo a pura vara y por el otro fado que es más chiche hasta
el tambo de los Galeanos, lo dejaron cerca de la orílla y después salieron alegres Q traer sus reales
Ya eran como las cinco y el sol estaba rojo, rojo, sobre los grandes ceibones que se movían bajo el vien– to En cuanto entró la noche comenzaron los prepa– rativos en la casa de doña Julia cerca de la plaza En esa casa habían conseguido los húngaros dar su fun– ción y todo lo habían arreglado bien, hasta pusieron un biombo pegado a la pared para topar lo cascado El hombre narizón que antes les había hecho la prueba de la naranja a los muchachos en casa de la vieja Rosa Viales estaba allí parado en la puerta y se ocupaba de cobrar las entradas
Anselmo se metió primero y Manuel después Quince reales le pagaron al hombre cada uno por la
entrada a la función La sala de la casa de la Julia ya estaba llena de gente
-Onde nos sentamos? -le preguntó Anselmo a Manuel
-Esperate ~Ie dijo Manuel mientras estaba viendo a vel por donde le echaba el ojo a algún lugar desocupado, aunque a esa hora ya estaba repleto Había muchachos y también gente grande y hasta muchachitos que los traían cargados
-i Qué barbaridad! -dijo una mujer- traer aquí a esas criaturas, pobrecitos, verdad?
Otra mujer que estaba cerca con su hijito en los brazos /el oyó, la quedó viendo y le retorció los ojos Manuel jincó a Anselmo con el codo y se pusie ron o reír
-Allá están los Rujz -dijo Anselmo -Ei, Chepe Luis -le gritó --Qué es? -le contestó el otlO -Ai lugar allí? -Si hom, venite
Anselmo y Manuel se metieron entre el gentío como pudieron
-Sentate aquí -Le dijo el otro muchacho o Manuel Manuel se sentó apartándose a un lado y
llamó a Anselmo para que se acomodara también Anselmo llegó y se sentó a un ladito
El Comandante entró al rato y estaba buscando también donde sentarse, pero allí no más uno de los húngaros salió muy atento de adentro con un tabu– rete y se lo puso para que se sentara Al rato pues, se levantó el telón que era una sábana pegada a los lodos de la puerta con unas tachuelas
Los de la orquesto entraron después y se compo– nían de un muchacho con uno guítarro, otro hombre que tocabo una mandolina y Chemita el sastre que sobaba su violincito
Los músicos comenzaron a tocar aquella vieja vieja cancioncita de "Titina fue a la Guerra" y la gente muy contenta los aplaudió duro
De un lado de la puerta que hacía de escenario salió bailando lo mujercita que andaba con los hún– garos Tenia puesta una batita chinga con vuelos y
se le veían las piernas embijadas de crema
Dio unas vueltecitas y comenzó a cantar acom– pañada de los músicos que hasta se agachaban dán– dote a sus instl umentos Detrás de la mujercita que cantaba venía andando en cuatro patas el hombre de la narizota, y entonces todos comenzaron a reírs~ de la ocurrencia la mujercita se paró en medio del salón y cantó
"Titina, tilina si fue a guerra Titina si ha perdidu tata tari tatará "
y daba vueltecitos y brincos seguida siempre por el otro hombre que andaba agachado detrás de ello
y Titina qué si hizu?- preguntó at público. Los músicos dejaron de tocar en ese instante y enton– ces el hombre que venía detrás de la mujercita se paró
y en seguida gritó - aquí está Titina -.-y se puso a hacer como perrito- ¡guey! ¡guey! ¡guey! Todos
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