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LIBROS Y DOCUMENTOS

PARA LA HISTORIA DE NICARAGUA

JOS!: CORONEL VR'I'ECHO

Poeta e historiador nicllragüense

Es una lóstima que nadie haya intentado escribir todavía lo historia de nuestra historia Yo, 01 menos, sólo conozco, en relación con este asunto, las abun– dantes notas bibliográficos del historiador norteame– ricano Hubert H 8ancroft, diseminadas en los tres to– rnos de su obra, Hislory of Cenital America, publicada en 1890, los que si bien aportan, hasta esa fecha, in– formación valiosa para un joven investigador de fa matería, no pretenden siquiera servir de base para es– tudiar el desenvolvimiento de lo historiografía nicara– güense, y mucho menos para conocer las distintas imágenes que las sucesivas generaciones o grupos so–

ciales y camarillas o partidos políticos se han hecho de la historia de Nicaragua y de su respectivo ppsición en ella Hay, así mismo, una excelente monografía de Carlos Molino Argüello -cuya referencia siento no dar por no tenerla a mono-- que, desde luego, puede ser muy útil en esta investigación y obre el camino poro trabajos más específicos, aunque trata más bien de la manera en que ha sido enseñada la historia de Nicara– gua, que de la forma en que la han concebido {os di– ferentes historiadores o de la imagen que de ella se han hecho, a lo largo del tiempo, los nicaragüenses en general

La !-istoria de nuestra historia, así entendida, es sin duda un trabajo difícil del que no creo puedan es– perarse mayores resultados en nuestras c)rcunstan– cias, mas no por eso deja de ser necesario Es indu– dable que los independizadores de Centroamérica, especialmente los intelectuales, crearon un mito de nuestra historia para justificar o racionalizar lo inde– pendencia y dotarla, como hoy se dice, de una mística ésta mística, naturalmente, se proyectaba hacia el fu– turo, y se fundaba, por supuesto, en los ideales de la independencia Claro está que al decir que los inde– pendizadares crearon un mito, no pretendo dejar la impresión de que lo hayan inventado de una sola pie– za, y en realidad no creo que inventaran nada Se trata, me parece, de un mito falso, ni mucho menos un relato compuesto a bose de invenciones °

datos con– trarios o lo verdad Lo generación de lo independen– cia se limitaba, como es natural a presentgr su propia selección de hechos históricos en la perspectiva inde– pendientista, es decir, solamente un aspecto de la ver– dad histórica y no la historia en toda su compleja rea– lidad No es otra cosa 10 que han hecho las sucesivas generaciones desde la independencia hasta nosotros, ensanchando cada vez más lio sólo nuestro historia, sino también posiblemente nuestro conocimiento e in– teligencia ,de la misma No es otra cosa, por supues-

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to, lo que hacemos nosotros Siempre podemos, por consiguiente, ampliar el círculo La realidad históri. ca total no es, desde luego, conocible para nosotros, °

dicho en otra forma apenas diferente, la realidad histórica no es conocible para nosotros en su totalidad, pero eso mismo significa que el campo de lo historia es tan ilimitado como la posibilidad de encontrar nue– vos hechos o nuevos modos de interpretarlos

En Nicaragua, sin embargo, casi no ha habido condiciones favorables para aumentar y mejorar el co– nocimiento históriCO por la investigación metódica del pasado Así' me explico, en parte por la menos, que el esquema de nuestra historia elaborado por la genera– ción de lo independencia, no sólo haya servido de base o de modelo, por no decir de molde, para todo [o que fuego se ha escrito o enseñado en el mismo sentido sino que aún permanezca prócticamente inalterable ; aun para algunos tenga la categoría de dogma Ese esquema o perfil de la historia --cuyos orígenes y an–

tecedentes, no han sido, que yo sepa, investigados– se impuso pronto a todos, aun a los mismos partidos antagónicos, en todo América, y aun hasta cierto pun– to en la propio España, porque expresaba sobre todo la voluntad de independencia de las naciones america–

nas Hasta ahora es \0 único que sirve de morco ge– neral pora la distribución y entendimiento de los he– chos históricos, porque en cierta manera corresponde a algunos de los cambios fundamentales ocurridos en el istmo nicaragüense a lo largo del tiempo, y por lo menos en eso forma le da cierta unidad y sentido o la historia de Nicaragua Tiene, por otro lado, la ven– taja de que está por encima de la guerra civil o de las historias antagónicas en que los dos partidos políticos tradicionales han dividido la de Nicaragua, aunque no llega a superar lo que había de guerra civil en lo propia lucha por la independencia, y por lo tanto casi sólo se funda en /05 aspectos negativos de nuestro pa– sado Cuando un eSquema de esos se ha generali– zado, es poco menos que imposible sustituirlo o modi–

ficarlo Probablemente los historiadores de mañana presenten nuestro historia vista desde otros ángulos, bajo nuevos aspectos y desde nuevas perspectivos, y so– bre todo con mayor abundancia de datos históricos, pero entre tanto los no historiadores tenemos que ajus– tarnos, hasta donde es posible, al esquema aceptado, tratando sólo de corregir lo que hay en él de tenden– cioso Aun esto último resulta dificil, además de in– seguro, en fas actuales condiciones de trabajo, y lo primero no podrá esperarse mientras no haya mayores

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